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Biotecnología

Un test de la piel para detectar la enfermedad de Alzheimer

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Un grupo de científicos esperan poder comercializar un test que detecta un marcador inflamatorio en la piel.

  • por Emily Singer | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 18 Junio, 2009

Un nuevo tipo de test capaz de detectar la enzimas disfuncionales en pacientes con Alzheimer—que se encuentran tanto en el cerebro como el la piel—está a punto de comenzar una serie de pruebas clínicas a gran escala. El grupo de investigadores que desarrolló el tratamiento en el Instituto de Neurociencia Blanchette Rockefeller (BRNI), en Morgantown, West Virginia, ha obtenido aprobación de la Administración de Alimentos y Fármacos para probar un fármaco experimental en humanos que logre activar las enzimas—un mecanismo que representa un nuevo método terapéutico contra el Alzheimer.

Durante las pruebas clínicas preliminares, los tests en la piel fueron capaces de predecir con precisión qué pacientes sufrían la enfermedad de Alzheimer. El mes pasado, el BRNI anunció una colaboración con Inverness Medical Innovations, una compañía de diagnósticos médicos con sede en Waltham, Massachussets, que financiará unas pruebas clínicas a mayor escala con miles de pacientes y que son necesarias antes de poder comercializar esta herramienta de diagnóstico.

En la actualidad, el Alzheimer sólo se puede diagnosticar de forma definitiva durante una autopsia. Los médicos diagnostican la enfermedad en los pacientes a través de una combinación de tests cognitivos con los que evalúan las funciones mentales, además de un examen neurológico y escáners cerebrales para descartar otro tipo de problemas, tales como apoplejías o tumores cerebrales. Sin embargo puede resultar difícil distinguir entre el Alzheimer y otros tipos de demencia, especialmente durante la fase inicial de la enfermedad.

“Realmente necesitamos un test de diagnóstico para aquellas personas con discapacidades cognitivas leves y otro tipo de pacientes que puedan sufrir riesgo de desarrollar el Alzheimer, debido a que es posible que se desarrollen terapias en el futuro que ralenticen la aparición o la progresión de la enfermedad,” afirma Sid Gilman, director del Centro de Investigación de la Enfermedad de Alzheimer en Michigan, en la Universidad de Michigan. Si se desarrollase un método para diagnosticar a los pacientes de forma precisa durante la fase inicial de la enfermedad, esto podría ayudar al desarrollo de las terapias porque permitiría a los médicos probrar fármacos experimentales sólo en aquellos pacientes que los necesitasen.

El nuevo test, desarrollado por Daniel Alkon, director científico de BRNI, se enfoca en un grupo de enzimas llamadas PKCs, que están involucradas en el proceso de almacenamiento a largo plazo en la memoria. Tanto Alkon como otra serie de científicos han descubierto que el Alzheimer provoca que un grupo selecto de estas enzimas se vuelva disfuncional, tanto en las células del cerebro como de la piel. (Aunque el Alzheimer está considerada principalmente como una enfermedad neurológica, las investigaciones llevadas a cabo durante la última década han revelado signos de que la enfermedad también se desarrolla fuera del cerebro.) Además, la activación de las enzimas en modelos animales con esta enfermedad hizo que los síntomas se aliviasen, previniendo tanto la pérdida de memoria como la acumulación anormal de proteínas que se da en el cerebro.

Para llevar a cabo este test, los médicos deben tomar una pequeña muestra de células de la piel, que después pasan a ser cultivadas en una placa. Los investigadores añaden una molécula inflamatoria específica llamada bradykinin, que activa a las PKCs bajo circunstancias normales; en caso de obtener una respuesta funcional, el test sugiere que el paciente sufre Alzheimer. Los resultados preliminares de un estudio con 600 pacientes son prometedores: el test logró diagnosticar correctamente a 36 de 37 pacientes que durante la autopsia confirmaron sufrir la enfermedad, así como a otros 5 pacientes cuyas autopsias revelaron que no la sufrían.

El test de Alkon es sólo uno más de entre una serie de nuevos métodos para lograr detectar la enfermedad en su fase inicial. Estos otros métodos incluyen la medición en la sangre y el fluido cerebroespinal de moléculas vinculadas a la enfermedad, así como unos nuevos marcadores utilizados durante la obtención de imágenes del cerebro y que son capaces de detectar signos de Alzheimer, tales como la acumulación de la proteína beta-ameloide—un signo distintivo de la enfermedad. “Algunos de estos tests han logrado separar a los pacientes de Alzheimer de aquellos sujetos normales, aunque la mayoría aún no han logrado comparar a aquellos con la enfermedad de Alzheimer (EA) con aquellos que sufren otro tipo de enfermedades neurológicas, tales como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA),” afirma Gilman.

El nuevo estudio es “interesante y prometedor, pero necesitamos saber qué grado de especificidad va a acabar teniendo,” afirma. “No sería el primer test que salta a las noticias y que después acaba desapareciendo en silencio.”

Alkon afirma que el test de piel es capaz de distinguir entre otros tipos de enfermedades neurológicas, tales como el Parkinson, el Huntington y la enfermedad de los cuerpos de Lewy—un descubrimiento que espera que se confirme durante las pruebas clínicas a gran escala. También espera que se pueda confirmar la capacidad del test para diagnosticar el Alzheimer en sus primeras fases—cuatro años antes de que el paciente empiece a notar problemas de memoria. Los diagnósticos clínicos durante este periodo son muy poco precisos, con cuotas de precisión tan bajas como del 55 por ciento.

Alkon también tiene planes para llevar a cabo una pequeña prueba clínica de un fármaco experimental para el Alzheimer llamado bryostatin, que originalmente fue probado como medicamento contra el cáncer. En bajas concentraciones, el fármaco activa las PKCs. El desarrollo de fármacos que tengan como objetivo las PKCs ha resultado ciertamente difícil, puesto que algunos de estos fármacos pueden promover el desarrollo de tumores. Sin embargo Alkon afirma que ha logrado identificar unas variaciones estructurales en estas moléculas que predicen cuáles de ellas podrían causar tumores. Su equipo ha desarrollado una serie de nuevos componentes activadores de PKC, que espera poder testar finalmente durante la fase de pruebas clínicas.

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