La "afortunada" decisión de Johnson & Johnson de incluir a voluntarios del país justo cuando su variante se estaba expandiendo podría revelar si su vacuna también es eficaz contra las nuevas mutaciones, que parecen permitir que el virus se una con más fuerza y más fácilmente a las células humanas
El epidemiólogo y asesor principal sobre el coronavirus (COVID-19) del Gobierno de Sudáfrica, Salim Abdool Karim, estaba en un partido de cricket el 26 de diciembre (un día conocido como Boxing Day), cuando cometió el error de mirar su correo electrónico. Había recibido un nuevo informe y las noticias no eran buenas. El coronavirus bastante mutado detectado en Sudáfrica parecía que permitía que el virus se uniera con más fuerza y más fácilmente a las células humanas.
Karim sabía lo que significaba ese informe. Eso podría explicar el cambio drástico que su país estaba viviendo con la COVID-19, donde el creciente número de casos pintaba de rojo todas las provincias. "Simplemente subía y subía, como si fuera el monte Everest", afirma.
El aumento de casos en Sudáfrica se ha relacionado con una nueva forma muy mutada del virus que causa la COVID-19. Y es solo una parte de un patrón más amplio que se nota en todo el mundo. Durante el último mes, los investigadores ya experimentados que buscaban comprender las nuevas variantes del virus en África, Brasil y Reino Unido han publicado una serie de informes alarmantes en distintos servidores de preprint, sitios web y páginas oficiales, que describen cómo algunos cambios en el coronavirus parecen hacerle capaz de superar confinamientos, esquivar anticuerpos y retomar algunas ciudades, como Londres (Reino Unido) y Manaos (Brasil), que ya sufrieron grandes primeras olas.
De hecho, en unas pocas semanas la percepción del coronavirus entre algunos científicos ha pasado de virus estático y de cambio lento que es fácilmente superado por la tecnología de las vacunas a algo más parecido a un terrorista cambiante que podría alejar muchísimo el decisivo final de la pandemia.
¿Seguirán funcionando las vacunas?
La mayor parte de la atención mundial se ha centrado en la denominada variante británica del virus, que parece que se transmite más rápido que la versión original y ya ha sido detectada en decenas de países. El viernes 22 de enero, el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, confirmó que sus asesores habían advertido que esta cepa también podría ser más mortal, llevándose la vida de los infectados con un 30 % más de frecuencia.
Las versiones del coronavirus que se propagan más rápido y son más mortales aún se pueden evitar con el uso de mascarillas y el distanciamiento social. Pero la variante detectada en Sudáfrica, denominada 501Y.V2 y descrita por primera vez por los investigadores genéticos el 22 de diciembre, no solo se transmite más rápido sino que, de manera alarmante, también parece esquivar los anticuerpos de la sangre de las personas previamente infectadas por la COVID-19, lo que, en teoría, también podría disminuir el efecto de las vacunas, la principal esperanza de la sociedad para frenar el brote mundial.
Tal evidencia de laboratorio de "escape viral de la respuesta inmune" hace que la variante de Sudáfrica resulte "mucho más preocupante" que la de Reino Unido, según el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE. UU., Anthony Fauci. En su primera rueda de prensa bajo la nueva administración de Biden el 21 de enero dijo: "La gran pregunta que de verdad interesa a la gente es: ¿Cuál es su impacto en la vacuna?".
Lo que Fauci no mencionó es que esta misma semana podríamos tener una respuesta real a esa pregunta gracias a un gran ensayo de vacuna que reclutó a miles de sudafricanos entre septiembre y diciembre, justo cuando la variante peligrosa se había extendido ampliamente.
La vacuna, propiedad de Johnson & Johnson (J&J), es muy esperada porque solo requiere una inyección y se almacena fácilmente, lo que el acceso sería más sencillo que el de las vacunas de ARN mensajero de dos dosis guardadas a temperaturas muy frías de Moderna y Pfizer.
Pero el ensayo de J&J también podría responder inesperadamente a la gran pregunta de si las vacunas protegerán contra la variante 501Y.V2 de Sudáfrica o no. Eso podría determinarse si los datos muestran que la inyección es menos efectiva en Sudáfrica que en EE. UU., donde se llevó a cabo una parte del ensayo.
