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La Vida Social de los Routers

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Cómo un experimento sociológico de la década de los 60 podría ser la clave de un mejor funcionamiento del Router en Internet.

  • por Erica Naone | traducido por Rubén Oscar Diéguez
  • 10 Diciembre, 2008

Al igual que una carta antigua, los datos que se desplazan por Internet generalmente siguen un camino predecible. Sin embargo, como Internet sigue creciendo, los expertos empezaron a preocuparse debido a que los protocolos que determinan la ruta no pueden lidiar con el aumento de tráfico. Por eso, a medida que los investigadores buscan soluciones nuevas, algunos se inspiran en el famoso experimento social que convocó a personas para que enviaran una carta utilizando solamente un círculo de amigos.

Durante muchos años, los routers de Internet utilizaron un estándar conocido como border gateway protocol (BGP) para diseñar la ruta que utilizan los datos. El BGP exige que cada router almacene una lista de domicilios de red, conocido como "tabla de ruteo", que le indica adónde enviar los paquetes de información (basado en el panorama completo de la red). Pero a medida que aumenta la cantidad de máquinas conectadas a la red, las tablas de ruteo se hacen más largas y requieren actualizaciones más frecuentes, reduciendo potencialmente la velocidad del tráfico. Un punto de fricción importante para el protocolo BGP es que cada vez que cambia una parte de la red, cada router debe procesar una actualización.

Ahí es donde podría echar una mano el estudio del sociólogo Stanley Milgram. Milgram condujo un experimento en los años 60 que sirvió para elaborar la famosa teoría de “los seis grados de separación”. Milgram le dio a los voluntarios la tarea de enviar una carta a un extraño, enviándola a amigos o conocidos que podrían estar un paso más cerca. Milgram midió la cantidad de escalas que hubo entre el emisor y el destinatario, y halló que el promedio era de 5,2. (El término “seis grados de separación” fue creado después por el dramaturgo John Guare.)

En el año 2000, inspirado por el trabajo de Milgram, Jon Kleinberg, un profesor de ciencias de la computación de la Universidad de Cornell, en Nueva York, creó un modelo matemático para routear información a través de cualquier tipo de red. Kleinberg dijo que se basó en que Milgram “demostró no sólo que había caminos cortos en las grandes redes sociales, sino también que las personas, que operaban sin una visión global de la red, podían hallarlos eficazmente”.

Ahora, la investigación de Marián Boguñá en la Universidad de Barcelona y sus colegas, sugieren que el enfoque podría aplicarse a redes reales, incluso al sistema de routeo en Internet. En un estudio publicado recientemente en Nature Physics, Boguñá y su equipo sostienen que el estudio de Kleinberg y otros, puede aplicarse a redes reales y podría usarse, específicamente, para diseñar un protocolo que permitiría a los routers hacer un seguimiento sin estar tan al tanto de la información de la red, y así reducir el tráfico.

Boguñá dice que la clave yace en identificar bits de información “ocultos” que podrían ayudar a los routers a decidir adónde enviar un paquete. Las personas del experimento de Milgram utilizaron dicha información para entender cómo debían mandar las cartas. En vez de pasárselas a un amigo al azar, identificaban criterios tales como la profesión de la persona. Eso significaba que podían acercarse un paso más al destinatario. El estudio de Boguñá y sus colegas se centra en identificar y explotar la información oculta en otro tipo de redes. En el caso del routeo de Internet, la ubicación física del router, o el último tipo de información que pasó por ahí pueden ser claves útiles para enviar información al destino final sin conocer toda la estructura de la red.

Kleinberg dice que el estudio es “un enfoque muy elegante para explorar las estructuras subyacentes que posibilitan la navegación en redes reales”. Agrega que “las técnicas del grupo de Boguñá, tienen el potencial de informar un tipo nuevo de estrategias de routeo en las cuales la información global se reemplaza por estrategias locales que tienen una métrica oculta”.

Sin embargo, Jon Crowcroft, un profesor de sistemas de comunicación de la Universidad de Cambridge, R.U., advierte que, si bien el grupo de Boguñá hizo un buen trabajo al aplicar los modelos teóricos de Klinberg, es demasiado temprano para decir si el enfoque funcionará o no. Crowcroft expresa que: “Observando dentro de la realidad, existen otras limitaciones adicionales”, tales como las exigencias de determinadas aplicaciones. No obstante, Crowcroft cree que “vale absolutamente la pena explorar” esta dirección y dice que quisiera ver cómo los investigadores intentan realizar algunos experimentos en el mundo real.

Boguñá mismo admite que su estudio es muy preliminar. Dice que el próximo paso sería identificar cuáles de las “métricas ocultas” se pueden utilizar para el routeo por Internet. Pero Boguñá supone que descubrir esto podría llevar varios años.

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