La tecnología, la innovación abierta y colaboración pública y privada son esenciales para el avance del sector farmacéutico, afirma el HR Business Partner Recursos Humanos de Sanofi David Reyero, que también resalta la importancia de sumar fuerza e inteligencia entre distintos profesionales y herramientas tecnológicas
Ante el eterno dilema de si la tecnología hace peligrar el futuro del trabajo de las personas, la respuesta es cada vez más unánime: se trata de colaborar, no de reemplazar. Hay aspectos de la inteligencia humana que son intransferibles, como la espontaneidad, la creatividad y la intuición, y que hacen falta en aspectos diarios de industrias como la farmacéutica, para tareas de gestión, toma de decisiones e investigación.
Así lo cree el HR Business Partner de Recursos Humanos de la biofarmacéutica internacional Sanofi David Reyero, que habla de sumar inteligencias para acometer los retos del futuro de la salud, especialmente en el escenario pandémico. El experto, que también es colíder del proyecto Sanofi 4.0 para acelerar la transformación digital en Sanofi Iberia y fue responsable de la gestión del talento en la División Europea de Oncología, está convencido de que necesitamos reforzar pilares como la innovación abierta, la digitalización, el desarrollo profesional continuo y una mayor colaboración en todos los actores relacionados de este sector.
¿Cómo abordan en Sanofi la digitalización?
La salud digital es uno de los retos del futuro. Para nosotros la disrupción digital afecta absolutamente a todas las fases de la cadena de valor, desde la investigación y la fábrica 4.0, a las relaciones a nivel multicanal con nuestros clientes.
Nuestra pregunta fue: ¿cómo podemos avanzar? La respuesta y nuestro gran avance ha sido darnos cuenta de que esto no va de tecnología o de negocio, sino principalmente de personas, habilidades y cultura organizativa. Por eso lo hemos coliderado por cuatro departamentos: Tecnología, Marketing, Personas y Comunicación.
La digitalización también implica el riesgo de la exclusión digital para las personas que no se actualicen. Nos preocupa la empleabilidad de nuestros trabajadores, no queremos que nadie se quede fuera de juego; esto ha venido para quedarse y hay muchas oportunidades. Por eso apostamos por elementos clave como formación continua, autorresponsabilidad y curiosidad.
¿Cómo debe ser el perfil del trabajador farmacéutico digitalizado?
Para nosotros hay cuatro pilares en la excelencia laboral. Dos básicos, que son las habilidades técnicas y el bagaje profesional, y las habilidades sociales, como comunicación y trabajo en equipo. Y dos pilares que marcan la diferencia: valores alineados con los de la compañía y el propósito, fundamental para trabajar con pasión en el sector salud.
Dentro de las habilidades técnicas, la tecnología es un básico trasversal. Por eso tenemos iLearn, una plataforma global de e-learning, donde damos a la gente la oportunidad de autoformarse, y también hemos creado varias universidades donde se tocan temas relacionados con distintas áreas: desarrollo profesional, científicas, industriales y de tecnología. Necesitamos potenciar la madurez de los trabajadores para que sean líderes proactivos de su carrera y su trabajo y quieran ir más allá.
¿Cómo gestionan ese cambio de mentalidad hacia la innovación entre los empleados más veteranos?
Para mí, la clave no es la edad cronológica, sino si las personas son más o menos jóvenes de espíritu, si tienen ese punto de curiosidad y ganas de ensanchar su zona de confort. Personas veteranas pueden convertirse en millenials si fomentan su vocación innovadora y de aprendizaje continuo.
Estamos potenciando las sinergias entre generaciones con programas como el reverse mentoring, donde empleados júnior aconsejan a empleados más sénior sobre aspectos de digitalización e innovación, y a la vez se benefician de los consejos de los veteranos y su mayor bagaje y perspectiva laboral.
Con el volumen de cambios que estamos gestionando en los últimos años, las personas están más predispuestas a la innovación. La clave está en saber reinventarse, aceptar los errores como parte del aprendizaje y manejarse más naturalmente en la incertidumbre.
Y fuera, ¿cómo buscan atraer ese talento que necesita el sector?
Con los perfiles científicos y tecnológicos es un reto, ya que no siempre ven la industria farmacéutica como una oportunidad laboral atractiva. Nosotros estamos trabajando duro para mejorar nuestra imagen y propuesta de valor a nivel laboral. El objetivo es que los profesionales vean que tenemos retos muy interesantes a nivel tecnológico e intelectual, con algo diferencial que aporta nuestro sector: mejoramos la vida de las personas cada día. Esto es muy inspirador y a la gente cada vez le gusta más trabajar con empresas que tienen un propósito tan potente.
Volviendo a la digitalización, ¿cómo han abordado el teletrabajo durante la pandemia?
Nosotros ya teníamos un programa de teletrabajo desde hace más de diez años, por lo que ha sido un proceso relativamente natural más que una gran disrupción. El teletrabajo va a de confianza, autorresponsabilidad, madurez y estilos avanzados de liderazgo. Por eso, más allá de la tecnología o una nueva regulación muy detallada, la clave es el cambio cultural.
En nuestro caso la productividad no se ha visto impactada, pero se ha perdido parte de la cohesión social y hay cierta fatiga por el uso masivo de la videoconferencia. Lo que hacemos es fomentar mucho la conexión entre equipos, cafés virtuales y respetamos los tiempos de creación y los hábitos saludables.
¿Qué retos añadidos tiene el teletrabajo en un sector tan regulado y delicado como la farmacología?
Hay cosas que no se pueden trasladar a lo digital, pero hemos conseguido mejorar la eficiencia de muchos de nuestros procesos. Igual que en otros sectores regulados, a nosotros nos ha ayudado avanzar en la firma electrónica, en áreas como los ensayos clínicos o procesos legales. Ahora todo es más ágil, algo que también impulsa nuestro compromiso con la sostenibilidad y la eficiencia global de nuestras oportunidades.
Todos los años publicamos en MIT Technology Review en español un informe sobre las 10 tecnologías que pueden cambiar el mundo y que más impacto van a tener en la sociedad y la economía. Entre los avances de 2020 figuraban la medicina hiperpersonalizada para el desarrollo de fármacos adaptados a un solo paciente. ¿Qué tecnologías destacan en Sanofi?
En los ensayos clínicos, el uso de big data y la inteligencia artificial nos ayuda a acortar los tiempos. Hay muchísimos datos y necesitas analizarlos muy detalladamente para entender si un producto tiene posibilidades de futuro y debe puede pasar a la siguiente fase o si hay que dejar esa investigación. Si solo pudiéramos hacer esto con capacidades humanas, tardaríamos muchísimo más.
Por otro lado, las personas aportan ese punto de creatividad y de intuición, o pueden decidir que hay que hacer una excepción a la regla; algo mucho más limitado y difícil para un robot. La IA acorta tiempo, pero necesitas brillantez humana para ir más allá.
Se trata de sumar adecuadamente las múltiples inteligencias. Las compañías que entiendan cómo optimizar esta manera híbrida de trabajar tendrán una ventaja competitiva en el futuro.