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Biotecnología

Detección de conmociones cerebrales en el campo de fútbol

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Un nuevo dispositivo muestra que las lesiones cerebrales pueden persistir incluso después de que los síntomas obvios desaparezcan.

  • por Emily Singer | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 04 Agosto, 2010

Los jugadores de fútbol americano que en ocasiones sufren una conmoción cerebral en el campo puede que no se hayan curado completamente, incluso después de que sus síntomas externos, como por ejemplo problemas de memoria o equilibrio, hayan desaparecido. Los hallazgos provienen de un estudio entre casi 400 jugadores de fútbol americano de instituto y universitario a los que se les colocó un nuevo dispositivo portátil para la evaluación de lesiones cerebrales.

Los investigadores esperan que los hallazgos, y algún tipo de dispositivo portátil de supervisión cerebral, ayudarán a los médicos a determinar cuándo es seguro que los jugadores vuelvan al campo.

"Desde hace tiempo se especula que incluso después de que desaparezcan los síntomas, hay un período de vulnerabilidad en el que el cerebro no ha cicatrizado completamente", afirma Michael McCrea, neuropsicólogo en el Memorial Hospital de Waukesha (Wisconsin), que dirigió el estudio. "Este estudio proporciona un apoyo preliminar a esta teoría".

El otoño pasado, la National Football League instituyó nuevas reglas por las que los jugadores que hayan sufrido un traumatismo craneal tendrán que pedir permiso a un neurólogo independiente antes de regresar al juego. Es difícil diagnosticar un traumatismo craneoencefálico con precisión. Además, y aunque la cuestión sigue siendo controvertida, muchos científicos y médicos creen que un golpe en la cabeza mientras que el cerebro está aún recuperándose de un golpe anterior podría empeorar significativamente los daños, especialmente a largo plazo.

El peligro de conmociones cerebrales repetidas se ha convertido en un problema importante en el fútbol profesional, gracias a una serie de casos conocidos en los que varios ex jugadores han acabado padeciendo demencia precoz y graves problemas psicológicos. Las autopsias de al menos seis ex jugadores profesionales que donaron sus cerebros a la investigación reveló una encefalopatía traumática crónica, una enfermedad degenerativa del cerebro causada por un traumatismo craneal.

Se estima que cada año ocurren entre 1,6 y 3,8 millones de lesiones traumáticas cerebrales relacionadas con el deporte. Uno de los mayores retos a la hora de estudiar una conmoción cerebral, y tanto los efectos a largo como a corto plazo de las conmociones cerebrales repetidas, consiste en encontrar una manera fiable de evaluar la lesión cerebral. El daño resultante de una conmoción cerebral suele ser demasiado sutil para ser detectado con las tecnologías tradicionales de imágenes cerebrales. Por tanto los médicos la diagnostican en base a los síntomas característicos, tales como náuseas y dolor de cabeza, así como a través de pruebas cognitivas y neurológicas.

Por otro lado, muchos jugadores de fútbol, deseosos de regresar al campo, no informan completamente sobre sus lesiones y los síntomas. De acuerdo con unas encuestas anónimas entre jugadores de fútbol, alrededor del 50 por ciento han acarreado una conmoción cerebral durante la temporada, muchos más de los que realmente informaron sobre ella, afirma Chris Nowinski, presidente del Instituto del Legado del Deporte, una organización sin fines de lucro con sede en Waltham, Massachusetts, que estudia las lesiones cerebrales en los atletas. Un dispositivo no intrusivo y sencillo, capaz de ser utilizado inmediatamente después de producirse la lesión, sería una forma de medir objetivamente los síntomas de un jugador.

La electroencefalografía (EEG) es una tecnología con décadas de antigüedad que mide la actividad eléctrica en el cerebro a partir de la superficie del cuero cabelludo. Sin embargo, utilizarla para estudiar una lesión cerebral traumática leve ha sido difícil hasta ahora, en parte debido a que la tecnología es altamente susceptible al ruido, como por ejemplo los movimientos de la cabeza, y debe ser realizada por un experto formado para ello.

Recientemente, varias empresas han desarrollado dispositivos portátiles más sólidos, gracias a nuevos sensores y a avances en los algoritmos utilizados para procesar los datos que recogen. Estos dispositivos también requieren menos formación por parte de las personas que los utilizan. BrainScope, una empresa con sede en Bethesda, Maryland, ha desarrollado un dispositivo de esa naturaleza, que se está poniendo a prueba en aplicaciones de atletismo y militares.

En el nuevo estudio, McCrea y sus colaboradores utilizaron el dispositivo BrainScope para analizar la actividad cerebral en cerca de 400 jugadores de fútbol al inicio de la temporada, para así determinar la actividad cerebral base. Veintiocho de los jugadores sufrieron una conmoción cerebral durante el período de estudio. Se midió nuevamente la actividad cerebral de estos jugadores justo después del incidente, así como varios días más tarde. Los científicos también proporcionaron a los jugadores unos tests para evaluar la conmoción cerebral, incluyendo pruebas de función cognitiva y equilibrio. Después compararon los cambios en la actividad cerebral en los jugadores lesionados con los dos jugadores no lesionados, y los no deportistas utilizados como control.

"Resultó que los síntomas, la función cognitiva, y el equilibrio habían vuelto a la normalidad tras la primera semana después de la conmoción cerebral", afirma McCrea. "Sin embargo la actividad eléctrica cerebral se mantuvo anormal al octavo día". La actividad cerebral volvió a la normalidad un mes y medio después, al hacer la siguiente medición. McCrea asegura que en la actualidad planean repetir el estudio, evaluando la actividad cerebral después de dos semanas para obtener una mejor idea de cuándo vuelve a la normalidad el cerebro. Los resultados, publicados este mes en Journal of Head Trauma Rehabilitation, sugieren que la vulnerabilidad del cerebro "dura un poco más de lo que pensábamos", afirma Ross Zafonte, médico y científico del Hospital de Rehabilitación Spaulding en Boston. Zafonte no participó en el estudio.

A día de hoy, el dispositivo BrainScope sigue siendo una herramienta de investigación, en lugar de una de diagnóstico. Todavía no está claro si se puede diagnosticar un caso individual de conmoción cerebral; en el estudio más reciente, los investigadores sumaron los perfiles de actividad cerebral, en lugar de comparar los perfiles de los jugadores individuales antes y después. "Creo que existen anomalías en las EEG, pero no sé cómo son de específicas o fiables", afirma David Hovda, director del Centro de Investigación de Daño Cerebral de la Universidad de California en Los Ángeles. Hovda no estuvo involucrado en el estudio.

Tampoco está claro el significado real de las anormalidades en los jugadores con lesiones cerebrales—los médicos no entienden exactamente lo que sucede en el cerebro después de una lesión. "La detección de una anomalía es algo que se nos da bien, pero vincularla a una situación clínicamente significativa es algo distinto", afirma Zafonte.

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