Tecnología y Sociedad
Así influyen en los resultados electorales los fans del K-pop en todo el mundo
BTS Army y otros fans del K-pop utilizan las estrategias promocionales de estos grupos para fines políticos
El 19 de diciembre de 2021, menos de un mes antes de las elecciones presidenciales de Chile, Constanza Jorquera, investigadora asociada del Centro de Estudios Coreanos de la Universidad de Santiago de Chile (Chile) temía que el futuro de su país y sus propios derechos estuvieran en peligro.
José Antonio Kast, candidato derechista y ex congresista de 55 años, había ganado la primera de las dos rondas de votación en una plataforma que abogaba por recortar impuestos corporativos, construir un muro fronterizo para disuadir a los inmigrantes, restringir al aborto y anular al matrimonio homosexual y al Ministerio de la Mujer. Kast hizo comparaciones con Donald Trump y Jair Bolsonaro, entonces presidente populista y de extrema derecha de Brasil.
Los analistas advirtieron que las elecciones podrían llevar a Chile a una espiral de colapso político y económico tras varios años de revueltas políticas, similares a las que habían respaldado el ascenso de Bolsonaro.
"Tuve un ataque de pánico, de ansiedad, este fascista iba a ganar", admite Jorquera, tenía que hacer algo, y pensó: "¿Qué tengo? A los fans de K-pop".
Jorquera, quien ahora tiene 33 años, es una especialista de la cultura pop coreana y también una Kpoper, el término que describe a los fans de la música K-pop, un género pegadizo que destaca por su coreografía y actuaciones elaboradas. Este se originó en Corea del Sur en el año 1992 y, desde entonces, explotó en todo el mundo a través de bandas como Girls Generation, EXO, BTS y Blackpink.
En Corea del Sur, estos grupos de K-pop o ídolos actúan semanalmente en programas de televisión, luchando contra otras bandas para ganar atención mediática. Los fans hacen campañas online para sus artistas favoritos e investigan cuántas reproducciones de Spotify, visualizaciones de YouTube, ventas de álbumes o menciones en redes sociales necesita un grupo para que una canción encabece las listas de éxitos o gane un premio. También llevan mucho tiempo realizando donaciones a organizaciones benéficas, a menudo para conmemorar el cumpleaños de un ídolo, el aniversario de un grupo o el lanzamiento de un álbum, pero tanto los artistas como los fans han evitado en gran medida la política.
Jorquera creía que podía movilizar esta misma dedicación para influir en el resultado de las elecciones en Chile. Así reunió a otros cinco fans de Twitter y su círculo social para movilizarse, no en torno a una nueva canción sino a Gabriel Boric, antiguo líder estudiantil y candidato de la izquierda con 36 años, Boric se postulaba contra Kast.
A tres semanas de las elecciones, los recién organizados Kpopers for Boric lanzaron campañas digitales, organizaron eventos de desarrollo comunitario y realizaron campañas de información para los votantes. De esta manera, atrajeron más votos para Boric al implementar las tácticas aprendidas durante años al realizar campañas online para sus ídolos musicales favoritos.
"Los fans del K-pop son ciudadanos globales. Tenemos el poder de hacer que los ídolos y grupos sean populares. Deberíamos usar ese mismo poder para nuestros asuntos y causas políticas", opina Jorquera.
En 2020, los fans del K-pop en EE UU ocuparon los titulares cuando reservaron entradas para uno de los mítines de Donald Trump y luego no se presentaron, dejando al presidente frente a un auditorio casi vacío. Durante los disturbios civiles en EE UU después de que un policía de Minnesota asesinara a George Floyd, BTS donó un millón de dólares a Black Lives Matter. Su fandom, o grupo de aficionados conocido como BTS Army, igualó la donación en 24 horas.
“Los fans del K-pop son ciudadanos globales. Tenemos el poder de hacer que los ídolos y grupos sean populares. Deberíamos usar ese mismo poder para nuestros asuntos y causas políticas”.
Los fans también han frustrado los intentos de los supremacistas blancos de difundir discursos de odio en Twitter, bloqueando el hashtag #WhiteLivesMatter con GIFs y memes de K-pop. Cuando el Departamento de Policía de Dallas (DPD, por sus siglas en inglés) pidió al público que enviara vídeos de los manifestantes a través de una app, los fans la bombardearon con vídeos de sus ídolos y esta app debió eliminarse por "dificultades técnicas".
Esto sólo en EE UU. En todo el mundo, los K-poppers han organizado actos de resistencia civil, a menudo, haciendo campaña contra el avance de regímenes cada vez más autoritarios. Los fandoms han aprendido a utilizar sus habilidades digitales de manera rápida y eficaz para abogar por el cambio social y perseguir objetivos políticos.
¿Cómo se organizan los fans del K-pop?
BTS comenzó siendo un equipo basado en el hip-hop y se convirtió en un éxito pop mundial, evocando comparaciones con los Beatles. BTS Army, el acrónimo de Adorable Representative M.C. for Youth, es un fenómeno sin precedentes en su alcance e influencia.
