El antiguo secretario del Tesoro de Estados Unidos y presidente de la Universidad de Harvard habla sobre innovación en monedas digitales y pagos móviles.
Larry Summers ha analizado el papel que juega el dinero en la sociedad desde muchos puntos de vista. Ha sido economista jefe del Banco Mundial, secretario del Tesoro de Estados Unidos, y principal consejero económico para el Presidente Barack Obama durante la crisis financiera; sus opiniones dieron forma al esfuerzo de reactivación de la economía.
Da igual que esté en el papel de regulador o de académico –incluso cuando le retrataron como el categórico presidente de la Universidad de Harvard (EE.UU.) en la película La red social-, Summers siempre se expresa con franqueza, autoridad y un grado de convicción que es raro casi en cualquiera, mucho más si se trata de un economista.
Lo que es menos conocido es el hecho de que Summers en el fondo es un tecnólogo. El año pasado se unió a la firma de capital riesgo Andreessen Horowitz de San Francisco (EE.UU.) como asesor especial y forma parte de la junta de Square, una start-up dedicada a crear una moneda en línea.
El redactor de Technology Review Conor Myhrvold se reunió con Summers en su despacho de la Escuela de Gobierno Kennedy de la Universidad de Harvard donde da clase ahora, para hablar de cómo la tecnología cambiará nuestro futuro financiero.
TR: Usted ha afirmado que “cualquiera al que le importe el comportamiento de las economías de mercado debería estar muy interesado en las innovaciones en el campo de la tecnología de la información” ¿Cuáles son las más importantes?
Summers: El cambio hacia el comercio electrónico. Cuando algo crece 1, 2, 4, 8, 16, 32, el hueco entre 16 y 32 es mucho mayor que el que hay entre 2 y 4. La penetración del comercio electrónico y el movimiento hacia plataformas de comercio informático va a tener un impacto cada vez mayor sobre la economía real simplemente por el hecho de que los altos porcentajes de una base sustancial son más grandes que los altos porcentajes de una base muy pequeña.
Amazon y todas las transacciones de compra-venta que tienen lugar en línea tienen un impacto cada vez mayor. También estamos viendo toda clase de industrias que nadie podía ni imaginar hace unos años, construidas en torno a alguna forma de red social, de las que los juegos en línea son solo un ejemplo. Y estamos viendo –y con esto nos adelantamos un poco-, los procesos de comercio cambiando en lo más fundamental, la gente puede almacenar valor en sus teléfonos móviles, pueden aceptar pagos digitales con unos inconvenientes o burocracia mínima.
Ya sea en el desarrollo del comercio electrónico, en las nuevas industrias asociadas con las redes sociales o en una penetración más rápida del comercio electrónico en la economía normal, creo que en todos estos casos la tecnología de la información tiene un impacto creciente.
Un ejemplo de eso es Square, la start-up de pagos lanzada por el fundador de Twitter Jack Dorsey. ¿Por qué decidió unirse a la junta de Square?
Era emocionante. Mire, creo que durante demasiado tiempo la innovación financiera ha tenido que ver con instituciones grandes, con mucho dinero. La innovación de Square es hacer que sea más fácil pagar a un profesor de piano o a un tutor o reducir las dificultades que implica alquilar un vehículo. Me estimulaba la idea de innovación financiera en beneficio del hombre corriente. Me pareció que tenían un producto emocionante y la perspectiva de conseguir que creciera a una escala importante con gran rapidez.
También se unió a Andreessen Horowitz como asesor especial, afirmando que quería contribuir como pensador, no solo como alguien que da acceso a otra gente. ¿Qué ha estado pensando?
He disfrutado de la oportunidad de pensar en cómo los principios económicos de fijación de precios –fijación de precios en relación con el coste marginal, la discriminación de precios- te dan la idea de poner distintas tarifas a distintas velocidades para poder descargarte una película, por ejemplo. Estos principios se retrotraen a la época en que la gente pensaba cómo había que establecer las tarifas de precios para primera, segunda y tercera clase en los trenes franceses en el siglo XIX. La idea de que el mundo siempre cambia pero hay ciertos principios económicos que son atemporales y se pueden aplicar en nuevos contextos es algo que me resulta muy interesante.
¿Cómo de rápido se mueve el dinero ahora en comparación con cuando empezó su carrera?
Cuando yo empecé a viajar, había que llevar cheques de viaje. Si tenías la mala suerte de quedarte sin efectivo, tenías un problema y debías ir a una oficina de American Express y cruzar los dedos. En la actualidad se puede transferir dinero desde cualquier parte del planeta a cualquier otra parte casi instantáneamente. Creo que en general eso es algo positivo. La gente puede ver los precios más fácilmente, pueden actuar sobre sus deseos con más eficacia. Las dificultades y los obstáculos rara vez son buenos.
