El nuevo servicio University Pages de la compañía relaciona cada universidad con las empresas y puestos de trabajo que desempeñan sus antiguos estudiantes
Se suele considerar a LinkedIn como una red social para adultos, donde se conectan 259 millones de personas de todo el mundo que ponen sus currículos a la vista de todos. Nunca se pretendió que fuera un paraíso adolescente. Puede que a los padres les guste subir historiales de trabajo que abarcan décadas, pero es difícil que las canguros y hamburgueseras de instituto se animen a documentar sus trabajos a tiempo parcial.
Aquí entran en escena los científicos de datos. Ya en 2011 LinkedIn empezó a repensar cómo quería interactuar con los menores de 18. Lo más probable era que los adolescentes no tuvieran mucho que contribuir a la base de 20 petabytes de información curricular de LinkedIn, pero sí podían convertirse en sus consumidores de datos más ávidos. Específicamente, LinkedIn podría construir una forma de que vieran dónde acaban trabajando los alumnos de distintas universidades, dándoles una especie de salpicadero analítico en el que se vean las probabilidades para su futuro.
Tomando como ejemplo universidades estadounidenses conocidas, como Carnegie Mellon y Purdue, Linkedin tiene datos sobre las carreras profesionales de más de 60.000 de sus licenciados. Esos datos son lo suficientemente grandes como para permitir hacer algunas distinciones fascinantes y muy precisas. Si tecleas MIT, rápidamente te das cuenta de que es muy probable que sus licenciados acaben trabajando en Google, IBM y Oracle. Si escribes Purdue, predominan empresas como Lilly, Cummins y Boeing.
Según el asesor universitario de Cupertino, California (EEUU), Purvi Modi, esta información es una mina de oro para los estudiantes de bachillerato, ya que la mayoría de ellos sólo tienen una idea borrosa de las carreras profesionales que existen. Usando la herramienta de LinkedIn, los estudiantes interesados en especialidades como la energía solar, la escritura de guiones o la fabricación de dispositivos médicos, pueden localizar las universidades que tienen más éxito a la hora de enviar a sus licenciados a esos campos. Modi, que asesora a unos 300 estudiantes cada año, afirma que alrededor del 40% de ellos navegan ahora por esta parte de la base de datos de LinkedIn, que se conoce como University Pages, para obtener información. Algo impresionante, dado que el servicio de rastreo de datos sólo está completamente disponible desde agosto de 2013.
LinkedIn gana dinero de su enorme base de usuarios de dos formas. Los departamentos de recursos humanos legan a pagar hasta 8.500 dólares anuales (unos 6.300 euros) por un acceso mejor a los candidatos, mientras que los miembros pueden adquirir distintos servicios premium que facilitan la navegación por el sitio. Los inversores creen que LinkedIn podría estar creando un cuasi-moniopolio en el mercado global de talentos. Este mismo mes la empresa se ha valorado en 24.500 millones de dólares (unos 18.100 millones de euros), unas sorprendentes 728 veces más que sus ingresos anuales, lo que refleja la creencia de que la red social acaba de empezar a aprovechar el valor de sus inmensas bases de datos.
Esa valoración tan alta también mete presión al equipo de 68 científicos de datos de LinkedIn para construir nuevas herramientas que extraigan valor de todos esos petabytes. Ahora una serie de algoritmos avisa a los departamentos de recursos humanos respecto a "gente que te podría interesar contratar". Otras herramientas avisan a trabajadores inquietos de "trabajos que te podrían gustar". La iniciativa University Pages encaja en este patrón; es una versión desenfadada de "universidades a las que quizá quieras asistir".
Crear la herramienta adecuada para quienes andan en busca de universidad resultó ser sorprendentemente complejo, explica la científica de datos de LinkedIn encargada del proyecto, Gloria Lau. No había ninguna forma fácil de ofrecer listas instantáneas de buenas opciones de universidades porque los adolescentes (y sus padres) no suelen tener claras sus prioridades para empezar.
Lau descubrió que los jóvenes necesitan tiempo para explorar por su cuenta. Al jugar con distintos filtros, los estudiantes que empiezan con intereses generales en un campo como la ingeniería, pueden descubrir subdisciplinas y empleadores que quizá no conocieran para empezar. Un adolescente podría acabar interesándole las carreras en ingeniería mecánica en Tesla o Lockheed Martin, mientras que otro podría ver que es probable que su universidad local dé paso a trabajos en ingeniería petrolífera en Halliburton.
Este método de rebuscar entre tus propios datos es más lento e impredecible que las recomendaciones instantáneas como las que hace LinkedIn a quienes buscan empleo. Desde el punto de vista de la compaía, no es necesariamente malo. Quienes andan en busca de universidad tienden a pasar más tiempo en el sitio, así que pueden ver más anuncios o acabar enganchados a un uso mayor de LinkedIn. Al permitir a los usuarios dar forma a sus propias preguntas, LinkedIn también evita jugar al juego de los favoritos o emitir informes negativos sobre universidades en concreto.
Por el momento LinkedIn no está cobrando ni a los estudiantes ni a las universidades por ninguna de las funciones de University Pages. Pero incluso un servicio gratuito puede ayudar a los objetivos empresariales. La recompensa evidente, explica el director de datos Jim Baer, se puede observar en los datos de nuevos miembros. Los usuarios de LinkedIn crecen un 38% anual, con el crecimiento mayor concentrado en el segmento de los estudiantes y recién licenciados.