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Biotecnología

La inyección de células madre en el corazón podría detener el dolor de pecho crónico

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Las primeras investigaciones sugieren que el tratamiento funciona mediante la promoción del crecimiento de vasos sanguíneos.

  • por Karen Weintraub | traducido por
  • 11 Julio, 2011

Varios pacientes con dolencias en el pecho difíciles de tratar dijeron sentirse mejor, y poder hacer ejercicio durante más tiempo, después que un equipo de médicos inyectase células madre extraídas de sus médulas óseas en el corazón, según un nuevo estudio publicado en Circulation Research.

La investigación en fase inicial sugiere que las células fueron capaces de ayudar a sanar diminutos vasos sanguíneos dañados que a menudo se quedan al margen de procedimientos como la angioplastia y la implantación de stents coronarios, afirma el investigador Douglas Losordo desde la Universidad de Northwestern.

Losordo lleva buscando desde hace más de una década formas de reparar el corazón utilizando las propias células madre del paciente. Él no es el único científico dedicado a esta búsqueda,pero sí el único que utiliza una célula madre en particular, denominada CD34+, que se cree que logra promover el crecimiento de los vasos sanguíneos.

Richard Lee, cardiólogo del Brigham and Women's Hospital en Boston y director del programa cardiovascular en el Harvard Stem Cell Institute, afirma que la investigación de Losordo es novedosa gracias a su uso de este tipo de células, y porque el objetivo de su tratamiento es un grupo de personas a las que la medicina no ha logrado ayudar hasta ahora.

La Asociación Americana del Corazón estima que 850.000 estadounidenses sufren episodios persistentes de dolor en el pecho, una afección conocida como angina refractaria, que no se alivia con medicamentos, angioplastia o la colocación de un stent. Al comienzo del estudio de Losordo, los 167 participantes sufrían 20 o más episodios de dolor a la semana, y de tal gravedad, que tenían que dejar lo que estaban haciendo. Seis meses después de empezar la investigación, los pacientes que recibieron una dosis baja de células madre sufrieron cerca de siete ataques por semana de promedio, mientras que los que recibieron un tratamiento con placebo sufrieron once.

Los pacientes con dosis bajas también fueron capaces de tolerar el ejercicio durante más de dos minutos adicionales al final del estudio en comparación con su tolerancia al comienzo, mientras que el grupo de placebo pudo soportar poco más de un minuto adicional.

Mediante la extracción de células CD34+ de la médula ósea del paciente, su amplificación y su inyección directamente en la parte dañada del corazón, según señala Losordo, se logra dar pasos naturales que los cuerpos de estas personas podrían no estar equipados para realizar debido a la afección. En los estudios con animales, se encontró que las células fueron reclutadas naturalmente por el corazón después de una lesión para ayudar a reparar el tejido dañado. Su investigación sugiere que secretan factores de crecimiento y moléculas inmunes.

"Estas células parecen representar uno de los mecanismos naturales para ayudar a reparar el tejido dañado", afirma. "Lo que estamos haciendo es tomar un mecanismo de reparación preprogramado y simplemente tratar de aprovecharlo en pacientes que hayan sufrido daños a lo largo de una gran cantidad de años o décadas".

Lee elogia la naturaleza del trabajo de Losordo. "Creo que este es un estudio prometedor, porque se ha realizado de forma muy cuidadosa y porque esta población de pacientes puede encontrarse muy incapacitada", afirma Lee.

Sin embargo, ofrece tres razones para la cautela. En primer lugar, los pacientes del grupo con placebo del estudio también mostraron mejoras. En segundo lugar, aunque el procedimiento parece generalmente seguro, los corazones de los pacientes emitieron una enzima que suele ser generada cuando se producen daños. Y en tercer lugar, los pacientes que recibieron una dosis más baja de células madre tuvieron resultados igual de buenos o mejores que aquellos que recibieron una dosis más alta.

"Eso realmente implica que en realidad no sabemos lo que está pasando", afirma Lee. "Queremos analizar la dependencia de la dosis. Si es la dosis más baja [la que es más eficaz], entonces nos debemos preguntar, ¿podemos bajarla más y obtener el mismo efecto? ¿Hemos pasado por alto el beneficio real?" Otras terapias celulares para el corazón sufren el mismo tipo de deficiencias, señala Lee.

Losordo espera comenzar la fase final de ensayos clínicos en un grupo mayor de pacientes a finales de este año. Ya han dado comienzo ensayos utilizando células CD34+ para ayudar a restablecer vasos sanguíneos en personas con riesgo de amputación y en pacientes con obstrucciones de las arterias en las piernas.

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