El pionero en gerontología Leonard Hayflick nos habla acerca de las causas biológicas del envejecimiento.
Durante la Conferencia Mundial de Gerontología y Geriatría a finales de esta semana en París, entre sesiones dedicadas al Alzheimer, los cuidados de ancianos y la osteoporosis, tendrá lugar una sesión con el provocativo título de “El envejecimiento ha dejado de ser un problema biológico sin solución.” Está organizada por Leonard Hayflick, profesor de anatomía de la Universidad de California, en San Francisco.
Durante los años 60, Hayflick descubrió que las células humanas cultivadas en una placa se multiplicaban un número finito de veces—una propiedad hoy conocida bajo el nombre de Límite de Hayflick. Más tarde, estas células sirvieron para dar impulso a la búsqueda de las células responsables del envejecimiento, y Hayflick, antiguo presidente de la Sociedad Gerontológica de América, es desde aquel entonces conocido por su escepticismo hacia la afirmación de que la longevidad humana se puede alargar significativamente a través de la ciencia.
Hayflick charló con Technology Review acerca de su teoría sobre las causas biológicas del envejecimiento y explicó por qué opina que las investigaciones destinadas a los procesos fundamentales del envejecimiento proporcionarán mejores resultados que el estudio de la enfermedades que el envejecimiento en sí provoca, tales como el Alzheimer y las enfermedades cardiovasculares.
Technology Review: ¿A qué se refiere cuando afirma que “el envejecimiento ha dejado de ser un problema biológico sin solución”?
Leornard Hayflick: Eso mismo es lo que quiero decir. Hay mucha gente en este campo que cree que comprendemos las causas biológicas del envejecimiento, que son las mismas que en el envejecimiento no biológico. Se trata de la segunda ley de la termodinámica. Como todas las moléculas, las moléculas biológicas disipan energía, perdiendo parte de su integridad estructural y capacidad funcional. Nuestros cuerpos tienen una enorme capacidad para repararse, que ha evolucionado para reparar moléculas disfuncionales hasta la maduración reproductiva, después de la cual la acumulación de estas moléculas excede la capacidad de reparación. De otra forma, las especies desaparecerían. La acumulación a lo largo del tiempo de las moléculas disfuncionales conduce a las propiedades del envejecimiento al nivel clínico que todos conocemos.
TR: ¿Así que no significa que haya una solución al envejecimiento?
LH: ¿Por qué íbamos a querer algo así?
TR: Hay gente a la que le gustaría ralentizar o detener el proceso de envejecimiento.
LH: Eso es porque no han pensado en las consecuencias. Nos relacionamos entre nosotros a través de las percepciones en las diferencias de edad, algo que se vería destruido si algunos escogiesen alargar su longevidad y otros no. Las discontinuidades sociales, políticas y económicas que tendrían lugar serían enormes. La gente que afirma querer una longevidad extendida lo dicen en una época de sus vidas en la que la satisfacción vital es mayor. Sin embargo, hasta más tarde en sus vidas no serán capaces realmente de discernir qué momento fue el más satisfactorio. Si tienes ochenta años y decides que quieres extender tu vida en aquel momento en que fuiste más feliz, a los cincuenta, no podrías hacerlo.
TR: Así que no quiere alargar el ciclo vital. Sin embargo, ¿cree que esto sea en teoría posible?
LH: Creo que es muy poco probable. Pongamos como ejemplo algo infinitamente más simple que su cuerpo y el mio: los automóviles. Incluso si pones el coche en el garaje y no lo usas, no va a durar allí para siempre. Al final, envejecerá y se desintegrará. Esta es una ley inevitable dentro de la física. Hay quienes proponen que hay que cambiar las piezas cuando se gastan. Sin embargo, ¿cuándo deja de ser original el diseño original? Reemplazar el cerebro es un problema que no puede solucionarse.
TR: A menudo ha señalado que incluso en el mundo de la investigación, hay una gran confusión acerca del significado del término “envejecer”. ¿A qué se debe esta confusión?
LH: Estos son los hechos. Hay cuatro aspectos dentro de la finitud de la vida: el envejecimiento, la determinación de la longevidad, las enfermedades relacionadas con la edad, y la muerte. El envejecimiento es lo que llamamos un proceso catabólico—la descomposición de las moléculas. La determinación de la longevidad es lo contrario—la reparación o mantenimiento de las moléculas. El envejecimiento se confunde con la determinación de la longevidad. El proceso de envejecimiento incrementa la vulnerabilidad hacia las enfermedades asociadas con la edad. Estos conceptos se pueden distinguir unos de otros y son fundamentalmente diferentes.
TR: ¿Por qué es tan importante que distingamos entre el envejecimiento y las enfermedades que envejecimiento provoca?
LH: No es posible que entendamos la biología fundamental del envejecimiento si estudiamos los procesos de las enfermedades. Al resolver las enfermedades relacionadas con el envejecimiento no descubrimos nada relativo a la biología fundamental del envejecimiento en sí, de igual modo que la curación de las enfermedades de la niñez, tales como la polio y la anemia infantil, no nos dicen nada de nada acerca del desarrollo de los niños.
TR: Entonces, ¿por qué es tan importante investigar los procesos fundamentales del envejecimiento?
LH: Porque los procesos fundamentales del envejecimiento incrementan la vulnerabilidad hacia todas las enfermedades relacionadas con la edad. Es por eso que el cáncer, las enfermedades cardiovasculares, y los derrames, las tres principales causas de muerte en los países desarrollados, se dan en edades avanzadas. El motivo principal de las enfermedades asociadas con la edad implica—casi obliga—a que antes de que podamos entender las causas de las enfermedades asociadas con la edad, sepamos algo acerca de los procesos fundamentales del envejecimiento. Llegar a conocer por qué las células más viejas son más vulnerables a las patologías es una de las cuestiones principales sobre las que hemos llevado a cabo muy pocas investigaciones.
TR: ¿De verdad? ¿Se investiga poco dentro de esta área?
LH: En esencia, menos del 3 por ciento del presupuesto del Instituto Nacional del Envejecimiento, la fuente principal de la financiación principal en este país para las investigaciones relacionadas con el envejecimiento, se dedica al estudio de la biología fundamental del envejecimiento—y estoy siendo generoso con esta estimación que hago. Más del 50 por ciento del presupuesto se dedica a la investigación del Alzheimer. No quiero decir que debamos dejar de investigar el Alzheimer. Simplemente digo que hay una enorme diferencia entre la investigación del envejecimiento en sí y la investigación de las enfermedades relacionadas con la edad. Si de aquí a mañana pudiéramos curar el Alzheimer, añadiríamos tres semanas a la esperanza de vida media de este país.
TR: ¿Si se dedicaran más fondos a la investigación de los procesos fundamentales del envejecimiento, se obtendrían más resultados de la inversión?
LH: Por supuesto que sí.