Biotecnología
Los cultivos modificados genéticamente mediante CRISPR llegarán al mercado en cinco años
DuPont ha firmado un acuerdo para tener derechos exclusivos sobre algunas de las patentes con esta técnica de edición genética
Los gigantes de la biotecnología están empezando a adentrarse en la técnica de edición genética CRISPR. Afirman que comercializarán semillas modificadas con esta tecnología para finales de esta década.
DuPont anunció la semana pasada que ha firmado un acuerdo con Caribou Sciences, una spin-off del laboratorio de Jennifer Doudna de la Universidad de California en Berkeley (EEUU), que realizó unos trabajos clave del CRISPR-Cas9. Esta tecnología permite algo parecido a una prestación de búsqueda y reemplazo de las características del ADN.
DuPont dice que ya está cultivando plantas de maíz y trigo editadas con CRISPR en invernaderos y que los campos sobre el terreno empezarán en primavera.
"Hablamos de llevar al mercado los productos dentro de cinco o diez años", dice Neal Gutterson, el vicepresidente de Biotecnología Agrícola de Pioneer Hi-Bred, parte del negocio de 11.000 millones de dólares al año (unos 9.700 millones de euros) de DuPont de químicas y biotecnología de semillas. "Es un plazo condenadamente bueno en comparación con otras tecnologías".
DuPont está probando CRISPR para la creación de una variedad de maíz resistente a las sequías además de una variedad de trigo modificado genéticamente para que se cultive como un híbrido, en lugar de autopolonizarse. Las plantas híbridas son vigorosas, y su rendimiento puede aumentarse por el 10% o 15%
Una lista creciente de tipos de plantas ya se ha modificado genéticamente con CRISPR-Cas9 en laboratorios académicos, incluidas la soja, el arroz y las patatas. El mes pasado, un equipo japonés utilizó la edición genética para desactivar los genes que causan la maduración de las frutas en plantas de tomate.
Como parte de su colaboración, DuPont dijo que ha invertido en Caribou Sciences, una pequeña start-up que tiene los derechos comerciales de los patentes que ha solicitado la Universidad de California en Berkeley de CRISPR-Cas9. Así, DuPont tendrá los derechos exclusivos para esas patentes de cosechas como maíz y soja en caso de aprobarse.
Gutterson dijo que los objetivos de los laboratorios de plantas incluyen la ingeniería de la resistencia a plagas o a la sequía al introducir variantes genéticas beneficiosas de otras variedades de la misma especie. El uso de del cultivo convencional para trasladar estas características puede conllevar años. "Requiere mucho tiempo y el proceso no es tan preciso como nos gustaría", dice Gutterson. "Podríamos acortar mucho estos tiempos".
Actualmente, la mayoría de las OMG son plantas transgénicas que han sido modificados con la adición de genes bacterianos para que envenenen a los insectos o sobrevivan a los herbicidas. Gracias a la biotecnología, el negocio de las semillas se ha aumentado hasta los 40.000 millones de dólares al año (unos 35.200 millones de euros), y empresas como Monsanto, Dow, DuPont y Syngenta han llegado a dominar el mercado. Pero la necesidad de invertir más millones en un cambio radical de tecnología se produce en un momento cuando los mercados de bienes de consumo deprimidos han hecho de la rentabilidad de las semillas de biotecnología algo más incierta.
Gutterson dice que DuPont cree que la edición genética impulsará una nueva oleada de productos y beneficios. "No nos cabe duda de que la edición genómica tendrá un impacto material sobre la proposición de valor", dice. "Creemos que otro ciclo al completo podría surgir de la edición genómica".
La edición genética podría dar paso a algunas creaciones sorprendentes dentro de la agricultura. Por ejemplo, los cacahuetes contienen varias proteínas que causan reacciones alergias. Eliminarlas supone un reto, pero los cacahuetes hipoalergénicos podrían ser posibles con esta nueva tecnología.
Otras empresas, como Cellectis y Dow, ya han empleado formas más antiguas y torpes de la edición genética para desarrollar variedades de maíz y patata (ver Una patata con un solo gen silenciado podría revolucionar los OMG), pero la sencillez del sistema CRISPR podría elevar rápidamente el número, y la novedad, de las plantas que llegan al mercado.
Un obstáculo que podría ayudar a superar la edición genética es que muchas plantas son poliploides, que significa que contienen copias duplicadas de sus genomas – a veces hasta seis, como en el caso del trigo. Pero CRISPR puede ser "multiplexado" para afectar todas las copias de un gen, o para dirigirse a docenas de genes a la vez, como demostraron el año pasado unos científicos chinos con la edición del trigo (ver La edición genética sin transgénesis libra al trigo de una de sus enfermedades).
Las empresas esperan que las cosechas editadas genéticamente puedan estar exentas de la regulación. El Departamento de Agricultura estadounidense ya les ha dicho a varias empresas que no regulará estas plantas porque no contienen genes procedentes de otras especies. Sin embargo, no está claro cómo la Unión Europea o China afrontarán las plantas hechas por los mismos métodos.
"El verdadero problema es lo que vaya a pasar a nivel global", dice Gutterson. "Aquí estamos trabajando dentro del genoma de una especie, con productos que pertenecerán a esa especie. Esperamos que las regulaciones reflejarán el riesgo, y de una manera que facilite buenos plazos".