Aunque nada puede compensar las muertes, el sufrimiento y las desgracias que hemos sufrido este año, la pandemia nos ha dado algunas pequeñas victorias a las que podemos aferrarnos y luchar por mantener a medida que las vacunas se masifiquen, desde el teletrabajo a las cenas en familia
La opinión generalizada es que 2020 ha sido "el peor" año. Pero, hay razones para echar la vista atrás y encontrar los inesperados puntos positivos del confinamiento, especialmente cuando se trata de cómo las personas nos hemos relacionado unas con otras.
Ninguna de estas ventajas compensa la muerte, el sufrimiento y la desgracia de este terrible año, pero presentamos una lista de las pequeñas victorias a las que podemos aferrarnos y cuidar mientras por fin empezamos a sacudirnos el polvo de 2020 de nuestros pies.
Poder tumbarnos y empezar a trabajar. La fatiga del Zoom es real, pero el teletrabajo no se debería tratar como un sustituto temporal de la oficina. Muchos defensores de personas con discapacidad llevan años pidiendo a los empleadores que ofrezcan el trabajo en remoto como una opción para empleos que se pueden realizar de esa manera. La pandemia ha dejado claro que algunas personas realmente se benefician de trabajar desde casa y pueden ser igual de productivas cuando lo hacen.
"Si sus empleados pueden teletrabajar y quieren hacerlo, déjelos", recomienda la defensora de los derechos de las personas con discapacidad y fundadora de Ramp Your Voice, Vilissa Thompson. Aunque teletrabajar puede ser realmente duro para algunos, para otros, ya sea por discapacidad, necesidades familiares o comunitarias, resulta más fácil y cómodo que trabajar en una oficina. A Thompson le preocupa que las empresas estén demasiado impacientes y apuren a todos para regresar a la oficina a medida que las vacunas estén más disponibles. Y añade: "Realmente ya no se puede decir que ciertas cosas no funcionan si se llevan a cabo en remoto. Se ha visto que sí funcionan".
Lo mismo vale para los centros educativos y los encuentros profesionales, resalta. Los estudiantes que han solicitado a las universidades la opción de asistir a clases de forma remota ya saben que los centros están preparados para eso. Y las conferencias virtuales son más accesibles en varios aspectos, incluido el económico: un menor coste de entrada, sin tener que pagar el alojamiento ni el desplazamiento.
Los subtítulos de vídeos en directo se convirtieron casi en una norma. Antes de la pandemia, ver un vídeo subtitulado no era demasiado habitual. Y cuando se hacía, como con la opción de subtítulos automáticos de YouTube, el resultado a menudo no tenía mucho sentido. Con las mascarillas puestas, a quienes tienen problemas de audición o las personas sordas resultaba les resultaba prácticamente imposible entender a sus compañeros. La pandemia aumentó la urgencia de subtítulos en directo, y algunas start-ups como Ava, junto con plataformas más grandes como Zoom y Microsoft, han incorporado la opción de subtítulos de vídeos en directo que a menudo se pueden editar para que sean más legibles.
En especial, Instagram y otras plataformas sociales comenzaron a introducir subtítulos para permitir que las personas con dificultades auditivas entendieran los vídeos publicados. Incluso las personas oyentes pueden beneficiarse de ese texto bastante para el trabajo, que se archiva y se puede buscar. Eso no quiere decir que el problema esté totalmente resuelto. El fundador de Ava, Thibault Duchemin, asegura que, a pesar de que se han logrado avances inmensos, aún queda mucho trabajo por hacer, especialmente con los vídeos en directo: "Como persona sorda o con problemas de audición, si veo la televisión, los programas están subtitulados por profesionales, pero ¿cuál es la diferencia con una transmisión en directo en las redes sociales de un evento importante?"
El mundo real no nos gustaba, así que nos perdimos en los mundos virtuales. Hola. Soy Abby, una de las autoras de este artículo. La última vez que sentí alegría fue hace unas semanas, en el videojuego Among Us con un grupo de desconocidos. Among Us es un poco como el juego de mesa Secret Hitler o el juego de cartas Mafia, pero online. Los jugadores son compañeros de tripulación o impostores, y nadie más lo sabe. Los compañeros de tripulación realizan tareas. Los impostores matan a sus compañeros de tripulación. Los buenos ganan al terminar las tareas o al identificar y expulsar a todos los impostores antes de que los superen en número. De todos modos, en este juego, hemos cambiado la configuración para asegurar el máximo caos: había tres impostores, que son muchos. Cada compañero de tripulación tenía una tarea. Era un caos vertiginoso y me sorprendí a mí misma riéndome a carcajadas, como si estuviera afuera con amigos.
