.

Michael Loccisano | Getty

Biotecnología

Por qué es importante vacunar a los niños contra el coronavirus

1

Estados Unidos podría estar a punto de aprobar la vacunación para jóvenes de entre 5 años y 11 años, tras la luz verde de la FDA para Pfizer. Los estudios afirman que la estrategia es segura y, lo más importante, que ayudaría a frenar la pandemia. El gran reto reside en convencer a los padres

  • por Bobbie Johnson | traducido por Ana Milutinovic
  • 28 Octubre, 2021

La Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos acaban de decidir que los niños de entre 5 y 11 años pueden recibir vacunas contra el coronavirus (COVID-19). Explicamos por qué se trata de algo tan importante.

El martes, un grupo de expertos de la FDA aprobó que la vacuna contra la COVID-19 de Pfizer es apta para los niños de 5 años a 11 años en EE.UU. Tras esta decisión, ahora es el turno del Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización de los CDC (ACIP), que se reúne la próxima semana. Según el principal asesor médico de la Casa Blanca, Anthony Fauci, si el comité también da visto bueno, la vacunación de millones de niños podría comenzar a principios de noviembre, con la posibilidad de que la mayoría esté completamente vacunada antes de que acabe el año.

Pero no todos los países siguen el mismo camino que EE. UU.: algunos están probando dosis únicas o retrasando la vacunación de los más pequeños. Esto se debe a que este grupo tiene un riesgo mucho menor de contraer la COVID-19. Entonces, ¿es realmente necesario vacunarlos? ¿Cuáles serían los beneficios individuales y los de la sociedad en general?

El profesor asociado de enfermedades infecciosas pediátricas en la Universidad de California en Davis (UC, EE. UU.) Dean Blumberg, opina: "Lo más importante es que cuando administramos una vacuna a personas generalmente sanas y niños generalmente sanos, el listón está muy alto. Claramente debe haber un beneficio para los niños a nivel individual".

Por eso, cuando los funcionarios se reúnan, tendrán que sopesar un conjunto complicado de factores. ¿Cuáles son las posibilidades de que un niño contraiga la COVID-19? ¿Cuánta protección ofrece la vacuna? ¿Cuáles son los posibles síntomas y complicaciones que los niños podrían sufrir al recibirla?

Teniendo en cuenta todas estas preguntas, Blumberg afirma: "Está claro que los beneficios superan los riesgos para este grupo de edad". De hecho, los datos y análisis de los ensayos mostraron que, en casi todos los escenarios de la COVID-19, vacunar a los niños evitaría infecciones graves y la muerte, con muy poco riesgo.

¿Qué dice la ciencia?

El estudio de Pfizer, que empezó en marzo de 2021, con casi 2.300 niños, dio dos dosis de la vacuna a dos tercios de ellos, mientras que el resto recibió placebo. Las inyecciones se administraron con 21 días de diferencia y, lo que es crucial, en dosis más bajas que las de las personas mayores: un tercio de la cantidad de la vacuna para adultos.

En ese estudio, tres niños vacunados contrajeron la COVID-19, mientras que hubo 16 casos en el grupo de placebo, lo que supone una eficacia de casi el 91 %. Los efectos secundarios fueron los típicos y generalmente leves, y la miocarditis (la inflamación del corazón que se había visto como un efecto secundario poco común y que probablemente ha causado la mayor preocupación) ni siquiera apareció (las tasas entre los adultos son de alrededor de siete por cada millón, por lo que 2.300 es una muestra muy pequeña).

Moderna, por su parte, aseguró el pasado lunes que sus estudios en niños menores de 12 años, con dos inyecciones administradas (la mitad de la dosis para adultos) con 28 días de diferencia, también mostraban buenos resultados. Esa vacuna no se debatió en la reunión de la FDA y tendrá que pasar por la misma vía de aprobación que la de Pfizer, antes de poder administrarse a los niños.

La conclusión es que estos estudios han demostrado que las vacunas reducen las posibilidades de que los niños contraigan una infección sintomática por COVID-19 y la hospitalización, en línea con las tasas de adultos, y sin complicaciones notables.

¿Vacunar a los niños ayudará a frenar la pandemia?

La vacunación no solo está relacionada con los beneficios individuales, aunque obviamente también son importantes. La epidemióloga computacional Maimuna Majumder resalta que, en un nivel más amplio, vacunar a los niños podría tener un impacto en la forma de la propia pandemia.