Resulta difícil medir el tamaño del fandom, pero algunas estimaciones calculan entre 50 y 100 millones de personas. Army es, por ejemplo, del tamaño de Alemania, el grupo de fans más grande del K-pop. Fue tan poderoso como para convertir a siete jóvenes coreanos que cantan y rapean en la banda más comercializable del mundo en menos de una década.
Cuando BTS debutó en el año 2013, Big Hit Entertainment, su sello independiente, no podía costearles el camino al éxito de la industria coreana del entretenimiento convencional. Así que superaron a los guardianes del establishment de los medios de comunicación al acudir a las redes sociales. Sin la presión de una empresa consolidada, pudieron desafiar las tradicionales estructuras de poder con sus letras. En canciones como No More Dream y Baepsae (Silver Spoon), atacaron al sistema educativo coreano y criticaron las estructuras sociales neoliberales de Corea por disminuir las oportunidades y fomentar la desigualdad socioeconómica.
"La gente necesita himnos, y BTS tiene muchos himnos", asegura Jorquera.
Las canciones y declaraciones públicas del grupo instaban a la tolerancia, la igualdad y la diversidad. Ese mensaje resonaba entre los fans del K-pop que, en su mayoría, son mujeres, personas del colectivo LGBTQ+ y racializadas, u otros grupos históricamente marginados.
Los fans también se sintieron atraídos por la amistad y las relaciones entre los propios miembros de BTS. A diferencia de los grupos de K-pop formados a través de las discográficas principales, que proyectaban una imagen de perfección, BTS era sincero, sus miembros mostraban sus vidas y peleas diarias a través de retransmisiones en directo que podían durar horas. Nadie más ha construido relaciones tan cercanas con los fans, y su presencia online significó que el grupo cuidaba a esos fans en todo el mundo.
En el año 2022, el grupo anunció que se tomaría un descanso para que sus miembros pudieran centrarse en sus proyectos en solitario y cumplir con el servicio militar obligatorio de Corea durante los siguientes dos años. Pero hasta ahora, los fans se han mantenido leales, apareciendo para transmitir, comprar y apoyar ese trabajo en solitario. Con siete carreras individuales despegando, es posible que el fandom continúe creciendo.
Aunque BTS Army es el fandom más grande en cuanto a número, otros grupos fans del K-pop participan en actividades sociales y políticas similares. Jorquera, cuyos grupos favoritos son BTS y EXO, resalta que Kpopers for Boric era una coalición de fans del K-pop que siguen a diferentes grupos.
Los chilenos utilizaron lo aprendido de otras campañas exitosas del K-pop: cómo crear publicaciones virales en redes sociales, organizar eventos para construir una comunidad y conectar a las personas en torno a un interés común. También utilizaron iconografía familiar para los fans del K-pop. Cada grupo de K-pop tiene un logo, cada fandom tiene un nombre y una barra de luz especial que cambia de color o muestra mensajes sincronizados con la música a través de Bluetooth. Algunos grupos también tienen un color determinado, por ejemplo, el de BTS es morado. Kpopers for Boric creó un logotipo para el político y adoptó el verde como su color característico.
Los fans chilenos utilizaron imágenes de sus ídolos del K-pop en las campañas de redes sociales para ganar tracción. Enviaron un Uber a la sede de la campaña de Boric para entregar una tarta decorada con la cara del candidato, un llavero Koya con un koala animado que representa al líder de BTS, RM; así como tarjetas fotográficas de Boric inspiradas en el K-pop. Además, lo documentaron todo en un vídeo de TikTok que se difundió y obtuvo 387.000 me gusta.
Mientras tanto, organizaban eventos en cafeterías, imprimieron 200 fundas para tazas de café con códigos QR vinculados a webs con información para votantes, y Boric comenzó a incorporar el K-pop en sus vídeos de campaña. El grupo incluso organizó traslados para los votantes el día de las elecciones.
En diciembre de 2021, con una participación electoral récord, Boric fue elegido como el presidente más joven de Chile. El candidato electo había prometido cancelar la deuda estudiantil, gravar a los ricos, reducir los costes de atención médica, revisar el sistema de seguridad social del país y luchar contra el cambio climático. Después de las elecciones, Jorquera pensó: "Dios mío, lo logramos".
No fueron solo los K-poppers, reconoce la investigadora: "Todos usaban lo que más les importaba para apoyar esta campaña".
En Brasil, donde el K-pop es muy popular, los fans de BTS utilizaron tácticas similares para llegar a los fans apolíticos. El grupo Army Help the Planet se formó originalmente para luchar contra el cambio climático, pero centró su atención en inscribir a votantes antes de las elecciones presidenciales de octubre de 2022. Al inicio de su campaña de inscripción de votantes, los jóvenes de entre 16 y 17 años (para quienes votar es opcional, aunque obligatorio para la mayoría de ciudadanos mayores de 18 años) votaban menos que en los últimos 30 años.
