Tecnología y Sociedad
Business Impact: Un nuevo fondo quiere desatascar la financiación de las tecnologías limpias
Jigar Shah demostró que cambiar el modelo de financiación de la energía solar podía servir para generalizar su uso. Ahora está ayudando a recaudar mil millones de dólares para hacer avanzar tecnologías energéticas aún más “infravaloradas”.
Jigar Shah creó un modelo de financiación que ha contribuido al reciente boom de la instalación de paneles solares. Ahora quiere hacer lo mismo para otras tecnologías de energía limpia.
En 2003 Shah fundó SunEdison, una empresa que estableció una forma de construir instalaciones solares para empresas e instituciones que aseguraba acuerdos para la adquisición de la electricidad resultante. Aquella empresa fue adquirida por 200 millones de dólares (unos 150 millones de euros) en 2009. Ahora Shah se ha convertido en socio de un nuevo fondo de tecnologías limpias, Inerjys, que quiere recaudar 1.000 millones de dólares (unos 760 millones de euros) para enfrentarse a lo que Shah considera el mayor obstáculo para reducir las emisiones de dióxido de carbono y el consumo de combustibles fósiles. Defiende que el atasco no se produce en el desarrollo de nuevas tecnologías punteras, como creen algunos inversores. Más bien, según defiende, se encuentra en la búsqueda de "modelos de instalación novedosos” que logren que las tecnologías tengan un uso comercial generalizado.
El emprendedor canadiense Stephan Ouakine, que amasó su fortuna gracias a varias start-ups de telecomunicaciones, fundó Inerjys para hacer inversiones estratégicas en tecnologías limpias. En algunos casos el fondo seguirá la vía tradicional de comprar acciones de empresas, pero en la mayoría de los casos Inerjys piensa seguir un camino menos trillado. Sin hacerse con las acciones de las start-ups de tecnología limpia (o sin aumentar las acciones que ya posea) financiará proyectos específicos, como la construcción de una turbina eólica en alta mar, por ejemplo, a cambio de una parte de los ingresos que genere el proyecto.
“Esta visión está completamente en línea con lo que ha sido mi experiencia”, afirma Shah. “SunEdison no inventó ninguna tecnología. Simplemente pensamos en cómo ponerla en marcha”.
De igual forma, Shah espera que el modelo de Inerjys ayude a disolver otros atascos en el caso de otras tecnologías de energía limpia. En la actualidad, instituciones financieras como Wells Fargo y BlackRock apoyan lo que él denomina proyectos solares y eólicos “aburridos” –el año pasado se instalaron casi 2.000 megavatios de energía solar en Estados Unidos, más del doble que en 2010- pero Shah afirma que, en el caso de conceptos menos habituales, no se arriesgan.
Rentricity, por ejemplo, es una start-up fundada hace nueve años con tecnología de válvulas que produce electricidad aprovechando los cambios de presión en las grandes conducciones de agua. La empresa ya ha instalado tres sistemas y ahora busca por primera vez financiación externa para poner en marcha más. El fundador de Rentricity, Frank Zammataro, afirma que está en conversaciones con Inerjys y otras empresas que parecen interesadas, pero la mayoría solo financia proyectos solares y eólicos mucho más grandes. “¿Existe un hueco en el mercado? Definitivamente sí”, afirma.
Shah sostiene que el modelo de capital riesgo tradicional obliga a los fundadores de empresas de tecnologías limpias a ceder muchas acciones de sus empresas con la esperanza de poder ampliar y comercializar sus descubrimientos. Afirma que eso es una mala solución para todos los implicados: los fundadores se sienten cada vez menos motivados al menguar su propiedad, y hasta ahora el modelo no ha dado a muchas empresas el capital suficiente como para hacer progresos significativos.
En Inerjys Shah quiere centrarse en “tecnologías infravaloradas”, como la de Rentricity. En su último empleo como director general de la iniciativa sin ánimo de lucro para la lucha contra el cambio climático de Richard Branson, Carbon War Room, afirma que ha descubierto cientos de tecnologías en más de una docena de sectores que podrían recuperar las inversiones iniciales en dos años.
Otro ejemplo citado por Shah es Zinc Air, una start-up con sede en Montana que produce una batería de almacenamiento para redes eléctricas basándose en un proceso químico bien conocido que podría ser rentable ya en algunas regiones. El vicepresidente de Zinc Air, Craig Wilkins, afirma que la empresa está evitando pedir subvenciones y avales oficiales, y planea comercializar su tecnología y que esta se defienda por sus propios méritos comerciales. Wilkins es optimista y busca financiación para construir sus primeros proyectos comerciales, pero debe superar la mala reputación asociada con las empresas de baterías tras los fracasos anteriores de otras empresas. Igual que Zammataro en Rentricity, afirma que la aparición de nuevos modelos de financiación para el mercado del almacenamiento de energía -similares a lo que hizo Shah en SunEdison- sería una gran innovación.
Rachel Sheinbein, socia en energía y materiales de la empresa de capital riesgo CMES Capital, afirma que el modelo de Inerjys parece interesante como forma de enfrentarse a un atasco en la financiación de la industria. Pero señala que recaudar dinero sigue siendo difícil en todas las fases del desarrollo, desde el capital riesgo de arranque en adelante, “incluso para las empresas que están haciéndolo todo bien”.