"Si tiene la misma eficacia contra la cepa de Sudáfrica, será maravilloso. Si no es así, eso nos estará indicando algo", señala el virólogo del Centro de Investigación del Cáncer Fred Hutchinson en Seattle (EE. UU.) Lawrence Corey, que dirige el centro de operaciones de la Red de Prevención de la COVID-19 y está coordinando los ensayos de vacunas financiados por el Gobierno de EE. UU.
Corey estima que 7.000 sudafricanos participaron en el ensayo y, dado que se llevó a cabo cuando el nuevo virus se propagaba, "la mayor parte del estudio en Sudáfrica medirá la eficacia contra esa nueva variante".
Segundas y terceras olas
El motivo de la preocupación es que todas las vacunas principales se crearon con la información genética sobre el virus que había hace un año. Desde entonces, el virus ha ido cambiando. Si las vacunas no son tan efectivas contra las nuevas cepas, eso, a su vez, dificultaría aún más nuestra misión de "aplanar la curva" de casos, hospitalizaciones y muertes.
Durante las presentaciones científicas transmitidas el 18 de enero, Karim describió cómo a lo largo de diciembre todas las provincias de Sudáfrica experimentaron un aumento drástico en los casos: "Este cambio drástico está siendo impulsado por el virus que, biológicamente, parece que puede adherirse a las células humanas de una forma más eficiente. Nuestra segunda ola alcanzó niveles completamente nuevos, y actualmente estamos viendo más casos y más muertes que nunca, a nivel diario, algo que no vimos en la primera ola".
Cuando se detectó por primera vez, la variante sudafricana parecía preocupante por la gran cantidad de mutaciones que contenía, 23 en total, y por las que estaban en la tan crítica proteína espiga, que el virus utiliza para unirse a las células humanas. Eso sugirió firmemente que el virus estaba evolucionando para esquivar los anticuerpos.
Desde entonces, los investigadores han reunido datos más alarmantes sobre 501Y.V2, incluido un estudio que mostró que, en muchos casos, los anticuerpos en el suero sanguíneo de unas 50 personas previamente contagiadas no lograron a parar la nueva variante.
"Cuando se analiza la sangre de las personas de la primera ola [se encuentra que] casi la mitad de los casos no reconoce la nueva variante", aseguró la investigadora de la Universidad de Witwatersrand en Johannesburgo (Sudáfrica) Penny Moore, durante la misma transmisión.
Eso resulta preocupante, pero las vacunas pueden provocar una inmunidad más amplia y poderosa que una infección pasajera, por lo que todavía no es posible afirmar que no funcionarán. Y Moore explicó que la sangre de algunos pacientes, especialmente aquellos que se habían enfermado gravemente, aún podían neutralizar la nueva variante, al menos en las pruebas de laboratorio. "Eso es importante en cuanto las vacunas, porque algunas provocan un nivel muy alto de anticuerpos y otras no tanto", dijo.
Foto: Un técnico del Rocky Mountain Regional VA Medical Center en Aurora, Colorado (EE. UU.), prepara una dosis de la vacuna Johnson & Johnson contra la COVID-19 para el ensayo clínico el 15 de diciembre de 2020. Créditos: Michael Ciaglo / Getty Images
Otra señal a favor de las vacunas es que, hasta ahora, no hay pruebas claras de que la nueva cepa tenga más probabilidades de volver a infectar a las personas que ya han contraído antes la COVID-19. Si la inmunidad natural se mantiene, es probable que la inmunidad obtenida mediante una vacuna también lo haga. "¿Estamos viendo un aumento sistemático de las reinfecciones? Los datos no nos permiten decirlo", asegura Karim. La reinfección aún se podría prevenir, señala, porque el cuerpo "tiene dos mecanismos inmunológicos, las células o linfocitos B que producen los anticuerpos y las células T que atacan y eliminan".
Los investigadores subrayan que las pruebas de laboratorio por sí solas no pueden demostrar si las vacunas funcionarán contra las nuevas variantes y por eso esperan que los resultados de los ensayos reales en curso de las vacunas en Sudáfrica, Reino Unido y otros lugares pronto den mejores respuestas. Karim afirma: "Esperamos una respuesta muy pronto. Queremos datos reales, pero aún no están disponibles".