Los videojuegos ya eran una gran industria antes de la pandemia. Así que sí, por supuesto que es posible divertirse online en un videojuego. Pero la pandemia ha hecho que muchas más personas sean conscientes de esto y hayan buscado formas de conectarse con amigos y extraños en espacios virtuales. La gente procesaba su duelo en Animal Crossing, organizaba noches de fiesta en Jackbox y creaba divertidos juegos de pesadilla en Among Us. Sería bueno que estos momentos siguieran formando parte de la vida para más de nosotros.
Las citas dejaron de ser superficiales. El año pasado, la cultura de buscar pareja online estaba viva y coleando. La pandemia convirtió las aventuras de una noche en agua pasada y creó un dilema para los solteros del todo el mundo, obligándolos a conectarse online y replantearse las citas: utilizaban Formularios de Google para crear servicios de buscar parejas ad hoc, el número de citas por videochat creció y las ventas de juguetes sexuales se dispararon. Por supuesto que no hay nada mejor que conocer a una persona en la vida real y comprobar la sensación que se crea para ver cómo nos cae, ya que una versión idealizada de nuestro yo en la pandemia a menudo conducía a citas decepcionantes en persona cuando las restricciones del confinamiento no existían.
La votación por correo facilitó el voto y lo hizo más seguro. Aunque el voto por correo existía mucho antes de la pandemia, las elecciones de EE. UU. de 2020 ampliaron el acceso y un gran número de los estadounidenses aprovechó esa posibilidad. Como escribió nuestro colega Patrick Howell O'Neill a principios de diciembre, esa expansión, a su vez, provocó que estas elecciones fueran unas de las más seguras de la historia. "Extender la votación para que las autoridades tengan una semana o incluso un mes para actuar significa que se reduce enormemente el impacto de cualquier problema, ya sea un fallo técnico o un ciberataque", escribió.
¡Mucha más gente se lava las manos! Resulta que la mayoría de nosotros no sabíamos lavarnos las manos adecuadamente. En los primeros días de la pandemia, cuando no se sabía mucho sobre cómo se propagaba el coronavirus, los profesionales de salud pública como los de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) insistieron en los 20 segundos de lavado enérgico y minucioso, lo que llevó a innumerables memes y a personas murmurando la canción de "Feliz cumpleaños" durante los meses más oscuros del año para asegurarse de que sus manos estuvieran limpias.
¿Recuerda cuando nos agarrábamos a los postes del metro, tocábamos los carritos de la compra y pasábamos las manos por otras superficies públicas antes de tocarnos la cara sin pensárnoslo dos veces? Sí, mejor que no volvamos a hacer esas cosas.
Los desplazamientos más cortos dieron un respiro al medio ambiente. La reducción del transporte en tren y del consumo de gasolina ha tenido algunos efectos tangibles para el medio ambiente. En abril, las emisiones de dióxido de carbono se redujeron un 17 %. Las ciudades de China y la India que antes sufrían mucha polución vieron cómo desaparecer esa niebla tóxica. Los expertos calcularon que el impacto en las emisiones equivalía a retirar 192.000 coches de la carretera. Una investigación publicada en la revista Science en julio también sugirió que esa pausa colectiva del mundo permitió a los científicos escuchar sutiles cambios sísmicos que de otra manera serían imposibles de oír. Este mundo más tranquilo y limpio no significa que ya estemos a salvo en cuanto el calentamiento global, y es casi seguro que estos avances no durarán mucho después de la pandemia. Pero, demuestra todo lo que se puede conseguir con drásticas acciones medioambientales.
Reunirse para la cena familiar. Antes de la pandemia, entre el 30 % y el 40 % de las familias solían compartir solo una comida, según la investigación realizada por la profesora asociada de Psicología Clínica de la Universidad de Harvard (EE. UU.) y cofundadora del Family Dinner Project, Anne Fishel. ¿Y ahora? Las órdenes de quedarse en casa, los confinamientos, el teletrabajo y las clases online han hecho que la hora de comer sea un momento precioso para volver a relacionarse. "El 70 % de las familias cocinan más, el 60 % de las familias preparan sus propias comidas, el 50 % de ellas involucran a los niños y hay 55 % más de comidas familiares en general", afirma la profesora, citando una investigación realizada por la Universidad Guelph de Canadá.
Comer en la misma mesa y a la misma hora que el resto de la familia puede parecer poco más que una buena tradición, pero Fishel cree que tiene efectos más valiosos: "Se registran tasas más bajas de abuso de sustancias y trastornos alimentarios, ansiedad y depresión en las familias que tienen cenas familiares de forma regular. También se nota más resiliencia y mayor autoestima", dos cosas que casi a todo el mundo le vienen bien en este momento mientras atravesamos otra ola del coronavirus entrando en el nuevo año.