El antiguo responsable de pandemias de EE. UU. Rajeev Venkayya cree que las 'apps' de rastreo son más importantes ahora que hace tres meses y pide a los distintos líderes internacionales y locales que lancen mensajes desde distintos frentes y escalas para aumentar la confianza en las vacunas
Las apps de rastreo digital de contactos surgieron por primera vez al inicio de la pandemia. Estas aplicaciones avisan al usuario en caso de que haya estado cerca de otra persona que ha recibido un diagnóstico positivo de coronavirus (COVID-19) y funcionan en un teléfono inteligente normal de uso individual. Lo cierto es que, a pesar de los distintos esfuerzos internacionales, estos sistemas no han ofrecido ninguna solución milagrosa y han sido criticados por problemas de uso, privacidad y demás. Pero, aun así, son herramientas de bajo coste basadas en tecnologías que ya tenemos en nuestros bolsillos.
Meses después de los distintos lanzamientos es buen momento para preguntarse si están cumpliendo su función actualmente, cuando los casos de COVID-19 siguen aumentando. Hablé de esto con el que fuera asesor de biodefensa de la Casa Blanca para el presidente George W. Bush, Rajeev Venkayya, quien además fue responsable de la estrategia nacional de esa administración para la preparación para una pandemia.
Después de esos puestos, Venkayya fue director de entrega de vacunas en la Fundación Gates. Actualmente dirige el departamento de vacunas de la empresa farmacéutica japonesa Takeda, que espera fabricar la vacuna candidata de Novavax.
En este punto de la pandemia, con distintas vacunas en el horizonte, ¿aun deberíamos decir a la gente que use una app de rastreo de contactos? ¿Cuál es la utilidad de esa tecnología?
En primer lugar, demos un paso atrás para ver dónde nos encontramos en la pandemia. Estamos en una situación muy difícil, con un aumento de los casos de contagio, hospitalizaciones, muertes casi todas partes. En este contexto, el rastreo de contactos tiene un papel diferente al que tendrá cuando los niveles de contagio sean relativamente bajos. Entonces, con las pruebas y el seguimiento como herramientas principales, será poco probable que pierdan relevancia.
Entonces, ¿tendrá sentido que una persona use una app de rastreo en ese contexto?
Absolutamente... A nivel personal, de hecho, es más importante descargar una app de rastreo de contactos ahora que hace tres meses, porque hay mucho más virus circulando que hace tres meses. Si alguien quiere ir al supermercado hoy, aunque todos usen mascarillas, estará expuesto a otras personas y es más probable que contraiga el virus ahora que hace tres meses. Una app de rastreo de contactos siempre nos ayudará a protegernos... desde un punto de vista individual, siempre es bueno saber si hemos estado cerca de alguien que tiene COVID-19. Eso representa una amenaza para nosotros y para las personas que nos rodean. Y, por supuesto, podríamos convertirnos en un peligro para el resto si tenemos COVID-19 y no lo sabemos.
¿Seguirán siendo útiles esas otras formas de abordar la propagación de la COVID-19 después del lanzamiento de una vacuna?
Las noticias sobre las vacunas son increíbles. Mejores de lo que la mayoría de la gente esperaba, con niveles tan altos de eficacia y la comprobación de que las dos primeras vacunas son tan efectivas para prevenir esta enfermedad tan grave. Dicho esto, las empresas tardarán algún tiempo en suministrar dosis suficientes para frenar la pandemia. Y mucha gente cree que esto no sucederá hasta mediados del próximo año. Si se producen retrasos en la fabricación, algo que siempre pasa en las vacunas, entonces será realmente importante tener todas las herramientas posibles a nuestra disposición, incluidas las pruebas de diagnóstico fiables y el rastreo. Solo hay que intentar mantenerse al día y limitar el daño que se está creando.
La vacuna primero irá a las comunidades de alto riesgo: los profesionales sanitarios y personas en los centros de atención a largo plazo, y luego tal vez a algunos trabajadores de infraestructuras críticas. Administrar la vacuna a esos grupos no será suficiente para parar la transmisión comunitaria. Si queremos detener la propagación, habrá que llegar probablemente al 50 % o más de la población para reducir realmente la cantidad de virus que circula. Así que pasará algún tiempo antes de llegar allí. Incluso si hay una vacuna disponible, habrá personas que quieran esperar un poco más para ver cómo va la situación con la vacuna antes de decidir recibirla.
Tengo algunas preguntas sobre cómo funcionan las vacunas. Si una persona ya tiene anticuerpos, ¿eso afecta a cómo reaccionaría su cuerpo a la vacuna?