Evolución convergente
Los científicos están analizando dos posibilidades principales sobre el origen de estas variantes. Una hipótesis es que el virus está evolucionando en personas inmunodeprimidas, donde puede persistir durante meses mientras aprende a esquivar el sistema inmunológico. Otra idea es que están surgiendo variaciones en ciudades como Londres, que sufrieron grandes olas de infección a principios de 2020. Millones de personas acabaron contagiadas, pero si sus anticuerpos iban disminuyendo a lo largo del año, entonces sus cuerpos podrían contraer variantes del virus capaces de resistir a los restos de su respuesta inmunológica.
Algunos científicos piensan que las variantes evolucionadas probablemente estén apareciendo en todas partes, no solo en Gran Bretaña y Sudáfrica, pero que aún no se han detectado. El especialista en genomas virales de la Universidad de Washington (EE. UU.) Tulio de Oliveira detalla: "Esperamos que se descubran múltiples variantes a medida que se aumente la vigilancia genómica, especialmente en lugares que han tenido muchos casos durante un largo período de tiempo. Hasta que la propagación no se acerque al cero, el virus seguirá superándonos".
Los científicos señalan que están bastante seguros de que las variantes de Sudáfrica y de Reino Unido se propagan más rápido, causando aproximadamente un 50 % más de infecciones posteriores que la cepa original de China. Parte de la evidencia es lo rápido que la variante de Reino Unido, denominada B.1.1.7, se ha mantenido en otros lugares, superando a las versiones anteriores. Ya representa casi la mitad de los casos en Israel, que se enfrenta a un pico de contagios a pesar de su gran campaña de vacunación. Mientras tanto, la variante 501Y.V2 ya se ha detectado en al menos 10 países.
Algunas de estas variantes comparten mutaciones, incluida la llamada N501Y, que permite al virus unirse con más fuerza a las células humanas. Para los científicos, que aparezcan mutaciones idénticas en diferentes continentes significan que el virus está experimentando una "evolución convergente". Es decir, las distintas variantes del virus aplican las mismas estrategias para escapar de la presión de los anticuerpos en la sangre de los infectados o vacunados.
Esperar respuestas
El gran estudio de Johnson & Johnson empezó en septiembre y el 17 de diciembre terminó de inscribir a 45.000 participantes, según la empresa, que afirma que sabrá si su vacuna es efectiva a finales de enero. Si obtiene buenos resultados, podría solicitar la autorización poco después.
Los científicos académicos y gubernamentales, junto con Johnson & Johnson, decidieron aplicar un enfoque internacional para esa vacuna y probaron la inyección en África, Brasil y otras partes de América Latina, así como en EE. UU. Esa decisión parece profética en estos momentos. Su estudio se inició exactamente cuando la nueva variante se estaba consolidando en Sudáfrica. Y pronto superó a la otra: más del 80 % de los casos en Sudáfrica actualmente son causados por la nueva variante.
Corey recuerda: "Queríamos que fuera relevante a nivel mundial. No pensábamos que la variación de la cepa se produciría tan rápidamente, pero esto nos permite obtener una lectura temprana de lo que está sucediendo y es muy afortunado". Un portavoz de Johnson & Johnson señaló que la empresa no podía comentar los resultados del ensayo hasta que se hicieran públicos. La compañía no confirmó cuántos voluntarios sudafricanos participaron en el estudio.
Los investigadores han empezado a planificar cómo podrían alterar o actualizar las inyecciones de vacunas para hacer frente a las nuevas cepas. Las dos vacunas de ARN mensajero se pueden reprogramar con bastante facilidad, según las empresas que las fabrican. Es probable que ese también sea el caso de la vacuna Johnson & Johnson, que emplea un tipo inofensivo del virus de la gripe, al que se añade una parte del coronavirus.
Para lidiar con las variantes, Corey considera que también es posible que las dosis se aumenten o refuercen más adelante con otras inyecciones de seguimiento "específicas de cada cepa". Otra idea es dirigir las vacunas a diferentes partes del virus que evolucionan más lentamente que la proteína de espiga, pero tales vacunas tardarían más en desarrollarse y probarse.
Los investigadores de Sudáfrica resaltan que aún no pueden confirmar que las vacunas existentes no funcionen contra la variante en su país, y varios de ellos aseguran que definitivamente recibirían una vacuna si se les ofreciera. Lo que sí creen es que el mundo ha subestimado el virus, que sigue adaptándose y evolucionando.