Avalada por científicos de la Universidad de Stanford (EE. UU.), la start-up Orchid ofrece a los padres puntuaciones de riesgo poligénico para conocer la posibilidad de que sus hijos hereden esquizofrenia, diabetes e incluso cáncer. Sin embargo, algunos especialistas avisan de que estas herramientas no están lo suficientemente avanzadas y que las propuestas de este tipo de empresas se acercan a la eugenesia
Una nueva start-up llamada Orchid ofrece a las parejas que planean un embarazo la posibilidad de conocer sus probabilidades de transmitir a su futuro hijo los riesgos de padecer algunas enfermedades comunes como el alzhéimer, las dolencias cardiovasculares, la diabetes tipo 1 y 2, la esquizofrenia y algunos tipos de cáncer.
Otras pruebas existentes de detección de portadores previas a la concepción, que están ampliamente disponibles, pueden indicar a los padres si sus hijos tendrían ciertos trastornos hereditarios causados por mutaciones en un solo gen. Pero estas enfermedades monogénicas, que incluyen la fibrosis quística, la anemia de células falciformes y la enfermedad de Tay-Sachs, son relativamente raras.
El test de Orchid, en cambio, busca algunas enfermedades mucho más comunes influidas por alguna combinación de genes múltiples, que a menudo se cuentan por centenares. Las parejas se hacen la prueba en casa escupiendo en un tubo y enviando este por correo. La empresa secuencia los genomas de cada padre y utiliza los conjuntos de datos de personas con estas enfermedades y sin ellas para calcular sus riesgos. El resultado se conoce como puntuación de riesgo poligénica.
A finales de este año, la start-up también planea comenzar a ofrecer pruebas de embriones, lo que implicará extraer algunas células de embriones creados mediante la fertilización in vitro (FIV), secuenciar su ADN y generar informes similares de riesgo. Las parejas que se someten a la FIV ya pueden analizar sus embriones para detectar anomalías cromosómicas y trastornos de un solo gen, pero la prueba de Orchid ampliaría muchísimo esa lista.
La empresa se puso en marcha recientemente con el respaldo de los científicos de la Universidad de Stanford (EE. UU.) y 4,5 millones de dólares (3,74 millones de euros) en fondos de inversores, incluida la directora ejecutiva de 23andMe, Anne Wojcicki, que suministra las pruebas genéticas para consumidores.
"Tener hijos es la decisión con mayores consecuencias que tomamos la mayoría de nosotros, pero los padres inician el embarazo sin tener ninguna visibilidad de cómo los riesgos genéticos podrían afectar a su futuro hijo", afirmó la fundadora y CEO de Orchid, Noor Siddiqui, en un comunicado de prensa.
Siddiqui, licenciada en la Universidad de Stanford e informática, lo ve de esta manera: una pareja se da cuenta de que tienen un alto riesgo de tener un bebé con diabetes. Luego pueden usar esa información para mitigar el riesgo de su hijo. Eso podría significar tener una dieta baja en azúcar o revisiones médicas regulares. Otra opción sería someterse a una FIV y utilizar la prueba de Orchid para elegir el embrión con el menor riesgo de diabetes.
Esa prueba podría ser una opción bastante atractiva, especialmente para las parejas con antecedentes familiares de diabetes, esquizofrenia o alguna de las otras enfermedades que detecta Orchid. Pero la genética detrás de muchos de estos trastornos resulta compleja y aún no se conoce muy bien.
Por esa razón, un gran número de expertos piensan que la puntuación poligénica de riesgo aún no está lista para tanta popularidad y les preocupa que las empresas como Orchid puedan estar vendiendo con exageración su tecnología a las parejas ansiosas.
Más allá de un único gen
La introducción de las pruebas poligenéticas para consumidores parece casi inevitable: la generación de puntuaciones de riesgo para la esquizofrenia y otras enfermedades complejas está mejorando gracias a la explosión de la cantidad de datos de ADN disponibles. Utilizando enormes bases de datos genéticas de cientos de miles de personas, los investigadores están desarrollando algoritmos para estimar el riesgo de padecer diabetes, depresión, obesidad y ciertos cánceres.
