El descubrimiento, publicado en 'Nature', se enfocará en el tratamiento de enfermedades pero también aspira a encontrar un método de alargar la esperanza de vida humana
Foto: Estos ratones son de la misma camada. Ambos tienen dos años, lo que equivale a unos 65 años humanos. El ratón de la derecha tiene un aspecto más jóven después de recibir un nuevo tratamiento antiedad.
La esperanza de vida de un animal podría prolongarse al eliminar de su organismo las células viejas y cansadas. Esta es la conclusión de un estudio, una primicia mundial, de la Clínica Mayo (EEUU). La investigación, publicados esta semana en Nature, demuestran que los ratones que fueron despojados de sus llamadas "células senescentes" vivieron un 25% más que el resto.
Los resultados describen una posible táctica para tratar enfermedades que incluyen el glaucoma, la artritis y las enfermedades cardíacas, y posiblemente para alargar la vida humana, según el autor principal y biólogo molecular de la Clínica Mayo en Rochester (EEUU), Jan van Deursen.
El estudio ya ha permitido crear la base de una empresa de biotecnología, llamada Unity, cofundada por Van Deursen y la investigadora del Instituto Buck para Investigaciones Sobre el Envejecimiento Judith Campisi, que ha realizado investigaciones similares.
El CEO de la start-up, Nathaniel David, afirma que ya han identificado fármacos capaces de matar células senescentes en animales de laboratorio y que intentarán desarrollar fármacos para enfermedades relacionadas con la edad. En el futuro, espera crear tratamientos que pospongan el envejecimiento.
Este estudio no es el primero que consigue que los ratones vivan más tiempo, aunque sí parece representar la primera vez que el efecto se haya conseguido mediante un enfoque de células senescentes. "Aumentar el ciclo de vida en ratones se ha conseguido de docenas de maneras al cambiar su dieta, administrarles fármacos. Conocemos muchas, muchas formas de hacerlo. Esta es nueva", afirma el biogerontólogo que dirige el departamento de Biología de la Universidad de Alabama (EEUU), Steven N. Austad.
Las células se vuelven senescentes cuando dejan de dividirse. Como los ancianos gruñones que ocupan los bancos de los parques, se quedan en el cuerpo, sin hacer nada en particular salvo adornar su entorno. Según Austad, aunque las células podrían tener algunos efectos beneficiosos, se cree que sobre todo resultan perjudiciales. "Son células que no mueren, sino que se quedan ahí plantadas y excretan todo tipo de moléculas que degradan el tejido", explica.
El descubrimiento del envejecimiento se produjo por accidente, según van Deursen, mientras estudiaba el cáncer en ratones "progéricos" modificados genéticamente para envejecer y desarrollar tumores a un ritmo anormalmente rápido. Lo que encontró fue que si se impedía que las células entraran en un estado de senescencia, los síntomas tempranos del envejecimiento, en su mayoría, se evitaban. "Simplemente topé con algo muy, muy fascinante", afirma.
Ese primer trabajo, publicado en 2011, ofreció pruebas convincentes de una relación entre la senescencia y los síntomas del envejecimiento. Lo que se desconocía hasta esta última publicación de los investigadores era si eliminar células senescentes también pospondría el envejecimiento en ratones normales.
Para demostrarlo, el equipo se apoyó en la ingeniería genética. Creó generaciones de ratones en las que se etiquetó y destruyó toda célula que expresara un biomarcador de senescencia. Cuando los ratones tenían 12 meses, o unos 45 años años humanos, se les inyectó un fármaco que eliminó las células marcadas.
Aunque la edad máxima alcanzada por los ratones no se alteró de forma importante (no se convirtieron en Matusalenes peludos) una cantidad mayor de los ratones tratados llegaron a vivir hasta una edad más avanzada que los ratones sin tratar. Van Deursen dice que los ratones tratados tuvieron un "ciclo vital" mejorado porque fueron sanos durante más tiempo, y parecieron desarrollar el cáncer más lentamente.