Cuando el concierto Permiso para bailar de BTS en Seúl (Corea del Sur) se transmitió en las salas de cine en marzo de 2022, Army Help the Planet entregó 4.000 tarjetas de votación con la temática de BTS a los espectadores de todo Brasil, con un código QR que dirigía a la campaña y los sitios de inscripción para votantes. Un mes después, el grupo proyectó las letras de BTS en vallas publicitarias en seis ciudades. Incluían frases como "Si lo que ves en las noticias no es para ti, no eres normal" y "El mañana vendrá y somos demasiado jóvenes para rendirnos".
La campaña ayudó a nivel récord a aumentar el número de jóvenes que se inscribieron para votar. En octubre, Bolsonaro fue derrotado en su intento de reelección por Luiz Inácio Lula da Silva, expresidente de izquierda.
Para Jorquera, el mensaje es claro: "La gente tiene el poder de cambiar unas elecciones, y debe saberlo. Todo eso es gratis, no se necesitan recursos. Lo que hace falta es la solidaridad".
No todo son éxitos
Sin embargo, las campañas políticas lideradas por el K-pop no siempre han triunfado.
En julio de 2022, en una sala de conferencias en la Universidad de Hankuk (Seúl), tres investigadores universitarios filipinos hablaron sobre los esfuerzos de BTS Army para apoyar a Leni Robredo en la reciente carrera presidencial en Filipinas. Robredo perdió ante Ferdinand Bongbong Marcos Jr., cuya campaña también usó imágenes y memes de BTS, con un resultado devastador para los tres ponentes.
Allison Anne Atis, investigadora de la Universidad de Filipinas en Dilimán, resaltó que podría acabar "etiquetada como roja" o simpatizante comunista, y sufrir la persecución por parte de la administración de Marcos al dar esa charla. Pidió a la audiencia: "Por favor, no elijan a un dictador en sus países".
Incluso las campañas exitosas del K-pop tienden a centrarse en lograr un resultado específico en vez de alentar la participación pública durante un largo período, señala Tom Carothers, miembro de Carnegie Endowment for International Peace en Washington (EE UU). Eso limita su impacto. "Su punto fuerte es su capacidad para llegar a un gran número de personas a bajo coste. Su debilidad es que solo intentan que los ciudadanos hagan una cosa muy discreta en un momento concreto", explica Carothers.
Pensé en Atis y en sus colegas cuando estaba en Busan, Corea del Sur, en octubre para un concierto de BTS. Durante los días previos a la que muchos pensaban que sería la última actuación del grupo, al menos por un tiempo, fans de todo el mundo llegaban a esta ciudad costera luciendo etiquetas de equipaje, insignias y sudaderas con capucha de BTS de los conciertos anteriores. Hablé con fans de Alemania, India, Indonesia, Australia, Japón y EE UU. El espectáculo fue gratuito, pero muchos no tenían entradas, ya que 100.000 personas habían llegado a Busan para un concierto con capacidad para 50.000.
Fuera del concierto, hablé con tres fans de Filipinas y les pregunté sobre las recientes elecciones. Los tres eran seguidores de Marcos y no les parecían apropiadas las campañas que mezclaban la política con el K-pop.
Una semana después del concierto, fui a Magnate, la cafetería propiedad del padre de uno de los miembros de BTS. Me ofrecí a tomar una foto de tres mujeres, todas ingenieras de 30 años que vivían en Singapur y estaban en una peregrinación BTS a través de Corea del Sur. Eran de Myanmar, antigua Birmania, pero no podían regresar a su país porque habían sido marcadas como partidarias de la democracia por la junta militar que ahora está en el poder.
Cuando sus otras dos amigas se unieron para tomar tarta y té, las mujeres me contaron todo sobre su vida en el exilio y cómo BTS las había ayudado a sobrellevar la depresión. Para los cumpleaños de los miembros de BTS, organizan eventos con otros fans para enviar dinero a orfanatos, centros de mayores y al partido democrático en Myanmar.
Al igual que otros fans que entrevisté, estas mujeres indicaron que no eran partidistas y no querían mezclar su amor por BTS con la política. Solo querían la democracia.
Después, pensé por qué me habían hablado tan abiertamente, sabiendo que era periodista. Dejaron que grabara la conversación, y respondieron a todas mis preguntas, a pesar de haber sido señaladas por el Gobierno de su patria.
Llegué a la conclusión de que la respuesta era BTS. Como todos estábamos en esa cafetería en particular en Busan, compartíamos el amor por la banda y, por lo tanto, una lingua franca.
Anteriormente, Jorquera me había explicado: "La razón por la que nos unimos a los ídolos del K-pop es global. Compartimos la misma lucha. Tal vez podamos usar esa experiencia para tener más empatía en todo el mundo".
Soo Youn es una periodista independiente que trabajó en Reuters y ABC News y colabora regularmente con el Washington Post, The Guardian y NBC News.