Las inversiones de capital riesgo siguen siendo escasas, pero la tendencia es al alza.
El explosivo mercado de la energía alternativa, que lleva hundido en el fango desde hace seis meses, está empezando a mostrar signos de recuperación.
Los grupos especializados en hacer un seguimiento de las inversiones en energía alternativa han podido notar un declive sustancial durante la primera parte de 2009. Un informe de Ernst and Young afirma que las inversiones en el sector de energía limpia cayeron hasta los 277 millones de dólares durante el primer trimestre, mientras que durante el mismo periodo en 2008 fueron de 715 millones. Greentech Media informa que durante el primer trimestre se invirtió capital riesgo por valor de 836 millones de dólares en todo el sector verde, una cifra equivalente a los niveles de 2007. Uno de los últimos acuerdos energéticos durante el primer trimestre fue una inversión de 40 millones de dólares, cifra relativamente modesta, realizada por Kosmos Energy, una compañía de explotación de petróleo.
Sin embargo estas cifras son el reflejo de acuerdos llevados a cabo durante el último trimestre de 2008, afirma Erik Strasser, uno de los socios de la compañía de capital riesgo Mohr Davidow, con sede en Menlo Park, California. Straser afirma que a día de hoy “el clima general está mejorando.” Si la economía no empeora, señala que esta mejora debería continuar.
Incluso durante el primer trimestre se dieron acuerdos de especial interés. El informe de Ernst and Young descubrió que se invirtió más de 100 millones de dólares en almacenaje de energía durante el primer trimestre. Desde entonces, se han dado dos importantes acuerdos entre compañías fabricantes de baterías que incluyen 30 millones de dólares para Deeya Energy, que está desarrollando unas baterías de bajo coste y alta capacidad sin metales pesados para su uso en torres de telefonía móvil, y una inversión de 69 millones de dólares por parte de General Electric en A123, un fabricante de baterías en Watertown, Massachussets. Por otro lado, SunPower, que fabrica material fotovoltaico y tiene sede en San José, California, ha reunido 363 millones de dólares mediante la venta de acciones y la emisión de bonos.
A los servicios de infraestructura y de redes eléctricas inteligentes también les ha ido bien. EPS, una compañía que analiza el uso de energía e implementa mejoras en otras compañías, recibió 30 millones en abril provenientes de varios inversores. El director de EPS, Jay Zoeller, reconoce que la tasación de su compañía estaba por debajo del valor que tenía después de su primera ronda de financiación, que se completó en 2007. Sin embargo, afirma que el mercado “va a dar un giro completo.”
Si tenemos en cuenta la venta de acciones de SunPower y las mejoras en la financiación en el almacenamiento de energía e infraestructura, esto nos demuestra que el dinero se está destinando a mercados con un alto potencial a largo plazo, afirma Travis Bradford, presidente del Instituto Prometeo de Desarrollo Sostenible. El mercado tiende a “descongelarse en los sectores menos arriesgados, y los más arriesgados acaban contagiándose,” sugiere Bradford.
Sin embargo existen una serie de compañías especializadas en energías alternativas que no sobrevivirán a esta bajada. Esta semana, las cuatro subsidiarias productoras de etanol dependientes de Pacific Ethanol entraron en bancarrota, como parte de un proceso de reestructuración general que se está dando en el sector de la producción de etanol. Hace dos semanas, GreenFuel Technologies, con sede en Cambridge, Massachussets, y que estaba intentando comercializar algas como fuente para la elaboración de biocombustibles, fue cerrada por aquellos que la apoyaban con capital de riesgo. En marzo, Optisolar, un fabricante de paneles solares que también tenía previsto construir plantas solares, empezó a vender sus activos.
Los observadores advierten que las compañías no deberían esperar un alivio inmediato proveniente del paquete de estímulo económico federal, que tiene reservados alrededor de 60 mil millones para el sector energético. “La ley de estímulo es una oportunidad única,” afirmó Check McDermott, socio general de Rockport Capital Partners, durante una conferencia en la Venture Summit East esta semana en Boston. “No es un programa que vaya a tener una continuación, es un evento único.”
Dennos Costello, director ejecutivo de Braemar Energy Ventures, una firma de capital con sede en Boston, afirma que los capitalistas de riesgo tendrán que descontar el impacto a largo plazo del dinero proveniente del paquete de estímulo. Afirma que aún no está claro como se va a distribuir el dinero. “¿Irá a parar a las mejores compañías? ¿A aquellas que redacten las mejores solicitudes? ¿Las que tengan mejores conexiones políticas? Es muy impredecible,” afirma.
Costello cree firmemente que el énfasis de la administración de Obama en solucionar los problemas energéticos nacionales ha ayudado a que el mercado de inversiones en energía no se haya hundido más aún. Sin embargo afirma que la financiación de proyectos, incluyendo la obtención de préstamos para la construcción de instalaciones de manufactura, sigue siendo un reto. Braemar tiene compañías en su cartera que necesitarán financiación a lo largo de los dos o cuatro trimestres, y Costello opina que los prestamistas potenciales están “empezando a asomar la cabeza.”
A pesar de los problemas del mercado, los capitalistas de riesgo aún sienten atracción por las tecnologías y energías verdes, puesto que consideran que representan un mercado que se mantendrá con fuerza a largo plazo. Dave Power, socio de Fidelily Ventures, afirma que su compañía está interesándose menos por la tecnología de la información para centrarse más en tipos de inversión relacionadas con compañías de tecnologías limpias, particularmente aquellas cuyo objetivo es el de mejorar el rendimiento energético. “Es un mercado enorme,” afirma.