Un grupo de científicos investiga unos métodos más rápidos para generar vacunas contra el virus H1N1.
El temor al virus H1N1 que circula por todo el mundo se ha mitigado un poco durante esta semana, puesto que la aparición de un número cada vez mayor de casos moderados indica que el virus no es tan letal como en principio se creía. Sin embargo, las autoridades sanitarias recomiendan no confiarse demasiado, los Centros para el Control de Enfermedades (CDC, en inglés), en Atlanta, así como otros organismos, están trabajando en la producción de una vacuna: la temporada de la gripe está comenzando en el hemisferio sur del planeta, y allí el virus podría acabar mutándose y ser más patógeno. También es posible que el virus acabara siendo mucho más mortal en una segunda ronda a través del mundo, como ocurrió en 1918 y que acabó con la vida de millones de personas.
En la actualidad, el CDC está cultivando una semilla del virus H1N1—el primer paso para conseguir la vacuna. Este cultivo será distribuido entre los fabricantes de vacunas de todo el mundo, que empezará a desarrollar la vacuna una vez tengan el permiso del CDC. Sin embargo, los métodos actuales para la fabricación de vacunas tienen algunas desventajas: son relativamente lentos y requieren grandes cantidades del virus para hacer que crezcan en los huevos de gallinas. Debido a limitaciones en la capacidad de producción y en el suministro de huevos, los fabricantes se verían obligados a detener o a reducir la producción de las vacunas para la gripe estacional. “Es un sistema muy poco eficiente, y que requiere un plazo de espera de nueve meses,” señala Ted Ross, microbiólogo en la Universidad de Pittsburg. “Necesitamos algo que sea más rápido para sí poder combatir a la gripe porcina.”
Gracias al miedo general desarrollado durante otras pandemias—mayormente a causa de la gripe aviar, mucho más mortal pero mucho menos transmisible—a lo largo de los últimos años se ha producido un gran énfasis en el desarrollo de métodos alternativos para generar vacunas. En 2006, por ejemplo, el Departamento de Salud y Servicios Humanos destinó mil millones de dólares a una serie de fabricantes de vacunas, incluyendo a GlaxoSmithKline, Novartis y MedImmune, para que desarrollaran métodos de producción alternativos. Ahora, por primera vez durante una pandemia activa, los investigadores y las compañías farmacéuticas están utilizando estos métodos para crear vacunas contra la cepa actual incluso antes de haber empezado a utilizar los métodos tradicionales.
Novartis ha desarrollado una vacuna para la gripe estacional que se desarrolla a partir de un cultivo de células, utilizando métodos similares a los que se emplean en el desarrollo de fármacos biológicos y otros productos; ha sido aprobado para su uso en Europa. “La ventaja es que el cultivo celular se puede expandir enormemente,” señala Andrea Gambotto, también desde la Universidad de Pittsburg. “Se pueden hacer cultivos con miles de litros de células, mientras que la capacidad para producir huevos está muy limitada.” En la actualidad la compañía está utilizando ambas tecnologías, la basada en los cultivos celulares y la basada en huevos, para así poder crear una vacuna contra el H1N1. Aunque este formato es mucho más rápido, la capacidad de fabricación basada en células se ve limitada por este nuevo método, afirma un portavoz de Novartis.
A pesar de sus comienzos tan rápidos, “no está claro que vaya a dar tiempo a desarrollar nada nuevo y que esté disponible para la temporada de vacunas del año que viene,” afirma Gary Nabel, director de Centro de Investigación de Vacunas del Instituto Nacional para Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID), en Baltimore. Todo esto se debe a que estas nuevas vacunas tendrán que someterse a numerosas series de pruebas en animales y humanos antes de que puedan lanzarse al mercado. (Este proceso puede que acabe siendo más rápido en la Unión Europea que en Estados Unidos, donde los métodos basados en cultivos celulares ya han empezado a aprobarse para su uso comercial.) Aún así, todos los esfuerzos no serán en vano. Los investigadores consideran el reciente miedo a la gripe como un tipo de prueba ante lo que podrían ser la siguiente cepa potencialmente pandémica, que podría resultar mucho más grave. “Es más bien un ejercicio de investigación para ver con qué rapidez podemos responder a las nuevas cepas de la gripe,” afirma Gambotto.
Por otro lado se están desarrollando vacunas que sólo utilizan algunas porciones del virus, y por tanto es más fácil hacer que crezcan en células. (Los virus intactos a veces resultan tóxicos tanto para los huevos como para los cultivos celulares.) Nabel y sus colaboradores en el Centro de Investigación de Vacunas del NIAID están desarrollando unas vacunas basadas en ADN, mediante la que se utilizan unos trozos circulares de ADN que contienen el gen HA del virus y se hacen crecer en una bacteria. Los investigadores ya han logrado desarrollar una vacuna para el H5N1 mediante este tipo de tecnología; en la actualidad se encuentra en fase de pruebas en humanos. “Podríamos tener una vacuna lista para las pruebas clínicas en dos o tres meses,” afirma Nabel. “Aunque no sabemos si todo esto provocará una respuesta de la misma magnitud como con las vacunas convencionales, o si tendremos que hacer algo para que la respuesta sea mayor.”
Ross y otros colegas están llevando a cabo un método distinto: el desarrollo de partículas parecidas al virus. “Tomamos una serie de genes a partir del virus y los usamos para generar una partícula que se parece al virus pero es incapaz de reproducirse,” afirma Ross. “El sistema inmunitario reacciona, incluso de forma más robusta a como reaccionaría ante una vacuna tradicional.” La ventaja de este método es que se puede generar una vacuna tan pronto como la secuencia viral esté disponible. “Las secuencias del H1N1 ya están en internet, así que es posible generar una vacuna sin tener que acceder al virus mismamente,” señala Ross. “Dentro de pocas semanas tendremos la vacuna lista para ser puesta a prueba en tests pre-clínicos.”
Hay muchos factores desconocidos que afectarán la forma en que se desarrolle la producción de vacunas durante los próximos meses. El CDC aún no ha decidido si comenzar la producción de la vacuna del H1N1 próximamente, o si debería esperar para incluir a la cepa del H1N1 en la vacuna contra la gripe estacional del próximo año. “Estamos trabajando para aumentar la producción de la vacuna contra la gripe estacional para que, si decidimos incluir a vacuna contra el H1N1, podamos hacerlo rápidamente,” afirmó Richard Besser, director de actos del CDC, durante una conferencia de prensa a principios de esta semana.
“Trabajaremos de forma conjunta con la comunidad internacional para lograr entender lo que suceda con este virus durante los siguientes meses, una vez que la temporada de la gripe estacional comience en el hemisferio sur,” señaló Besser. “Esto nos permitirá conocer mucho acerca del virus y sobre cómo cambia, si es posible que aumente su gravedad, y el tipo de medidas que quizá debamos tomar cuando llegue el otoño.” Por ejemplo, si el virus acaba mutándose y siendo más letal, no está claro que una vacuna desarrollada contra la cepa actual para a protegernos contra la nueva cepa.