Un programa de análisis de voz en una tableta podría ayudar a los entrenadores infantiles y juveniles a reconocer las conmociones desde el banquillo de los partidos de fútbol americano y otros deportes de impacto.

Tras identificar conmociones en boxeadores universitarios en un estudio preliminar, los investigadores de la Universidad de Notre Dame (EE.UU.) pronto probarán la aplicación con aproximadamente mil jugadores infantiles y juveniles. El programa extrae las vocales de una serie de palabras predeterminadas y analiza ese sonido en busca de cambios que pudieran indicar una lesión cerebral.

A pesar de toda la atención que se ha prestado a este tema en los últimos años, las conmociones siguen siendo "una lesión muy poco reconocida", afirma Gerry Gioia, neuropsicólogo pediátrico del Centro Nacional de Medicina Infantil en Washington, D.C. (EE.UU.).

El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés) calcula que puede haber hasta 3,8 millones de conmociones cerebrales relacionadas con el deporte en Estados Unidos cada año; pero como pueden quedar sin diagnosticar, la verdadera cifra de estas lesiones podría ser mucho mayor. La mayoría de las conmociones no vienen acompañadas por una pérdida de conciencia, y la variedad de síntomas puede ser sutil y difícil de localizar. Sin embargo, detectar las conmociones puede resultar clave para los atletas, puesto que los puede colocar en mayor situación de riesgo de sufrir otra lesión. Los problemas de memoria y agilidad mental asociados con las conmociones empeoran con la repetición de las mismas.

"El tema está omnipresente, pero cuando sucede de verdad, no es raro ver a padres y entrenadores confusos respecto a lo que deberían buscar", explica Gioia. Trabajando con el CDC, Gioia ha desarrollado una aplicación de pregunta-respuesta para guiar a los padres o entrenadores a través de los síntomas potenciales de conmoción y qué deben hacer a continuación. Los equipos profesionales y universitarios tienen médicos y preparadores físicos en el banquillo capaces de hacer pruebas cognitivas a los jugadores que han recibido un golpe fuerte, pero los equipos infantiles y juveniles no. La aplicación de Gioia proporciona una lista de señales y síntomas para determinar si un jugador debe parar de jugar e ir al médico.

Los investigadores de Notre Dame querían una prueba para la conmoción a la que no pudieran engañar las respuestas de un jugador que quiere seguir jugando. El estudiante Nikhil Yadav diseñó una herramienta de diagnóstico que solo necesita que alguien hable a un dispositivo móvil, como una tableta.

Estudios anteriores han descubierto que las lesiones cerebrales cambian las características del habla, en concreto con efectos negativos sobre la producción de vocales. Estos investigadores probaron la aplicación por primera vez con 125 boxeadores que participaban en una competición universitaria. Antes de que empezaran los combates, los investigadores grabaron a cada boxeador diciendo los números del uno al nueve como base. Después de competir, los investigadores grabaron a los jugadores diciendo las mismas palabras de nuevo. Analizando distintas características acústicas de los sonidos de las vocales, entre ellas su tono, la aplicación fue capaz de identificar a los nueve deportistas a los que luego se les diagnosticó una conmoción.

"Los resultados preliminares fueron muy prometedores", afirma Yadav. Sin embargo, la prueba no fue perfecta; también identificó conmociones falsas en tres boxeadores. "Eso es poco en una primera fase, pero no queremos que se produzcan falsos positivos", sostiene Yadav. Espera poder afinar la prueba para minimizarlos.

Ahora, Yadav y sus compañeros van a realizar una gran prueba del sistema con jugadores de fútbol americano infantiles y juveniles. Trabajarán con unos mil chavales de entre 10 y 18 años en 20 escuelas y clubs diferentes de Indiana, Illinois, Wisconsin y Michigan. Cualquier conmoción predicha se comprará con diagnósticos médicos.

Si la aplicación demuestra su valor en esta prueba más grande, los investigadores planean convertirla en un producto comercial a través de una start-up llamada Contect.