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Tecnología y Sociedad

2013: Las mejores noticias empresariales del año

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En 2013 se formó una burbuja en torno a los medios sociales. Pero a otras empresas, países y gente común les costó sacar partido del cambio tecnológico

  • por Antonio Regalado | traducido por Francisco Reyes
  • 02 Enero, 2014

Por Antonio Regalado

Durante 2013, las cotizaciones bursátiles de las empresas de tecnología estuvieron al alza, las adquisiciones de empresas alcanzaron un máximo que no se había visto en 14 años, salieron a bolsa más start-ups que nunca desde el boom de las punto com, y las entusiastas expectativas por el poder transformador de tecnologías como los aviones no tripulados y las impresoras 3D para consumidores comenzó a desafiar la realidad práctica.

Así que antes de acabar el año, era natural preguntarse si se está empezando a formar otra burbuja tecnológica. En noviembre, el Wall Street Journal y otros medios informaron que Snapchat, la start-up social formada hace dos años y que ha logrado beneficios, creadora de una aplicación para teléfonos inteligentes para enviar mensajes que desaparecen rápidamente, había rechazado una oferta de adquisición por 3.000 millones de dólares (2.176 millones de euros).

Pero si bien podría existir una burbuja en los medios sociales, una lectura más real de este año en cuanto al negocio de la tecnología es que algunos han sacado provecho, y otros no. Aunque los rápidos cambios tecnológicos han reportado enormes beneficios a aquellas empresas capaces de sacarles partido, muchas otras tuvieron problemas para seguir el ritmo. Y en algunas áreas, como por ejemplo la tecnología de la energía, una serie de deficiencias a la hora de financiar la innovación ha hecho que hubiera poco soporte para el tipo de avances que la sociedad necesita, y que van mucho más allá de una nueva aplicación para fotos.

A nivel mundial, el cambio más rápido está siendo impulsado por los ordenadores móviles, cuya extensión marca un cambio fundamental en las principales plataformas informáticas del mundo, y está definiendo a ganadores y perdedores con una velocidad asombrosa. A lo largo del año, Microsoft anunció un nuevo liderazgo, Nokia vendió su negocio de telefonía a Microsoft, BlackBerry se acercó un poco más a la bancarrota e Intel tuvo problemas con la disminución de la cuota de mercado, puesto que vende menos chips para smartphones. En términos más generales, la vida útil de todas las grandes empresas podría estar acortándose cada vez más debido a los cambios tecnológicos.

El esfuerzo por mantener el ritmo no se ha limitado a las empresas. Diversas regiones desde Pekín a Las Vegas, pasando por Israel, también compiten entre sí, y nadie quiere quedarse fuera del boom de la tecnología. Todas ven en la vanguardia tecnológica un futuro económico más atractivo. Pero lograrlo no es fácil. Muy pocas ciudades son capaces de crear la masa crítica necesaria para convertirse en centros de innovación. Y las ventajas regionales también pueden perderse. Durante 2013, la ciudad de Detroit, que en su día fue el centro industrial más dinámico del mundo, se declaró en quiebra.

Eso no significa que la innovación automovilísitica haya terminado. Todo lo contrario. El director general tecnológico más célebre del año fue Elon Musk, cuya compañía, Tesla Motors, vendió sus caros vehículos eléctricos alcanzando cifras superiores a los 1.000 millones de dólares (725 millones de euros). Tesla ha desarrollado un enfoque innovador para las baterías y para cargar coches eléctricos que les da un alcance mucho mayor y hace que sean más prácticos. Fisker, su competidor, intentó comercializar un coche basado más en la apariencia que en la mejor tecnología disponible, y finalmente se declaró en quiebra.


Foto: Activistas en San Francisco (EEUU) bloquean un servicio de autobús que lleva a empleados de Google a la sede de la compañía en Silicon Valley.

Los rumores sobre una burbuja de tecnología son más fuertes en torno a los medios sociales. En ese campo, los empresarios pueden, con inversiones que han alcanzado mínimos históricos y un poco de suerte, llegar rápidamente a un público históricamente alto. Hay que tener en cuenta que el tamaño del público de Facebook es aproximadamente el mismo que el de los Juegos Olímpicos por televisión, que hasta hace poco eran el mayor evento mediático mundial. Vivek Wadwha, que colaboró con nosotros contándonos por qué Silicon Valley es tan excepcional, se declara escéptico. Cree que  nuevas empresas como Snapchat y Twitter, que recaudó cerca de 1.800 millones de dólares (1.305 millones de euros) en una oferta pública inicial este año, son parte de una "burbuja que sin duda estallará y dañará el sector de la tecnología". Afirma que el motivo se debe a que estas empresas tienen ingresos poco fiables y ninguna gran ventaja tecnológica sobre sus competidores.