Aunque resultaría complicado emplear el método genético en humanos, sería posible desarrollar fármacos para matar células senescentes. Unity está siendo financiada por las empresas de capital riesgo Arch Venture Partners y Venrock, además de la Clínica Mayo y la farmacéutica china Wuxi. La empresa asegura que está analizando si eliminar las células senescentes podría servir para tratar trastornos concretos como el glaucoma, aunque "el sueño mayor es un fármaco que prolongue el ciclo vital", afirma David.
El objetivo final de Unity es que una persona tome un fármaco para eliminar las células inactivas cada par de años. Este tratamiento empezaría a principios de la edad madura, cuando empiezan a acumularse las células senescentes. La empresa no divulgó cuánto dinero ha recaudado hasta ahora, pero, según unos documentos de la Comisión de Bolsas y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés), en 2013 recaudó unos dos millones de dólares (unos 1,8 millones de euros) bajo un nombre anterior, Cenexys.
Puesto que eliminar células senescentes podría tratar un abanico más amplio de trastornos, Unity intentará recaudar y reinvertir grandes cantidades de dinero para llevar los fármacos hasta la fase de ensayos, según el director ejecutivo de Arch Ventures, Robert Nelsen, que ha jugado un papel destacado en algunas start-ups recientes de gran impacto mediático, incluida Juno Therapeutics además de un esfuerzo de 100 millones de dólares (unos millones de euros) por desarrollar analíticas de sangre para detectar el cáncer llamado Grail anunciado este año.
David y Nelsen reconocen que la búsqueda de fármacos antiedad aún no ha dado frutos, con el resultado del fracaso de unas start-ups anteriores como Sirtris y Elixir Pharmaceuticals. Pero la idea sigue siendo irresistible. En 2013, el gigante de las búsquedas por internet Google anunció la creación de una spin-off llamada Calico que investigará cómo vencer al envejecimiento.
Nelsen, que también apoyó a Elixir antes de cerrar, reconoce: "La ciencia no nos acompañaba" hace 10 años. Pero ver los datos nuevos de Van Deursen le proporcionaron un momento de "¡Santo Cielo!" que sugería una manera completamente nueva de tratar enfermedades. "Parece demasiado bueno para ser verdad, lo cual es la razón de siempre avanzar de forma científica", asegura Nelsen, y añade: "Pero me recuerda a esas ideas muy simples que normalmente son las más revolucionarias dentro de la biología".
Aún no está claro por qué los organismos envejecen a distinto ritmo, pero las reglas del envejecimiento no parecen ser fijas. Incluso una especie de almeja puede vivir 10 años más que otra. Por eso, los científicos vuelven una y otra vez a la cuestión de si será posible prolongar el ciclo de vida humana. David explica: "Sabemos que la biología tiene válvulas que pueden ser ajustadas, porque la naturaleza ya lo ha hecho".
Las pruebas de que las células senescentes sean la respuesta distan bastante de ser definitivas, y en parte son contradictorias. Van Deursen dice que los animales en los que las células habían sido eliminadas "son mucho más curiosos y activos que los animales no tratados". Sin embargo, no se observó ninguna diferencia en las otras características que están asociadas con la fragilidad, como la fuerza, el metabolismo de glucosa, la coordinación física general o los recuentos sanguíneos.
Desarrollar un tratamiento antiedad también sigue resultando difícil porque la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) no reconoce el envejecimiento como una enfermedad. Y puesto que los humanos vivimos de media más de 70 años, un ensayo clínico llevaría décadas.
El año pasado, tales obstáculos llevaron a otra empresa, Elysium, una spin-off del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, EEUU) apoyada por varios premios Nobel, a pasar directamente a comercializar un suplemento nutricional en lugar de esperar a las pruebas de que su pastilla realmente ralentice el envejecimiento. Nelsen, el inversor de capital riesgo que apoya Unity, dice que se toma una pastilla Elysium cada mañana.
Unity seguirá un enfoque convencional. En lugar de desarrollar un tratamiento antiedad enseguida, la empresa intentará tratar enfermedades reconocidas, pero con un ojo puesto siempre en revertir los efectos del envejecimiento. "Creo que es mejor estudiar primero las enfermedades, para después comprobar si existen efectos secundarios que prolongarían la vida humana", concluye van Deursen.