El mercado financiero es capaz de proyectar las grandes innovaciones de la tecnología y el futuro del mercado laboral. Gianfranco Ferrari, CEO de Credicorp, explica la forma en la que la transformación digital impregna las acciones del 'holding', así como su impacto social
La innovación marca el ritmo de las nuevas finanzas. El pasado mes de enero, al mismo tiempo que el Banco Mundial publicaba su informe de Perspectivas Mundiales, en Perú, Gianfranco Ferrari asumía el puesto de Chief Executive Officer (CEO) de Credicorp, el principal holding de servicios financieros del país y uno de los más relevantes de América Latina.
Tras atesorar más de 25 años de experiencia en esta compañía, el ejecutivo se pone al frente de la entidad en un momento realmente trascendente en lo que a innovación se refiere. "La tecnología y las herramientas digitales han conseguido romper viejos paradigmas", indica el ejecutivo, quien conoce bien cómo esta transformación no solo repercute en la estructura corporativa, sino también en su filosofía y comportamiento con la sociedad. "Nosotros no hablamos de clientes, hablamos de personas", asevera.
Hablar de transformación digital es hacerlo de otro concepto cada vez más común: agilidad. ¿De qué manera trabaja su compañía para integrar esta filosofía en su ADN?
En estos momentos todo el Banco de Crédito del Perú (BCP) trabaja bajo un sistema ágil. Y no es por moda. Nosotros hemos identificado que hay que ser ágil allí donde se genera más valor. Sin embargo, hemos entrado en una fase técnica de la innovación y creo que el gran reto que tenemos en general, no solo los bancos, sino las empresas, está relacionado con las capacidades.
Se están dando situaciones donde los sénior managers no tienen las habilidades tecnológicas o técnicas suficientes para entender los cambios que se producen, cuando la tecnología es fundamental para definir la estrategia de las empresas. Estamos viviendo una distorsión generacional de capacidades y estoy convencido de que el siguiente equipo de gestión de Credicorp va a tener unas skills tecnológicas totalmente diferentes a las que tenemos mi equipo y yo.
La unión de tecnología y talento se ha alzado como un binomio que toda empresa persigue con el fin de potenciar su negocio y relevancia en el mercado. En Credicorp esta fusión ha desembocado en la creación de una gerencia de innovación liderada por Francesca Raffo. ¿Qué retos y desafíos busca resolver?
Sin duda, el primer desafío que tenemos está enfocado en la atracción de talento. Ahora mismo nos encontramos ante una paradoja porque hay desempleo, pero no hay talento suficiente. Por ello, debemos reflexionar sobre cómo atraer nuevas mentes que nos ayuden.
No obstante, tras la pandemia y la popularización del trabajo en remoto se han generado nuevas oportunidades, por lo que hemos podido acceder a perfiles que en nuestro país no hemos encontrado, pero que sí estaban presentes en otras regiones. En España tenemos un hub de talento donde contamos con gente muy buena en data analytics, lo que nos permite ser más competitivos.
Aun así, también es cierto que, en muchas ocasiones, las empresas nos obsesionamos buscando perfiles fuera cuando tenemos una gran cantidad de talento dentro de las organizaciones. En Credicorp le dedicamos mucho tiempo a esto, con el fin de comprender cómo podemos adaptar nuestro conocimiento y habilidades a las corrientes del mercado.
Pero amasar nuevos perfiles y mentalidades no es el único reto. También debemos recoger las sinergias de las agendas de innovación de cada una de las compañías del Grupo y mantener nuestra posición de liderazgo haciendo crecer al país.
La apuesta por las API supone un nuevo paso adelante en la estrategia de innovación de las entidades financieras. ¿Cuál es el planteamiento de Credicorp?
En estemos momentos, estamos desarrollando toda una agenda de API dentro de lo que hemos llamado nuevo gobierno de la innovación. Cada compañía puede integrar estas plataformas con el objetivo de conocer qué tecnologías se están usando y conectar con nuevos socios que puedan incorporar a nuestro negocio. Hace seis o siete años, el presupuesto en innovación era de 20 o 25 millones de dólares (entre 18 y 23 millones de euros): ahora está en 200 millones de dólares al año, es decir, más de 180 millones de euros.
Precisamente, el uso de API se ha posicionado como un elemento que potencia la inclusión financiera de los ciudadanos. ¿Cuál es la perspectiva de la entidad?
Por las características de nuestros países y por la participación que tenemos en el mercado, tenemos la misión de contribuir a la inclusión financiera. No es solo por responsabilidad social o criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza), sino porque también es un tema de negocio. Además, tener la oportunidad de combinar ambas facetas es muy bonito.
Nosotros tenemos una agenda de inclusión y educación financieras muy agresiva. Estamos educando desde el lado corporativo y trabajando junto a socios para que, por ejemplo, un microempresario tenga el conocimiento o la posibilidad de usar las herramientas digitales que le permitan mejorar su engagement. Otro ejemplo más en lo referente a inclusión: BCP lanzó Yape, su billetera digital, tres o cuatro años atrás y hoy en día tiene más de nueve millones de usuarios. De hecho, se hace más volumen de transacciones en esa billetera que en la tarjeta de débito, y hemos sumado más de tres millones de peruanos no bancarizados.
Apostar por la innovación y la transformación digital tiene una estrecha relación con un cambio de cultura y mentalidad. En un grupo como Credicorp, ¿de qué manera se combinan las perspectivas de diferentes equipos?
El principal problema para la transformación está en la cabeza de cada uno. A modo de ejemplo, lo más importante que se hizo en BCP fue la transformación cultural que realizó en paralelo a la digital. Ahora, esta entidad no se parece en nada a la que existía hace cinco años, por la forma de trabajar y porque se ha aplanado la organización.
Desde la cultura se construye todo, pero es un proceso que nunca termina. Sin embargo, también es preciso mantener culturas diferentes, porque los objetivos del negocio son distintos en cada organización. Lo que tenemos desde Credicorp son principios y valores comunes como códigos de ética, programas de equidad de género… Pero a partir de ahí, cada uno tiene su cultura independiente.
En esta nueva cultura ligada a la transformación tecnológica, el medioambiente es un tema transversal. ¿Cuál es su apuesta en este ámbito?
Latinoamérica está en el mismo rumbo del mundo, pero creo que hay una diferencia, en la que coincido con inversionistas extranjeros con los que he hablado: la parte social es más importante en el corto plazo que el aspecto ambiental, y más después del COVID-19, ya que ha desnudado carencias que debemos resolver.
No obstante, estamos trabajando el apartado medioambiental porque somos conscientes de que tenemos un gran impacto a través de nuestros clientes. No solo lo hacemos para definirnos como un buen ciudadano corporativo, sino porque es un factor relevante a la hora de establecer una propuesta de valor diferencial.