Esa es una predicción bastante atrevida. Durante 2013, Facebook desafió a aquellos escépticos que creyeron el cambio a la navegación móvil acabaría con sus ingresos por publicidad. De hecho, MIT Technology Review fue el primero en informar de que Facebook había resuelto su problema en el ámbito móvil de forma audaz, publicando grandes anuncios que no parecían importarles a los usuarios. A lo largo del año, las acciones de la compañía se recuperaron después del bajón que habían sufrido previamente.

En la Escuela de Negocios de Harvard (EEUU), el experto en capital de riesgo Josh Lerner señala que esta industria también se ha escindido en ganadores y perdedores. Algunos fondos recaudaron más de mil millones de dólares en 2013 para invertir en start-ups. Pero al margen de los resultados generalmente pobres, muchas otras han desaparecido o han sido dejadas de lado, provocando lo que Lerner denomina como "consecuencias radicales para los emprendedores". Por cada start-up social popular, hay una veintena de empresas para las que, según afirma, "la reducción de la cantidad de capitalistas de riesgo activos ha hecho que la recaudación de dinero sea mucho más difícil". La aparición de nuevas estrategias para la recaudación de fondos, como por ejemplo las inversiones colectivas en línea, sólo compensan una parte de estos cambios.

La tecnología energética es un ejemplo de ello. Las start-ups dedicadas a las energías renovables están teniendo problemas después de que el auge de hace unos años acabara siendo un fracaso. Han cerrado tantas empresas de energía solar y baterías que este año dedicamos bastante tiempo a destacar el trabajo de los supervivientes. Aquellos inversores que en su día predijeron la solución al cambio climático se han quedado sin nada que decir. Por el contrario, de lo que se habla ahora es de cómo los proyectos pueden ser financiados con donaciones de famosos como el actor Will Smith. En otras palabras, estos no son negocios sino acciones de caridad.

El tema del éxito y el fracaso afecta a todos. La noticia de negocios más leída en MIT Technology Review en 2013, "De cómo la tecnología está destruyendo el empleo", se centró en el debate sobre si la tecnología está automatizando trabajos de oficina de clase media y haciendo que dejen de existir. Si es así, nos dirigimos hacia un futuro sombrío en el que la productividad se mantendrá en alza pero no el empleo, creando una nueva clase de personas con carencias a los que nos referiremos como los "desempleados tecnológicos".

Mientras tanto, aquellos que han logrado dominar la automatización siguen acumulando fortunas multimillonarias y saboreando la ambición de conquistar el mundo. Amazon, dirigida por Jeff Bezos, ha utilizado la tecnología para dominar el comercio electrónico hasta el punto de que sus ventas hoy día son iguales a las de sus doce mayores competidores en línea juntos. Durante 2013, Google, a la que le sobra el dinero gracias a sus propios anuncios automatizados, parecía creer que ningún mercado estaba más allá de su influencia, ya que anunció una serie de "enormes lanzamientos" tecnológicos en nuevas áreas. La compañía lanzó el Proyecto Loon, un experimento para crear una red inalámbrica con globos, financió una compañía para curar el envejecimiento y más tarde inició una ola de compras de robots para un proyecto hasta ahora desconocido.

Debemos dar crédito a Google por ver oportunidades en un entorno como el actual. Pero el rápido ritmo de la tecnología y la forma en que se concentran la riqueza y los recursos también son algo por lo que preocuparse. En una acción de teatro organizada, en diciembre varios manifestantes comenzaron a bloquear los autobuses privados que transportan a los empleados de Google desde los barrios de San Francisco a su sede, Googleplex. Rompieron ventanas. Usaron amenazas. A los manifestantes les molestaba el aumento de los alquileres y los desalojos en sus vecindarios. Pertenecen al grupo de aquellos que han acabado perdiendo, dejados al margen de la exitosa burbuja tecnológica.

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