La restricción calórica y el ejercicio ralentizan el declive muscular en ratones.
Las conexiones entre los nervios y los músculos se deterioran con la edad—un fenómeno que podría ayudar a explicar la grave pérdida de músculo que a menudo ataca a las personas mayores. Una nueva serie de evidencias sugiere que la restricción calórica—una dieta nutricionalmente completa, pero baja en calorías—podría ayudar a prevenir estos cambios. Según un estudio publicado esta semana, una dieta muy baja en calorías, y en menor medida el ejercicio, pueden prevenir o retardar algunos aspectos del declive muscular en ratones en proceso de envejecimiento.
Los investigadores esperan que los hallazgos apunten hacia nuevas formas de detener la pérdida de masa muscular, uno de los problemas más comunes del envejecimiento y una causa importante de lesiones. También afirman que podría ayudar a comprender cómo afectan los factores similares a las conexiones neuronales en el cerebro. "Gran parte de la investigación sobre el envejecimiento en el sistema nervioso se ha hecho en el contexto de las enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer", afirma Joshua Sanes, neurocientífico de la Escuela Médica de Harvard y uno de los autores principales del estudio. "Desde luego, poco se sabe sobre el fenómeno básico del envejecimiento en el sistema nervioso".
Los investigadores estudiaron la estructura de la unión neuromuscular—la conexión entre las neuronas motoras y el músculo—en ratones que habían sido alterados genéticamente para que estas neuronas brillasen. Debido a que estas uniones son relativamente grandes y tienden a poseer una estructura regular, es fácil observar cuando las cosas van mal. Cuando los ratones tenían cerca de dos años, aproximadamente el equivalente a una persona de 70 a 80 años de edad, las uniones se habían deteriorado claramente. "La mayoría de las fibras musculares poseían uniones anormales", afirma Jeff Lichtman, neurocientífico de la Universidad de Harvard y autor principal del estudio. Las conexiones eran en general más pequeñas, y los nervios y receptores correspondientes en el músculo, que normalmente están alineados, estaban torcidos. "Se veían viejos y decrépitos, algo así como el aspecto de una persona mayor", afirma Lichtman.
Los resultados, insinuados en investigaciones anteriores, podrían arrojar luz sobre un problema de salud importante dentro del envejecimiento: la sarcopenia, o pérdida de masa muscular. "Esa es una de las deficiencias más robustas relacionadas con la edad, observada en muchas especies, aunque no está muy claro cuál es su causa", afirma Charles Mobbs, neurocientífico en la Escuela de Medicina de Mt. Sinai, en Nueva York, que no estuvo involucrado en la investigación. "Este estudio proporciona evidencia de que existe un importante mecanismo que involucra la unión neuromuscular y el papel de las neuronas motoras".
Para buscar los factores base de este declive, los investigadores examinaron animales que habían estado sometidos a una dieta restringida durante la mayor parte de sus vidas. Con anterioridad, este tipo de dieta ha demostrado ser capaz de prolongar la vida en un número de especies, así como de reducir algunos signos de envejecimiento, como la diabetes y las enfermedades del corazón, en algunos animales. "Mediante la restricción calórica, vimos una sorprendente ausencia de anomalías", afirma Lichtman. "Las sinapsis de estos animales parecían bastante jóvenes".
Los hallazgos se encuentran entre los primeros en demostrar que la restricción calórica posee un efecto sólido sobre el sistema nervioso, algo que hasta ahora ha sido un tema de debate. "Este trabajo demuestra el efecto protector de la restricción dietética en el músculo y las neuronas que regulan la función muscular", afirma Mobbs. "Es uno de los trabajos más convincentes que he visto a la hora de demostrar el efecto protector de la dieta restrictiva sobre la función de los nervios".
Sin embargo, aquellos que no estén dispuestos a seguir una dieta toda la vida todavía tienen esperanza. Los ratones ancianos que realizaron ejercicio durante un mes también poseían uniones neuromusculares saludables, aunque los resultados no fueron tan significativos como los de la restricción calórica. "Sólo un mes de ejercicio pareció revertir el curso de la espiral descendente", afirma Lichtman.
"Si alguna vez hubo dos científicos que no querían escuchar estos resultados, esos somos nosotros", afirma Lichtman, refiriéndose a sí mismo y a Sanes. "No nos gusta el ejercicio, y pasar hambre me parece una verdadera tortura". Puesto que muy pocas personas desean o son capaces de mantener una dieta severamente restringida, los científicos y desarrolladores de fármacos están a la búsqueda de moléculas que puedan imitar estos efectos impulsores de la salud.
Hay quienes afirman que el estudio da motivos para ser optimistas. "Los efectos son notables, dado el corto periodo de tiempo y la tardía aparición del ejercicio", asegura Leonard Guarente, un biólogo del MIT que no estuvo involucrado en la investigación."Esto sugiere que nunca es demasiado tarde".
Todavía no está claro cómo de bien se traducirán los resultados a los seres humanos. El ejercicio ha demostrado tener beneficios para la salud de las personas mayores, pero "muchos estudios demuestran que el ejercicio no puede restaurar los músculos con la misma funcionalidad que lo haría un músculo joven ejercitado", afirma Mobbs.
En la actualidad, los investigadores están centrando su atención en las bases moleculares responsables del declive de las uniones neuromusculares, así como en los beneficios de la restricción calórica y el ejercicio. "¿Hay alguna molécula clave que desaparezca y haga que la sinapsis se deteriore?" afirma Sanes. "¿Es culpa del nervio, y resulta que el músculo está bien, o viceversa? No seremos capaces de averiguar qué tipo de ayuda proporciona la restricción calórica hasta que conozcamos los mecanismos normales del declive relacionado con la edad".
Tampoco está claro si los dos tratamientos funcionan a través del mismo mecanismo o no. "Creo que la restricción calórica fundamentalmente afecta a los procesos de envejecimiento, mientras que el entrenamiento físico en realidad no lo hace", afirma Russell Hepple, científico de la Universidad de Calgary, en Canadá. "Un músculo entrenado por el ejercicio es, sin duda, más feliz que uno sedentario, pero no afecta a los procesos del envejecimiento como lo hace la restricción calórica".
Los investigadores esperan, en última instancia, poder aplicar el mismo enfoque para estudiar las conexiones nerviosas en el cerebro, algo más dificultoso debido a que estos nervios son mucho más pequeños y más densamente repletos. Las investigaciones previas sugieren que el número de conexiones disminuye con la edad, y que la restricción calórica puede contribuir a frenar la pérdida de memoria en ratones más viejos.