Si alguien estuvo expuesto antes, eso no debería afectar el potencial de una vacuna para crearle una inmunidad aún mejor que la que desarrolló con el contagio natural. Los ensayos clínicos que se realizaron, la mayoría de ellos, que yo sepa, no excluyeron a personas que previamente habían contraído la COVID-19. Y no creo que hayamos oído a nadie decir que no se vaya a administrar la vacuna a las personas que previamente han tenido la COVID-19.
Hay un par de razones para ello. Una es que hay mucha variabilidad en los niveles de anticuerpos que podemos medir después de que una persona haya pasado la COVID-19. Y entonces no se sabe si ese nivel de anticuerpos protegerá a esa persona, a menos que realmente se intente medir eso. E incluso en ese caso, todavía no tenemos una idea clara de qué nivel hay que tener. Y la segunda razón es que, por otros tipos de coronavirus, sabemos que se puede estar protegido contra la reinfección durante un período de tiempo, pero esa protección desaparece o baja con el tiempo. Y en tercer lugar, también sabemos que, en muchos casos, las vacunas brindarán una protección más duradera que la de la infección natural.
Habrá varias vacunas disponibles. ¿Debería una persona recibir más de una?
En general, no, no hay que tomar más de una vacuna contra ningún patógeno o virus. En el lanzamiento de estas vacunas, algunas requieren dos dosis. Y se debe recibir la segunda dosis de la misma vacuna de la que se administró la primera dosis. Eso no quiere decir que en el futuro no sea posible recibir una vacuna diferente como segunda dosis, pero necesitamos más datos para ver si se lograrían niveles de protección similares o mejores si se mezclan y combinan.
Si alguien ya ha estado expuesto, ¿aumenta su riesgo de tener una reacción autoinmune cuando reciba la vacuna?
Todavía no hemos notado evidencia de eso. El concepto se denomina como refuerzo de la enfermedad. La idea consiste en que si alguien está expuesto a un virus y a su vacuna una vez, y tiene una respuesta inmunológica no muy completa, como una respuesta parcial, la próxima vez que se contagia, y en realidad se expone a ese virus, podría tener una forma más grave de la enfermedad por la razón que menciona: el sistema inmunológico hiperactivo. Eso sucede con el dengue. Es una posibilidad teórica con esta vacuna. Pero, todo indica que eso no será un problema, según lo que hemos visto hasta ahora.
¿Hay algo desde su punto de vista sobre el lanzamiento de esta vacuna que deberíamos tener en cuenta? ¿Ve venir algún obstáculo?
Va a ser muy complejo. Cada país tendrá su propio sistema para llevarlo a cabo. Así que tengo la sensación de que habrá contratiempos en el proceso. Creo y espero que todos los países planifiquen sus necesidades. Pero, nunca habíamos hecho algo así, intentar administrar tantas vacunas a tantas personas en un período tan corto de tiempo.
Además, los requisitos de la cadena de frío para las vacunas de ARNm son diferentes a los de otras vacunas. Así que, en vez de neveras, que es a lo que la gente está más acostumbrada debemos disponer de congeladores en toda la cadena de suministro. Luego está la cuestión de asegurarse de que las personas reciban la segunda dosis de la misma vacuna, cuando se supone que deben hacerlo. Y será muy importante tener un sistema fiable para garantizar que eso suceda. Espero que los países tengan sistemas para asegurarse de que los que estén en el grupo de prioridad reciban la vacuna y no que la vacuna llegue a las personas que en realidad no deberían recibirla tan pronto.
Y luego creo que es de suma importancia controlar los efectos secundarios después de la administración de la vacuna. Consideramos que es poco probable que eso sea un problema, pero debemos estar atentos por si acaso. Dada la cantidad de personas que han recibido estas vacunas hasta ahora, dudo que sea algo que realmente cambie la forma en la que la gente piensa sobre la vacunación. Pero, también queremos mantener la confianza en las vacunas. Por eso debemos ser realmente transparentes sobre estas cosas.
Sobre la transparencia y la confianza: ¿Hay algo que hayamos aprendido hasta ahora en esta pandemia sobre cómo generar confianza entre los organismos sanitarios y las personas comunes que deberían hacer algo como descargar una app de rastreo de contactos o recibir una vacuna?
No es fácil responder a eso. No podemos limitarnos a dar a las personas más datos y esperar que actúen de manera diferente. Hace falta comunicar los mensajes desde múltiples ángulos. Y no solo a nivel nacional, sino a nivel comunitario, a nivel local, idealmente, por parte de las personas en las que la gente confía, ya sea un líder religioso o su médico u otro líder comunitario. Lo ideal sería que los amigos y la familia amplificaran los mensajes sobre la seguridad y la confianza en las vacunas. Las personas a menudo confían en sus amigos más que en los demás. Los famosos, las personas influyentes, deben ser parte de esto. Y me alegra ver que mucha gente parece estar dispuesta a hacerlo. Estamos viendo que tres presidentes se arremangarán y saldrán a vacunarse cuando sea el turno de su grupo. Va a ser necesario todo esto. Realmente queremos una voz envolvente de personas que refuercen la confianza en las vacunas. Al fin y al cabo, es una elección individual. Pero, las personas deben tomar esa decisión con la información adecuada, con la información correcta.
