Tal vez llegue el día en que un brazo robótico con forma de serpiente asista a los soldados cuando los retiran del campo de batalla.
Los primeros 30 minutos después de una herida en el campo de batalle son gravísimos: es cuando ocurre el 86 por ciento de las muertes debidas al campo de batalla. Antes de asistir a los heridos, los médicos de las líneas de avanzada tienen que ubicar rápidamente al herido y sacarlo del campo de batalla, a menudo bajo una lluvia de balas. Esto puede tardar minutos cruciales, como así también que los médicos sean blancos de los proyectiles.
Ahora, los investigadores de la Carnegie Mellon University (CMU) están desarrollando tecnología para echarles una mano (literalmente) a los médicos de los campos de batalla. Howie Choset, un profesor asociado de robótica en la CMU, ha creado un brazo robótico con forma de serpiente equipado con varios sensores que pueden evaluar el estado del soldado. El robot se puede controlar con medios inalámbricos a través de un joystick, para que un médico en una clínica remota pueda movilizar al robot a cualquier punto del cuerpo del soldado para evaluar sus heridas mientras se lo transporta a un lugar seguro. La flexibilidad del robot, semejante a una serpiente, le permite maniobrar dentro de lugares estrechos para que, en caso de un herido que no pueda sacarse inmediatamente del campo de batalla, el robot pueda realizar una evaluación médica inicial dentro del campo.
Choset y sus colegas han estado fabricando “robots serpiente” desde hace más de 10 años, mejorando los alcances del movimiento y flexibilidad, como también minimizando el tamaño total de varios prototipos. En el pasado, el grupo diseñó robots para misiones urbanas de búsqueda y rescate, y han trabajado con la Ford Motor Company para crear robots serpiente para pintar los chasis de los automóviles con mucha precisión. El equipo armó una startup recientemente a fin de comercializar una de sus últimas tecnologías, un robot que potencialmente puede realizar cirugías cardiacas.
Actualmente, el equipo está colaborando con el Telemedicine and Advanced Technology Research Center (TATRC) del Ejercito de los Estados Unidos para integrar el brazo robótico a la camilla de alta tecnología del ejercito llamada Sistema de Asistencia Vital para Traumatismos y Transporte (LSTAT). La camilla es esencialmente una unidad de terapia intensiva portátil, con un respirador artificial, un desfibrilador, y otros controles fisiológicos, y actualmente se usa en posiciones en Irak y Afganistán. Los médicos pueden poner al herido en la camilla y curar las heridas valiéndose del equipo de a bordo.
“Tiene todos estos sensores a bordo para que podamos realizar un diagnóstico preliminar para salvar la vida de la persona. El problema radica en que los sensores están fijados a la LSTAT, y tendrías que moverlos a mano, y si le disparan a alguien y vas allí para ayudarlo, serías un blanco fácil. Así que queremos automatizar todo el sistema, y mover los sensores mediante el robot sobre el paciente mientras se los saca del campo de batalla”, dice Choset.
Él y sus estudiantes crearon un brazo robótico muy articulado que consiste de muchas articulaciones móviles, que le brindan al robot la flexibilidad de las serpientes. Cada articulación tiene dos grados de movimiento que, trabajando en conjunto, le permiten al robot flexionarse, retraerse y girar en distintas posiciones, algo muy semejante a una serpiente viva.
Dado que es imposible que una persona controle simultáneamente todas las articulaciones de la serpiente, el equipo desarrolló software para tener un control preciso sobre los movimientos del robot a través de un joystick. En las pruebas de laboratorio, los investigadores pudieron guiar al brazo montado con una cámara exitosamente, lo guiaron de un lado al otro del esqueleto utilizando el joystick y observaron las imágenes resultantes en la pantalla del ordenador móvil.
Choset le fijó varios sensores fisiológicos al brazo robótico, incluso un detector de dióxido de carbono y oxígeno para comprobar si la persona respira. Dice que el robot también puede llevar una máscara de oxígeno y, si se lo conecta al respirador artificial incorporado a la camilla, se la podrá manipular sobre la boca del soldado y darle oxígeno, sin la ayuda de un médico.
En el futuro, Choset espera agregar un componente de ultrasonido al robot para que pueda examinar rápidamente al soldado para buscar señales de hemorragias internas. Su equipo está colaborando con los investigadores de la Georgetown University para desarrollar una sonda de ultrasonido para incorporarla al brazo robótico. Para realizar el ultrasonido, Choset dice que el robot necesitaría una cierta cantidad de fuerza y delicadeza para que pueda determinar cuánta fuerza aplicar para que la sonda haga contacto con la piel. Sus estudiantes y él piensan explorar el desafío robótico en el futuro, junto con otras aplicaciones para el robot en forma de serpiente.
Sylvain Cardin, una científica senior de robótica médica en el TATRC, sugiere que pueden surgir otras aplicaciones militares para el brazo robótico. “Podría estar sobre un vehículo pequeño que mandas al campo de batalla, y el médico podría cuidar al paciente desde un lugar remoto. Así que podrías estar bajo fuego y enviar al vehículo con el brazo en forma de serpiente, y podrías cuidar del herido sin mostrarle a todo el mundo que estamos cuidando a un herido”, dice Cardin.