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Alex Kraus/Bloomberg

Biotecnología

"Sabíamos que no iba a haber suficientes vacunas para todo el planeta"

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La vacuna de ARNm contra el coronavirus de Moderna acaba de recibir la Autorización de Uso de Emergencia en EE. UU. Su CEO, Stéphane Bancel, explica en esta entrevista los desafíos de fabricación a escala masiva y el potencial de este nuevo enfoque contra futuras enfermedades

  • por Antonio Regalado | traducido por Ana Milutinovic
  • 23 Diciembre, 2020

La semana pasada, la primera vacuna contra el coronavirus (COVID-19) desarrollada como parte de la Operación Warp Speed de EE. UU. recibió la Autorización para Uso en Emergencia en EE. UU. después de una reunión celebrada el 17 de diciembre por los asesores médicos federales.

La inyección, denominada mRNA-1273, es una creación de la empresa de biotecnología Moderna, y Estados Unidos depende mucho de ella para cumplir con su plan de vacunar a la mayoría de su población de aquí a junio.

La vacuna, que contiene un fragmento del código genético del coronavirus, se basa en un enfoque novedoso que consiste en una inyección de ARN mensajero dentro de unas partículas de grasa. Una vacuna similar, desarrollada por Pfizer y BioNTech, también fue autorizada la semana anterior, pero los suministros son limitados ya que todo el mundo quiere una.

Mientras Pfizer trabajaba de forma independiente, Moderna recibió miles de millones de euros en fondos de EE. UU. y colaboró estrechamente con el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas del país, para que su vacuna se convirtiera en el primer éxito de la Operación Warp Speed, el enorme programa de la administración estadounidense para poner fin a la pandemia.

En su gran ensayo clínico realizado en EE. UU., la inyección de Moderna tuvo unos resultados excepcionalmente buenos, que superaron todas las expectativas. Después de dos dosis, la eficacia contra la COVID-19 fue del 94 %. Aunque algunos de los voluntarios que la recibieron, se contagiaron posteriormente, ninguno desarrolló un caso grave de COVID-19.

Poco antes de que su vacuna fuera aprobada, MIT Technology Review habló con el CEO de Moderna, Stéphane Bancel, sobre sus impresiones sobre el futuro de su candidato.

Estados Unidos depende bastante de la vacuna de Moderna para restaurar la economía y la vida cotidiana. El 14 de diciembre, la administración Trump ejerció la opción de compra de 100 millones de dosis adicionales, elevando el total que Moderna ha prometido a 200 millones. Sin embargo, hasta ahora, solo se ha fabricado una cantidad suficiente para vacunar a unos pocos millones de personas.

¿En qué pensaba cuando se ha despertado esta mañana?

Suelo madrugar y he ido a hacer deporte. Pensaba principalmente en la fabricación y en cómo la escalaremos. Como CEO, siempre estoy pensando en el próximo paso, y ese es la fabricación. Esta semana es muy importante en la Administración de Alimentos y Medicamentos [FDA, por sus siglas en inglés]. Pero no me preocupa la EUA [Autorización para Uso en Emergencia], porque los datos son los datos. Me preocupa cómo hacer más productos.

¿Cuándo creyó por primera vez que esta vacuna iba a funcionar?

Lo pensé en mayo, cuando descubrimos los niveles muy altos de anticuerpos neutralizantes en todos los primeros participantes del ensayo. Sabíamos por los experimentos con animales que los anticuerpos eran el mejor indicador de la futura eficacia.

La vacuna resulta muy eficaz, pero resulta decepcionante que no haya suficiente para todos. ¿Por qué es así?

Esto se anunció desde el principio. Nunca iba a haber suficientes vacunas para todo el planeta. Lo que es extraordinario es que, 11 meses después de que la secuencia de ADN del virus estuviera disponible, haya dos vacunas de ARNm aprobadas, lo que nunca antes había sucedido con ninguna tecnología. Es asombroso, pero esta tecnología no se había comercializado nunca. Nadie tiene una fábrica parada capaz de producir 1000 o 2000 millones de dosis al año.

¿Cuál es el mayor obstáculo? ¿Las materias primas o los equipos?

Al fin y al cabo, se trata de una tecnología nueva. Imagínese a los fabricantes de coches en la década de 1920. Si alguien hubiera dicho "Quiero 1000 millones de coches", la respuesta habría sido "¿Qué dice?" Ninguna empresa estaba preparada porque nunca se habían aprobado las vacunas de ARNm, pero ya estamos construyendo la infraestructura para producir 1000 millones de dosis.

El director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE. UU., Anthony Fauci, afirmó la semana pasada que esta vacuna había sido "desarrollada" por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés). Que era su invento. ¿Qué opina de eso?

La tecnología de la vacuna fue desarrollada por Moderna. Lo que hemos hecho durante un tiempo fue enviarles productos para probarlos con diferentes virus. En este caso, para el diseño de ARNm, tuvimos dos equipos trabajando en paralelo, para aumentar las posibilidades. Cuando la secuencia del coronavirus estuvo disponible online en enero, tuvimos una reunión con ellos 48 horas después. Y ambos equipos, el de los NIH y el de Moderna, habían llegado al mismo diseño.

¿Cuál es la próxima enfermedad o infección que podremos derrotar con esta tecnología después de la COVID-19?

Ya antes de la COVID-19, habíamos estado trabajando en el CMV [citomegalovirus], que es la principal causa de malformaciones congénitas en EE. UU. Tenemos buenos datos de la fase 2 de septiembre y estaremos en la fase 3 el próximo año. Creemos que todas las mujeres recibirán esta vacuna antes de quedar embarazadas. Y, después, viene la gripe. La eficacia de la vacuna contra la gripe es bastante baja, solo 40 % o 50 %.

A lo largo de la historia de su empresa, han buscado cómo aplicar esta tecnología. ¿Cree que las vacunas seguirán siendo la mejor solución?

Siempre considerábamos que se trataba de desarrollar la tecnología de administración adecuada. Y es algo que lleva años, no dos semanas. Tenemos algunos datos interesantes, publicados en septiembre, sobre el cáncer de cabeza y cuello. En cardiología, descubrimos la capacidad de aumentar el flujo sanguíneo en una persona. Creemos que será de gran importancia y esperamos que, con el tiempo, se aplique a una amplia variedad de enfermedades. Pensamos que hay 10 o 20 tipos de células diferentes a las que podemos aplicar el ARNm. Es por el sistema de órganos y por el tipo de célula. En cuanto exista esa forma de administrarlo, se podrán crear muchos medicamentos diferentes, porque el ARN es información.

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