Otro elemento es que, lamentablemente, todo esto se ha politizado profundamente. Cosas que pudieron no haber sido controvertidas hace unos años se han vuelto controvertidas porque la gente no confía en las instituciones, incluidas las científicas y las autoridades. Así que eso es realmente un obstáculo para llevar a cabo algo tan simple como el rastreo de contactos. Me parece increíble que las mascarillas, el rastreo de contactos y las vacunas sean temas tan divisivos en este momento. De hecho, esta ha sido una razón clave de nuestro fracaso en responder de manera efectiva, en este país, a este virus. Si solo estuviéramos luchando contra el virus, podríamos vencerlo. Pero no es así. Estamos luchando contra el virus y también contra la desinformación que está en todas partes. En todas partes.
Aún no hemos descubierto cómo navegar en un mundo donde la información se comparte de manera compartimentada, con cámaras de eco. No obstante, creo que lo resolveremos, sobre todo cuando veamos cambios en la cima, en los líderes.
Eso suena como la idea del modelo de queso suizo, donde una sola cosa no funciona, pero un conjunto de varías podría crear una fuerte barrera.
Sí, esa es una buena analogía. Cuando trabajaba en la Casa Blanca, nuestro grupo fue el que ideó aplicar el modelo del queso suizo a la pandemia. Era un marco de gestión de riesgos que había inventado James Reason hace tiempo. Un chico de nuestro equipo tenía experiencia en la seguridad del paciente, donde se usa este modelo de queso suizo en el que hay múltiples enfoques diferentes para asegurarse de que no ocurran errores. Ninguno de ellos era perfecto, pero, cuando se aplican todos juntos, se detecta la mayoría de los errores. Así que lo aplicamos en 2006 a las pandemias, con el distanciamiento social, la realización de las pruebas de diagnóstico y el aislamiento, la cancelación de grandes reuniones, el cierre de las escuelas. Con el modelado de enfermedades, descubrimos que, cuando se combinan múltiples intervenciones imperfectas conjuntamente (al principio de un brote cuando la propagación es muy baja), en realidad casi se puede detener una pandemia en seco.
Parece que en este momento el contagio comunitario ha progresado hasta el punto en el que no es muy útil pensar de esa manera. Pero a medida que la situación empieza a estar bajo control, ¿eso se vuelve más relevante?
No quiero dar la impresión de que las pruebas de diagnóstico y el rastreo no son útiles cuando hay tanto virus circulando... Es útil, pero no cambiará mucho en relación con la pandemia. Cuando hay tanto virus suelto, casi siempre es necesario llevar a cabo algo parecido a un confinamiento. Cuando la curva es tan alta, cuando ha habido tanto contagio exponencial hasta el punto en el que el virus está en todas partes, realmente hay que considerar el confinamiento durante, por ejemplo, dos o tres semanas para suprimir la propagación hasta una situación parecida a los primeros días del brote. Luego, si se aplica el rastreo de contactos, habrá un impacto mucho mayor en la epidemia general.
¿Cree que deberíamos tener otro confinamiento?
Se están haciendo varias versiones de eso. El problema es que, en muchos casos, las medidas se están tomando a medias. Es un problema más grave donde el uso de mascarillas no es obligatorio y los restaurantes y bares siguen abiertos. Ahí confían en la responsabilidad individual cuando las propias personas han llegado a no creer en la COVID-19. Así que confiar en la responsabilidad individual en esa situación es completamente inútil. Porque nadie siente una responsabilidad individual .
¿Cree que la administración Biden impondría un confinamiento o algo parecido?
Leí que estaban planeando una orden nacional de llevar mascarillas durante 100 días. Creo que eso es interesante. En abril, pedí una orden nacional de mascarillas. Creo que se tenía que haber introducido hace mucho, mucho tiempo. Realmente, los gobernadores deberían considerar hacer algún tipo de confinamiento específico. Y probablemente se extienda a las escuelas, al menos durante algunas semanas. Porque si se intenta controlar esto, posiblemente habrá que intentar todo. Cerrar todos los compartimentos de la propagación significativa durante un período de tiempo.
Aquí en Massachusetts (EE. UU.), no creo que estemos haciendo todo lo que deberíamos. Los números son simplemente terribles. La vigilancia de las aguas residuales está fatal. Todo parece bastante mal. Y estamos preocupados por que haya una nueva ola después de navidad.