Girls Garage combina arte, herramientas eléctricas y STEM (acrónimo en inglés de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas)
Emily Pilloton-Lam no creció en un ambiente con alguien especialmente mañoso, pero se pasaba horas y horas al aire libre construyendo casas en los árboles con troncos y palos: "Era más una pensadora espacial y física", afirma. "Crear espacios y cambiar mi entorno fue una de las primeras formas en que empecé a dar sentido al mundo".
Tras estudiar arquitectura en la Universidad de Berkeley (California, EE UU) y luego en la Escuela del Instituto de Arte de Chicago (EE UU), se dio cuenta de que el mundo tradicional de la arquitectura no era para ella. "Descubrí muy rápido que no trabajo bien en un cubículo, ni para un jefe, ni sin llegar a construir las ideas que empezaron en un papel delante de mí", explica.
Siempre volvía a lo que la había enamorado de la construcción: trabajar con las manos y con otras personas en proyectos importantes. Así que, en 2008, con 26 años, fundó Project H Design, una organización sin ánimo de lucro que se convirtió en Girls Garage en 2013, para dotar a jóvenes del poder personal y de las herramientas para construir el mundo que quieren ver.
Los sectores de la arquitectura, la ingeniería y la construcción son conocidos ser muy lentos innovando. Aunque Girls Garage no trata de empujar a las estudiantes hacia los oficios, Pilloton-Lam explica que ayuda a impulsar el cambio en la industria de la construcción a través de sus alumnas y sus proyectos: "Me encanta la idea de que la 'vieja guardia' se sorprenda cuando ven una obra de Girls Garage compuesta solo por mujeres: jóvenes y mayores, de todas las razas e identidades. Me entusiasma pensar que una alumna nuestra de 21 años sea la ingeniera de un proyecto multimillonario en Silicon Valley y que el equipo de trabajo tenga que responder ante ella. Creo que la innovación ocurre cuando la gente se ve desafiada (o a veces obligada) a reexaminar sus suposiciones sobre quién está a cargo de qué y quién debe hacer qué".
Según Pilloton-Lam, construir en Girls Garage "no consiste tanto en elegir un camino futuro [como en convertirse en] un creador, un constructor, un activista y un joven con aptitudes tanto técnicas como de liderazgo que puedan aplicar en cualquier parte". Dicho esto, cientos de estudiantes han acudido a Girls Garage para cultivar o descubrir su amor por las industrias que conforman el entorno construido. Algunas de ellas han cursado estudios universitarios de ingeniería civil y arquitectura o programas de aprendizaje o certificación en soldadura. "La idea de que estas jóvenes llegaran a Girls Garage como alumnas de cuarto y quinto curso y ahora estén en espacios y salas y lugares de trabajo como un tipo diferente de líder es muy gratificante", cuenta.
Este año, la organización celebra su décimo aniversario trasladándose a un espacio nuevo y más grande (1.500 metros cuadrados, el doble que antes), que le permitirá impartir más clases, emprender proyectos de construcción aún mayores y ampliar el número de participantes. Para Pilloton-Lam, la mudanza "simboliza algo muy prometedor": que nuestros estudiantes "son los autores y constructores del tipo de mundo que todos queremos ver, y tienen el espacio y el apoyo para hacerlo realidad".