Otra start-up, Genomic Prediction, comenzó a ofrecer informes poligénicos de riesgo en 2019, analizando los embriones de parejas sometidas a la FIV. La empresa proporciona informes de riesgo para algunas de las mismas enfermedades de genes múltiples que Orchid.
El cardiólogo del Hospital General de Massachusetts (EE. UU.) y del Instituto Broad Amit V. Khera, que desarrolló la puntuación poligénica de riesgo para enfermedades cardíacas y otras afecciones, asegura que esta puntuación podría ayudar a los adultos a mitigar sus propios riesgos cambiando su dieta o haciendo más ejercicio. Pero no cree que las puntuaciones estén listas para ser implementadas para la evaluación previa a la concepción ni para análisis de embriones sin más consideración.
Por un lado, según Khera, hay un riesgo limitado que se puede eliminar al elegir entre los embriones que provienen de los mismos padres.
"Para dos padres cualesquiera, la diferencia de riesgo entre los embriones no será tan grande", señala. "Si mi puntuación es 0 y la de mi esposa es 1, la puntuación media de mi hijo será de alrededor de 0,5. Es posible encontrar un embrión de 0,4 o 0,6, pero no serán tan diferentes".
Además, Khera resalta que hay muchas variantes genéticas que los investigadores aún no comprenden. Su grupo ha encontrado variantes que parecen proteger contra los ataques al corazón, pero aumentan el riesgo de padecer la diabetes. En otras palabras, existen compensaciones genéticas.
La prueba de Orchid también podría provocar en los padres una falsa sensación de seguridad de que sus futuros hijos no desarrollarán alguna enfermedad concreta. Por ejemplo, el director del Centro de Genómica Psiquiátrica de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill (EE. UU.), Patrick Sullivan, explica que, aunque la genética tiene un papel en la esquizofrenia, esa enfermedad a menudo no se hereda.
"Los factores de riesgo más altos que tenemos en el caso de la esquizofrenia son generalmente las variantes de novo, lo que significa que ninguno de los padres los tiene", subraya. "Se trata de una mutación que se desarrolla en la creación del niño. Es algo aleatorio". Estas mutaciones de novo no aparecerían en el informe de riesgo de una pareja generado por Orchid. Sí que aparecerían en un informe de embriones, pero eso requeriría que las parejas se sometan a la FIV y al análisis de embriones.
Otra limitación de las actuales puntuaciones poligénicas de riesgo es que los conjuntos de datos en los que se basan cuentan principalmente con las personas de ascendencia europea. Históricamente, los estudios genéticos no han incluido a las personas de diversos orígenes. "Se pierde la precisión cuando esa puntuación se intenta usar en otros grupos", cree la epidemióloga genética de la Universidad Johns Hopkins (EE. UU.) Genevieve Wojcik.
Escoger el mejor embrión
A medida que la puntuación poligénica se vuelve más precisa, la selección de embriones puede ofrecer la oportunidad de reducir la prevalencia de ciertas enfermedades comunes. Pero hay un panorama más controvertido.
Las mismas técnicas que utilizan los genetistas para predecir estas enfermedades también se pueden utilizar para predecir algunas características como la inteligencia o el peso en la edad adulta. Por ahora, Orchid se centra en proporcionar a los padres los informes de riesgo de padecer enfermedades, pero Genomic Prediction, de Nueva Jersey (EE. UU.), ya analiza los embriones en busca de "discapacidad intelectual".
El experto en bioética y abogado de la Facultad de Medicina de Baylor (EE. UU.) Gabriel Lázaro-Muñoz, que ha estudiado las puntuaciones poligénicas de riesgo, destaca que la posibilidad de analizar y seleccionar los embriones para una amplia gama de rasgos se desvía hacia el terreno de la eugenesia. "Deberíamos tener una conversación seria sobre cómo utilizar esta tecnología en nuestra sociedad", opina el experto.
