Los 'smartphones' pueden predecir los próximos brotes gracias a la geolocalización y la edición genética podría destruir las poblaciones del mosquito portador
El virus del Zika está fuera de control. La semana pasada, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo denominó epidemia "explosiva", y las autoridades de Brasil, el país más afectado por la enfermedad, han reconocido que están "perdiendo la batalla" contra el Zika. La presidenta, Dilma Rousseff, hasta llegó a declarar la guerra contra el Aedes aegypti, el mosquito que porta el Zika. Varios países de la región han pedido a las mujeres que eviten los embarazos hasta que se llegue a controlar la epidemia.
La buena noticia es esta: sabemos combatir a los mosquitos, y nuestro arsenal está aumentando por días. En su declaración, Rousseff anunció el despliegue de más de 200.000 efectivos por todo Brasil para aplicar métodos probados para combatir las poblaciones de mosquitos. Eso incluirá el uso de insecticidas, la eliminación de cuerpos de agua estancada y la educación pública. Estos métodos funcionan: en 1942, Brasil emprendió una campaña para erradicar el Aedes aegypti por todo el país, sobre todo en respuesta a la fiebre amarilla. Otros países de América Central, América del Sur y el Caribe se unieron, al igual que la Fundación Rockefeller en Estados Unidos, y para 1962 Brasil y otros 17 países se habían librado de los mosquitos.
Pero estos métodos requieren tiempo, y el tiempo no está de nuestra parte a la hora de combatir una enfermedad que se ha extendido tan lejos a pesar de sólo haber aterrizado en el hemisferio occidental en 2014. Mientras empeora la situación, varios enfoques tecnológicos pueden ganar favor.
El primero resulta un poco mundano: los móviles. Resultan útiles porque graban los movimientos de los usuarios, y esos datos pueden ser empleados para rastrear los focos de enfermedades y predecir dónde podrían surgir los próximos brotes. La técnica ya se ha utilizado en África en la lucha contra la malaria y en Pakistán contra el dengue - ambas enfermedades portadas por mosquitos como el Zika.
Los mosquitos modificados genéticamente también podrían jugar su papel. Unas pruebas exitosas en las Islas Caimán y Brasil han demostrado que la introducción de mosquitos macho genéticamente modificados pueden provocar el derrumbe de las poblaciones locales. Pero estas pruebas, realizadas por la empresa británica Oxitec, de momento sólo se han realizado a escala de barrio. Ampliar el proceso para cubrir todo Brasil requeriría un enorme esfuerzo logístico para criar y distribuir los insectos modificados.
Después está la opción del gene drive, o genes dirigidos. Esta tecnología recién desarrollada incluye la inserción de genes a un organismo de tal manera que una característica se extienda por toda una población. En teoría, se podría diseñar un gen dirigido a prevenir que los mosquitos incuben el virus de Zika, o uno que elimine toda la especie de Aedes aegypti. Se ha creado un gen dirigido que impide que los mosquitos alojen el parásito de la malaria. Pero algunos investigadores están justificadamente preocupados acerca de la posibilidad de interferir intencionadamente en la selección natural.
Finalmente, resulta poco probable que cualquier método por sí sólo acabe con el Zika de golpe y porrazo. Tenemos posibilidades de ganar la guerra, ya se ha hecho antes. Pero requeriría un esfuerzo del tipo que no se ve desde hace medio siglo, y quizás alguna tecnología puntera.
(Fuentes: Emerging Infectious Diseases, Guardian, Pan American Health Organization)