"Algo que hace que los niños en edad escolar, especialmente los más pequeños, sean únicos no es solo la cantidad de contactos que tienen en un día cualquiera, sino también la heterogeneidad de los grupos de edad entre esos contactos. Interactúan con sus compañeros de la escuela y de las actividades extraescolares, y también con los monitores, cuidadores, y sus familias", explica Majumder, quien es profesora del Hospital Infantil de Boston y de la Escuela Médica de Harvard (ambos en EE. UU.).

Por eso destaca: "Esperamos que la vacunación generalizada de los niños más pequeños en edad escolar ayude a frenar la transmisión en los meses venideros". Hay que recordar que las vacunas no solo previenen la mayoría de las hospitalizaciones por COVID-19, sino que también ralentizan la propagación de la enfermedad. Los estudios en Israel y EE. UU. sugieren que la vacunación reduce la carga viral, lo que a su vez reduce la transmisión.

Eso es importante porque los niños y adolescentes ya representen el 13 % de los casos de COVID-19 registrados. El grupo de edad de 5 a 11 años es la mayor parte restante de personas no vacunadas en Estados Unidos: unos 28 millones de niños en todo el país. Eso equivale al 8 % de la población, y si todos estuvieran vacunados, la tasa general de vacunación en EE. UU. podría aumentar del 58 % al 66 %, mucho más cerca de los umbrales de la inmunidad colectiva.

Pero eso podría ser demasiado complicado en algunos lugares. El profesor de matemáticas de la Universidad de Washington (EE. UU.) Ka-Kit Tung, que ha estado estudiando el efecto de las vacunas en la propagación de las variantes, afirma que la infecciosidad de la variante delta significa que es vital que la vacunación se acerque lo más posible al 100 %.

La inmunidad colectiva de la cepa original de la COVID-19 requería una tasa de vacunación del 75 % aproximadamente, pero la variante delta requiere casi el 99 %. "Es decir, es necesario vacunar a todos los niños y adultos. Si se excluye un grupo de la población, la tasa de reproducción nunca se reducirá por debajo de 1", resalta Tung.

Convencer a los padres

¿Es realista ese número? Majumder señala que las tasas de vacunación entre los adolescentes siguen siendo bajas, solo el 46 % de los jóvenes de 12 a 15 años han sido vacunados hasta ahora en EE. UU. Eso se debe en gran parte a las preocupaciones de los padres.

Y añade: "Debido a esto, soy de la opinión de que debemos centrar la conversación en torno a las dudas de los padres sobre las vacunas. Este no es un problema nuevo para nada; antes de la pandemia, estudié este fenómeno en el contexto del sarampión y el VPH".

Aun así, aunque los niños tienen menos probabilidades de contraer la COVID-19 sintomática (y, por lo tanto, es menos probable que la transmitan al toser y estornudar), vacunar a este grupo podría marcar la diferencia a medida que empezamos otro invierno de la COVID-19 posiblemente difícil.

"Se podría pensar en esto como en la gripe y cómo convivimos con esa enfermedad", subraya Blumberg de la UC Davis. Las vacunas contra la gripe son mucho menos efectivas que las vacunas contra la COVID-19, pero también ayudan a proteger a la población si suficiente cantidad de personas las reciben con regularidad.

"En el caso de la gripe, la mayoría de las personas tienen inmunidad parcial. Pueden contraerla y mejorar, pero la gran mayoría no acaba ingresada ni con una enfermedad grave, a menos que sean inmunodeprimidos o ancianos", añade. Si logramos eso, concluye a modo de advertencia: "No tendremos hospitales ni UCI saturados... y podremos acabar con los confinamientos y con el uso obligatorio de mascarillas".

Biotecnología

Nuevas tecnologías y conocimientos biológicos empiezan a ofrecer opciones sin precedentes para mejorar nuestra salud.

  1. Manipulación genética para salvar al castaño americano de la extinción

    Una 'startup' llamada American Castanea se ha unido a la misión de revivir el castaño americano, el primer paso en su plan para darle a los bosques una mejora genética.

  2. África lucha contra el hambre recurriendo a alimentos del pasado

    Los investigadores, los agricultores y las instituciones agrícolas mundiales están adoptando cultivos largamente abandonados que prometen una mejor nutrición y mayor resiliencia al cambio climático.

  3. En la mente de las arañas: estos artilugios científicos permiten entender a los animales

    Los científicos construyen ingeniosos dispositivos para estudiar comportamientos animales que van desde el "mercado inmobiliario" del cangrejo ermitaño a la capacidad de resolver rompecabezas de las aves