Las actitudes negativas sobre las enfermedades mentales ya son generalizadas, y las pruebas poligénicas de riesgo podrían estigmatizar aún más estas afecciones. La idea de reducir o no el riesgo de que un futuro niño sufra tales trastornos crea mucha presión sobre los padres, asegura Lázaro-Muñoz. Más allá del problema de la enfermedad mental, ¿deberían los padres escoger su embrión "más inteligente"?
E incluso si las parejas quisieran realizar una prueba poligénica, el gasto podría ser prohibitivo. Orchid no ha hecho público el precio de sus pruebas, pero una fuente ha dicho a MIT Technology Review de que cobra 1.100 dólares (915 euros) por su informe de pareja. (Orchid no respondió a varios intentos de entrevista). Si bien la empresa ofrece un programa de ayudas económicas a las parejas que no pueden pagarlo, no hay que olvidarse del precio de la FIV: un ciclo de FIV cuesta entre 12.000 y 17.000 dólares (9.979 y 14.137 euros) y lograr quedarse embarazada a menudo requiere varios ciclos.
La consejera genética y directora de investigación en genética humana en la Sarah Lawrence College (EE. UU.) Laura Hercher resalta que "esto es reproducción para personas ricas. Lo que parece que están diciendo es que todos los que puedan permitírselo deberían someterse a la FIV".
De hecho, en una entrevista para un pódcast, Siddiqui sugirió que más parejas deberían usar la FIV para elegir sus embriones más sanos.
Hercher y otros se preguntan si ese es el mejor uso de las puntuaciones poligénicas de riesgo. "¿Nos sentimos cómodos diciendo: 'Dejemos que el mercado decida qué cosas queremos analizar en los embriones'? O es hora de intervenir y decir: '¿Están justificados todos los usos de esta tecnología?'" pregunta.
Salvar una vida
El mercado para esta tecnología está impulsado por la demanda de los padres y, para algunos, conocer los riesgos genéticos con los que se enfrenta su hijo podría ser una bendición.
Laura Pogliano cree que si se hubiera hecho una prueba como la de Orchid eso le podría haber ayudado a apoyar mejor a su hijo Zac, a quien se le diagnosticó el trastorno obsesivo compulsivo en 2009, cuando era adolescente. A medida que sus síntomas empeoraban, los médicos finalmente determinaron que tenía esquizofrenia. Zac murió de insuficiencia cardíaca en 2015, a los 23 años (se estima que el 50 % de las muertes súbitas en la esquizofrenia se deben a causas cardiovasculares).
Pogliano opina que, si hubiera sabido sobre el riesgo de su hijo antes de que naciera, habría podido estar atenta a los primeros signos y proporcionarle el tratamiento antes. Los síntomas de la esquizofrenia (alucinaciones, delirios, habla confusa y pensamiento desorganizado) generalmente comienzan a aparecer a los 20 años, pero los cambios en el cerebro pueden empezar varios años antes.
La madre admite que la enfermedad de Zac tomó por sorpresa a su familia: "Con esquizofrenia, uno cree que tiene un hijo sano, pero en realidad nunca lo tuvo. El cerebro se ha estado preparando para esta enfermedad durante años".
Pogliano considera que habría criado a su hijo de manera diferente si hubiera sabido que corría un alto riesgo. Habría estado más atenta al uso de alcohol y marihuana de su hijo, que pueden alterar el sistema nervioso y desencadenar psicosis en personas con esquizofrenia. Espera que la detección precoz de la esquizofrenia algún día sea una rutina y considera que no es igual que adivinar el riesgo de las enfermedades como las cardiovasculares, el cáncer de mama o el alzhéimer: esas enfermedades surgen mucho más tarde en la vida, pero los padres tienen la posibilidad de cambiar la vida de sus hijos si conocen el riesgo de la esquizofrenia.
"No se trata de tener bebés de diseño", concluye. "Todo lo que los padres quieren es un camino hacia la buena salud de sus hijos".