Aetna busca el ahorro ayudando a la gente a hacer un seguimiento de su salud y su estado de forma.
Una aplicación para teléfono inteligente lanzada esta semana por la mutua de salud Aetna ayuda a los usuarios a hacer un seguimiento de sus propios datos de salud. Con los costes sanitarios siguiendo una línea ascendente, es probable que las mutuas recurran a este tipo de aplicaciones como una forma de promover comportamientos saludables.
En la Cumbre Móvil de MIT Technology Review celebrada en San Francisco la semana pasada, Martha Wofford, vicepresidenta de la plataforma para consumidores de Aetna afirmó que la empresa lanzaría una aplicación llamada CarePass que sirva como portal para la actividad relacionada con la salud de cada individuo y, si este diera su visto bueno, también para su historial médico.
A través de CarePass, el usuario puede introducir un objetivo de salud -caber en sus vaqueros para el mes que viene, pongamos por caso- y recibir sugerencias personalizadas sobre cómo lograrlo. CarePass puede integrar datos de dispositivos de seguimiento portátiles como Fitbit o UP de Jawbone, así como de aplicaciones como MapMyRun; puede tener en cuenta las consultas al médico, las recetas y los historiales de tensión arterial o colesterol. También dirigirá a los usuarios hacia información fiable sobre síntomas y diagnósticos a través de iTriage, un software adquirido por Aetna el año pasado.
Algunas otras aseguradoras, como Kaiser Permanente, están entrando en este terreno, pero Aetna parece estar avanzando más rápido que la mayoría. CarePass, por ejemplo, incluirá APIs, para que los pacientes puedan dar acceso a sus datos a terceros, incluyendo médicos u otros desarrolladores de software, según Wofford.
Ya existen casi 50.000 aplicaciones móviles relacionadas con la salud, que permiten a la gente recoger datos sobre su bienestar e interactuar con médicos y farmacias desde sus dispositivos móviles.
Con todo el sistema de salud de Estados Unidos bajo presión para reducir costes, las mutuas podrían empezar a ofrecer incentivos financieros para quienes comparten voluntariamente estos datos y mejoran su salud y su estado de forma.
Según Wofford, la Ley de Cuidados Sanitarios Asequibles del presidente Obama permite a las mutuas aumentar los denominados "incentivos de bienestar" hasta el 30 por ciento de una prima desde el 20 por ciento que se permitía anteriormente. Así los planes de salud ofrecidos por las empresas podrían presentar "zanahorias" más grandes para que sus empleados fueran al gimnasio o usaran un Fitbit. La ley de Estados Unidos establece que los incentivos se tienen que basar en comportamientos -apuntarse a un gimnasio, por ejemplo- más que en resultados, como perder 5 kilos en vez de uno, explica Wofford. En Europa no se aplican las mismas reglas.
En un principio CarePass se ofrecerá a los particulares. Pero Aetna también planea lanzar un portal para empresas. En él las compañías recibirán datos anónimos y agregados sobre las tendencias de salud generales de sus empleados, sostiene Wofford.
Y cuando los costes sanitarios también aumenten para las empresas, es probable que tengan una actitud más agresiva a la hora de buscar formas de reducir los costes.
"Creo que lo impulsarán las empresas", afirma Wofford. "Vemos a empresas más agresivas, como Safeway, donde conducen los resultados tomando muestras del interior de la boca de sus empleados para ver si están fumando o no". La ley de Estados Unidos estipula que a los fumadores se les pueden imponer primas mayores.
Sin embargo, tener una mayor cantidad de datos no es suficiente para mejorar los resultados de salud. Y además estos datos pueden ser difíciles de usar. Zeo, una empresa que fabricó un dispositivo para el seguimiento del sueño y que fue pionera en este área, cerró hace poco porque los datos que proporcionaban le parecían demasiado complicados a la gente, afirma Wofford. "Si hacemos que sea lo suficientemente práctico, lo que queda por saber es si realmente podremos lograr un cambio en los comportamientos", afirma.