A pesar de que no hay consenso sobre su potencial para frenar la pandemia de coronavirus y de que todavía queda mucha población sin vacunar en regiones como África, el país ha decidido sumarse a esta controvertida campaña junto a España, Reino Unido, los Emiratos Árabes Unidos, Francia, Alemania e Israel
La noticia: Después de que la directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de EE. UU., Rochelle Walensky, descartara la opinión de los asesores de su propia agencia, mostrándose a favor de recomendar la tercera dosis de la vacuna Pfizer-BioNTech para los trabajadores de primera línea, la Casa Blanca inició de su campaña de vacunación de refuerzo la semana pasada.
Quién la recibe: Hay tres grupos de estadounidenses que pueden recibir la vacuna de refuerzo: los mayores de 65 años, los adultos con problemas de salud subyacentes y personas con mayor riesgo de exposición debido a sus trabajos. El grupo asesor de los CDC solo había recomendado dosis de refuerzo para las dos primeras categorías, pero Walensky no estuvo de acuerdo y añadió la tercera, justificando su decisión con el hecho de que se alineaba con la decisión de la FDA (Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) publicada a principios de la semana pasada.
Las inyecciones deben administrarse al menos seis meses después de la segunda dosis, recomendaron los CDC. Todavía queda por evaluar las vacunas de Moderna y de Johnson & Johnson, pero se espera que estas decisiones lleguen pronto.
La administración de Joe Biden ha querido ofrecer vacunas de refuerzo a una población lo más amplia posible, con planes elaborados para ofrecerlas a todos los estadounidenses mayores de 16 años. Sin embargo, hay poca evidencia científica que respalde esa medida. A pesar de algunas pruebas de que la inmunidad después de recibir las vacunas disminuye con el tiempo, parecen tan efectivas como siempre para mantener a las personas con vida y fuera de los hospitales. Más de dos millones de estadounidenses inmunodeprimidos ya han recibido una vacuna de refuerzo.
Desacuerdos: Las dosis de refuerzo resultan controvertidas. Un grupo de importantes científicos, incluidos algunos expertos de la FDA y la OMS, publicó el lunes pasado un estudio en The Lancet argumentando que eran innecesarias, ya que las vacunas siguen siendo muy efectivas para prevenir estados graves de la enfermedad y la muerte. Además, sostienen que los suministros de vacunas podrían salvar más vidas en personas no vacunadas en vez de como refuerzos para las vacunadas. Es por eso que la OMS ha estado suplicando a los países ricos que dejen de administrarlas hasta que una mayor parte del mundo esté vacunada.
Distribución desigual: EE. UU. se une así a España, Reino Unido, los Emiratos Árabes Unidos, Francia, Alemania e Israel, que también han lanzado sus programas de vacunación de refuerzo. En Reino Unido, por ejemplo, la campaña se dirige a todos los mayores de 50 años. Mientras tanto, menos del 4 % de la población de África está completamente vacunada, en comparación con el 70 % de los adultos en la UE. En EE. UU., la cifra es del 55 % y no se ha movido significativamente en las últimas semanas. A principios de la semana pasada, el presidente, Joe Biden, anunció que EE. UU. compraría 500 millones de dosis más de vacunas para distribuirlas a otras partes del mundo, lo que eleva su compromiso total a más de 1.000 millones.
El caos: Es probable que millones de estadounidenses intenten conseguir la tercera dosis. Una encuesta de YouGov realizada este verano reveló que tres de cada cinco estadounidenses vacunados querrían recibirla si resultara disponible. Dada la naturaleza caótica de la vacunación en EE. UU., será difícil evitar que las personas engañen el sistema para obtener esa tercera inyección, incluso si no son técnicamente elegibles.