Unos nuevos métodos de diagnóstico podrían hacer que se redujeran los procesos quirúrgicos invasivos e innecesarios.
Dos nuevos métodos para ayudar a diagnosticar el cáncer de pulmón podrían permitir que los doctores determinen qué pacientes necesitan cirugía, un procedimiento que a menudo resulta altamente invasivo y es potencialmente peligroso. Un grupo de investigadores en la Universidad de Vanderbilt han identificado una serie de bioindicadores moleculares, algunos de los cuales se encuentran en la sangre y algunos en el tejido de las biopsias, que mejoran la precisión de los diagnósticos de cáncer de pulmón a partir de muestras de tejido y sangre de pacientes cuyo diagnóstico sugiera que requieren cirugía. Es preciso llevar a cabo pruebas clínicas a gran escala para determinar el poder de estos tests para diagnosticar a aquellos pacientes de los que no se sepa el estado de su cáncer de pulmón.
El cáncer de pulmón supone un serio problema para los oncólogos. A pesar de que cada año provoca el mayor número de muertes relacionadas con el cáncer en Estados Unidos—cada año se dan unos 215.020 nuevos casos y se producen 161.840 muertes—“no tenemos a nuestra disposición ningún tipo de herramienta que nos permita hacer revisiones o detectarlo a tiempo y así reducir la mortalidad,” afirma David Carbone, oncólogo del Vanderbilt-Ingram Cancer Center, en Nashville, Tennessee. Una vez aparecen los síntomas, el cáncer normalmente ya se encuentra en estado avanzado y es muy difícil de tratar. “Si pudiéramos cambiar esas proporciones ligeramente, estaríamos hablando de salvar 10.000, 20.000, quizá 50.000 vidas,” afirma Carbone.
Para diagnosticar el cáncer de pulmón, los pacientes normalmente se someten a rayos X o a un TAC para así detectar cualquier tipo de tumor anormal en los pulmones. Sin embargo, los TAC de alta sensibilidad pueden detectar pequeños nódulos que puede que sean cancerígenos o no. Los doctores deben decidir si desean operar al paciente, lo que a menudo supone abrir el pecho, u optar por un método más conservador y recomendar otro escáner seis meses más tarde. Un estudio reciente descubrió que una de cada cinco personas diagnosticadas con cáncer de pulmón realmente no lo padecían y fueron sometidas a cirugía sin necesidad.
Este problema puede que acabe acrecentándose muy pronto. Para poder detectar el cáncer de pulmón a tiempo, se está llevando un estudio a nivel nacional mediante el que se pretende determinar si el hecho de someter a los fumadores a los TACs hará que se reduzcan las tasas de muerte. “Si los estudios nos muestran que las revisiones con TAC nos ayudan a detectar los cánceres con antelación, eso provocará que cada vez más pacientes vayan a la consulta de sus doctores con resultados de escáneres difíciles de interpretar,” afirma Pierre Massion, médico pulmonar de Vanderbilt. “Los TAC a menudo dan muchos falsos positivos, así que necesitamos un tipo de test que sea altamente específico.”
Los tumores arrojan células a la sangre o a los esputos, un tipo de signo que, en teoría, los tests no invasivos deberían ser capaces de detectar. Sin embargo, hasta ahora no ha resultado fácil encontrar biomarcadores que puedan ayudar a efectuar un diagnóstico de cáncer de pulmón. “Antiguamente, lo que hacíamos era buscar diferencias entre la sangre de la gente sana y la de los pacientes con cáncer,” señala Carbone. “Hemos tenido cierto grado de éxito, pero no es un método tan específico como nos gustaría que fuese.” Por tanto los investigadores están a la búsqueda de indicadores que sean específicos de las células de los tumores, para después determinar si esos indicadores son detectables en la sangre.
Mediante el uso de una espectrometría de masas para identificar proteínas derivadas de tumores, hasta ahora los científicos han podido identificar una serie bioindicadores bastante prometedores. En un estudio sobre muestras de tejido de alrededor de 100 pacientes, los investigadores descubrieron que al combinar las pruebas de sangre con los resultados de los tests en imágenes se podía diagnosticar el cáncer de pulmón más fácilmente. En un segundo estudio, los investigadores utilizaron una técnica de análisis genético denominada serie de CGH, que es capaz de detectar pequeñas variaciones estructurales tales como copias extra de un trozo de genoma, para identificar una serie de variaciones que se encontraban de forma específica en las primeras etapas del cáncer de pulmón.
Más tarde, los investigadores diseñaron un test de diagnóstico para detectar cuatro de estas variaciones estructurales tan específicas del cáncer. En un estudio retrospectivo de características similares, los investigadores descubrieron que este nuevo tipo de test mejoraba las probabilidades de diagnosticar la enfermedad correctamente. La desventaja de este método, sin embargo, es que requiere que se realice una biopsia para obtener muestras de las células de los tumores, lo cual resulta más invasivo que una simple prueba de sangre.
Massion y sus colaboradores están estudiando los genes que se ven afectados por estas variaciones, para así intentar descubrir qué función tienen estos genes en el cáncer de pulmón. Otro objetivo es poder llegar a identificar bioindicadores que puedan distinguir entre cánceres peligrosos y otros que potencialmente sean menos problemáticos. Algunos estudios revelan que las revisiones a tiempo sirven para detectar cánceres de pequeño tamaño, que los científicos consideraban los precursores de otros cánceres más grandes que se dan en pacientes con cánceres más desarrollados. Sin embargo, los resultados de estos estudios sugieren que “los cánceres detectados con mucha antelación parecen ser biológicamente distintos de aquellos que se detectan más tarde,” afirma Massion. Si ese es el caso, puede que un método basado en esperar y ver los resultados sea más apropiado que la cirugía para este tipo de cánceres de pequeño tamaño.