Tras descubrir que su fuente de agua estaba contaminada, el mejor tratamiento disponible no es aplicable a su caso, ¿qué opción les queda?
Foto: La residente de Flint, Michigan, Angela Hickmon se manifestó delante del Ayuntamiento de Flint el pasado lunes.
Ha sido una catástrofe a cámara lenta. Cuando la ciudad de Flint, Michigan (EEUU), cambió su fuente de agua del Lago Hurón al Río Flint en 2014, los residentes se quejaron casi inmediatamente acerca de la posibilidad de que su agua estuviera contaminada con plomo. Tenían razón, y se volvió a establecer el Lago Hurón como fuente de agua en octubre de 2015. Pero se declaró un estado de emergencia en diciembre, y para finales del año pasado se habían detectado 114 niños menores de seis años con elevados niveles de plomo en sangre.
Por desgracia, son pocas las terapias disponibles para la gente con niveles elevados de plomo. La técnica demostrada consiste en administrarle al paciente un fármaco de quelación, que se adhiere al plomo presente en su cuerpo y permite que los riñones lo procesen.
Desafortunadamente, resulta poco probable que ayude a los niños de Flint. La mayoría de las personas en las que se detectaron niveles elevados de plomo tenían entre cinco y diez microgramos por decilitro de sangre. Un estudio realizado en 2003 demostró que la terapia de quelación no proporciona ningún beneficio cognitivo ni de conducta para niños con niveles inferiores a 44 microgramos por decilitro. Y puesto que los fármacos de quelación pueden aumentar el riesgo de daños renales, su uso está desaconsejado en niños con niveles inferiores a los 44 microgramos por decilitro.
Aumentar la ingesta de calcio e hierro podría ayudar con el envenenamiento por plomo, ya que ambos nutrientes compiten con el plomo por adherirse a algunos de los mismos receptores dentro del cuerpo. El acceso a servicios sociales para niños que presentan síntomas de problemas neurológicos podría ayudar a mejorar los resultados a largo plazo también.
Sin embargo, ninguna de estas medidas llegó a rozar la solución real: prevenir la exposición al plomo desde un principio. El caso de Flint es poco habitual, ya que la gente fue expuesta mediante el suministro de agua. La mayoría de los casos de envenenamiento por plomo en Estados Unidos se produce por la ingesta de trozos y polvo de pintura. Hasta un tercio de los domicilios de todo el país siguen conteniendo pintura de plomo, y los casos de toxicidad por plomo representan un problema constante, especialmente en las comunidades pobres y afroamericanas.
Si la terrible historia de Flint llega a alcanzar un final feliz, quizás se presente en forma de unas renovadas atenciones para un peligro al que nos seguimos enfrentando millones de personas cada día.
(Fuentes: STAT, Wired, Washington Post)