Pero creo que sí deberíamos estar trabajando en crear sistemas reguladores que sean tan modernos como los mercados, Y, de alguna forma, lo que nos enseñó la crisis de 2008 fue que nuestro sistema regulador no había seguido el ritmo de las innovaciones financieras que se habían dado y eso es algo que debería ser una prioridad para todos los que trabajamos en el mundo económico y financiero en el futuro.
Un ejemplo de innovación financiera es un sistema de moneda llamado Bitcoin, que es una forma de convertir el dinero en algo digital sin la intervención de una autoridad central. ¿El dinero puede existir sin las políticas gubernamentales y monetarias?
Conceptualmente, el dinero puede existir sin una autoridad central. Estados Unidos solo tuvo un Banco Central en 1913, y antes de esa fecha ya éramos un país con una economía que funcionaba. También hay empresas privadas que emiten algo que se parece mucho al dinero, por ejemplo el Crimson Cash aquí en Harvard o los cheques de viaje de American Express.
Bitcoin es una de las muchas tecnologías innovadoras que buscarán deshacerse de los obstáculos y proporcionar servicios a la gente. A priori se pueden dar argumentos a favor sobre cómo funcionará muy bien y también puedes mostrar preocupación. Y creo que lo que hemos aprendido de las nuevas tecnologías es que hay que sentarse y esperar a ver qué pasa en el mercado. Todo el mundo pensó que la nueva Coca-Cola iba a ser mejor que la vieja Coca-Cola y arrasaría en el mercado, y el antiguo director general de IBM Tom Watson creía que en el mundo solo había demanda para 10 o 12 ordenadores. Y también creo que la historia te enseña que en realidad no puedes predecir qué clase de innovaciones acaban adoptándose a gran escala.
¿Qué significa la palabra 'dinero' para usted en 2012? ¿Está cambiando la definición ahora que está convirtiéndose en algo más digital?
El dinero es un medio de cambio y un almacén de valor y creo que siempre lo ha sido. Y la verdad es que hace mucho, muchísimo tiempo que el dinero ya no es contante y sonante. La mayor parte del dinero son depósitos de un tipo u otro en bancos. Creo que muchos de los principios básicos que subyacen en el concepto de dinero que manejan los economistas –que si creas demasiado subirán los precios, por ejemplo- en realidad se mantienen constantes aunque cambie la tecnología.
¿Cree que nuestro sistema financiero ha quebrado?
Creo que no hay ninguna duda de que quebró. Si no, no hubiéramos tenido la crisis financiera que tenemos desde 2007, que aún está dando coletazos. Creo que la nueva legislación aprobada por el Congreso para reformar la regulación financiera representa una serie de cambios de largo alcance en cómo se regulan el dinero y el sistema financiero. Gran parte de esa regulación se ha dejado en manos de las autoridades, que tendrán que ir desarrollándola con el tiempo, así que creo que nos hallamos en medio de un cambio sustancial en la regulación de las prácticas financieras y me parece que eso es algo bueno.
Necesitamos un sistema que sea tan moderno como los mercados. Las instituciones pueden cambiar lo que tienen, pueden cambiar sus perfiles de riesgo mucho más rápido que antes, y eso significa que deben ser vigiladas mucho más estrechamente. También significa que quizá no podamos centrarnos tanto en cuál es su perfil de riesgo en un momento concreto, sino en cuáles son sus sistemas para gestionar el riesgo. Y no cabe duda de que la gestión de riesgo es uno de los campos que más van a crecer en la próxima década o las próximas dos décadas.
En una entrevista que le hicieron en 2007, tras dejar la presidencia de la Universidad de Harvard, afirmó “Quiero pasar esta próxima fase de mi vida comprendiendo el mundo con la mayor precisión posible y después pensar qué implicaciones tiene ese conocimiento”. Han pasado casi cinco años, ¿qué es lo que más le ha sorprendido de lo que ha aprendido?
Bueno, en aquel momento no pensaba trabajar en el Gobierno de los EE.UU., apagando fuegos financieros bastante graves. Creo que yo he –bueno, que todos hemos- aprendido que la economía de mercado es más frágil de lo que nos habíamos dado cuenta, que si bien la mayor parte del tiempo se autorregula hasta cierto punto, como un termostato, -por ejemplo, cuando hay un exceso de oferta baja el precio y se restaura el equilibrio- las economías a veces son, quizá dos o tres veces cada siglo, autodesequilibrantes y la metáfora se convierte más en una avalancha que en un termostato.
En esos momentos se necesitan intervenciones rotundas del Gobierno y es lo que intentamos proporcionar en 2009. Evidentemente nadie está completamente satisfecho con cómo va la economía, pero si se observan los seis meses desde el otoño de 2008 a la primavera de 2009, muestran un deterioro de casi todas las estadísticas económicas más rápido que el que se dio en la Depresión, los seis primeros meses después del crac de 1929. Y desde luego el resultando no tiene nada que ver con cómo estaban las cosas en la primavera de 1930 y eso es un reflejo de las fuertes medidas políticas que se pusieron en marcha.