El químico José Luis Jiménez, que lleva 20 años estudiándolos, asegura que las pruebas de que la transmisión aérea es la principal vía de contagio de la COVID-19 son abrumadoras. Junto a otros nueve expertos, ha creado un documento público con toda la información para que cualquiera pueda consultarlo
Las evidencias de que el coronavirus (Sars-Cov-2) se transmite por el aire se han ido acumulando durante meses. Sin embargo, la postura oficial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para el Control de Enfermedades de EE. UU. (CDC, por sus siglas en inglés) sigue siendo que las gotitas son la principal vía de transmisión. De hecho, hasta el mes pasado, los CDC no habían cambiado su página web para incluir la transmisión aérea como una vía de propagación de la COVID-19, y solo un par de días después eliminaron la información, alegando que se había publicado por error. Un directivo le dijo a CNN que "no estaba lista para ser publicada". ¿Todo claro?
En julio, un grupo de 239 expertos envió una carta abierta a la OMS pidiendo que reconociera la transmisión aérea como vía de transmisión del coronavirus. Tres meses después, la postura de la OMS ha cambiado sutilmente, pero todavía sugiere que la transmisión por el aire a través de aerosoles tiene un papel limitado.
En vez de esperar a que los círculos oficiales se pongan al día, uno de los firmantes de la carta, el profesor de química de la Universidad de Colorado en Boulder (EE. UU.), José Luis Jiménez, que lleva 20 años estudiando los aerosoles, decidió llevar a la sociedad los últimos consejos sobre cómo podemos protegernos a nosotros mismos y a los que nos rodean de forma directa. Reunió a un grupo de otros nueve expertos en el campo para crear este documento de Google de acceso abierto, en el que ofrecen una guía completa sobre lo que hay que saber de la transmisión por aerosoles, desde las mejores prácticas para las mascarillas hasta si es seguro viajar en avión.
Hemos hablado con él sobre por qué creó el documento y de la respuesta que ha tenido hasta ahora.
¿Por qué ha creado este documento?
Mucha gente estaba haciendo preguntas, así que pensé que tenía sentido ponerlas en un único lugar para no tener que seguir repitiendo lo mismo y también poder modificar el documento y mejorarlo con el tiempo. Nosotros [los expertos en transmisión por aerosoles] respondíamos a muchas preguntas en Twitter y por correo electrónico. He recibido varios miles de correos electrónicos y preguntas por Twitter. Pero las respuestas suelen ser las mismas. A algunos de los coautores los encontré a través de la carta abierta de la OMS, a otros en Twitter, y les propuse: "¿Qué tal si juntáramos nuestra investigación para no tener que seguir repitiéndonos tanto?" Algunos aceptaron, así que lo he creado con algunas preguntas y luego otros empezaron a añadir las suyas también. Cuando vimos que era útil, lo hicimos público. Actualizamos el documento continuamente. En efecto, estamos actuando como una pequeña OMS o CDC. Estamos diciendo las cosas que deberían decirse. Resulta frustrante, pero esta es la situación en la que nos encontramos. Estas organizaciones se han negado rotundamente a considerar la importancia de la transmisión por aerosoles, lo que deja a las personas desprotegidas. Por eso sentimos que es nuestro deber comunicarnos directamente con la gente.
¿Cómo lo usa la gente?
Hemos publicitado el documento lo máximo posible a través de Twitter, correos electrónicos y pidiendo ayuda a los periodistas. Así lo ve la mayor parte de la sociedad. Siempre hay más de 100 personas consultando el documento cada vez que lo reviso, así que sabemos que mucha gente lo lee. Y también nos han dicho que les parece muy útil. Muchos médicos afirman que es un buen recurso. Y Google Translate ayuda a traducirlo automáticamente a cualquier idioma. Cada vez que doy una entrevista en un país nuevo, la gente se sorprende de que la transmisión sea principalmente a través de aerosoles.
¿Por qué creó este documento en vez de seguir el camino tradicional de la publicación científica?
La publicación científica es muy lenta. Teniendo en cuenta la magnitud de la pandemia, la gente necesita información ya. Y los editores pueden ser misteriosos. Todos tienen sus propias reglas. En realidad, solo se pueden publicar trabajos que no se hayan publicado antes, por lo que no es una buena forma de responder a las preguntas de la sociedad. Y lo que es más importante, tenía que ser actualizable para poder responder a las preguntas de las personas a medida que surgen. En una revista, el trabajo se quedaría estancado.
¿Cuáles han sido sus principales frustraciones con la respuesta a las pruebas en torno a la transmisión aérea?
Llevo esperando un gran cambio desde que escribimos esa carta, firmada por 239 científicos. Las pruebas de que el virus se transmite a través de aerosoles ya son simplemente abrumadoras. La idea de que se propaga principalmente por gotitas es un mito. Se trata de un error de 1910 cometido por Charles Chapin, quien escribió el libro titulado Las fuentes y modos de infección. En ese libro, asoció el riesgo de infección con gotitas. Aseguró, admitiendo más tarde que no tenía pruebas, que la transmisión por aerosoles era casi imposible, y que cualquiera que dijera lo contrario debería demostrarlo. Y eso se ha convertido en dogma desde entonces. Es casi una superstición. Hasta el día de hoy sigue siendo lo que afirman los CDC.
Todavía sigo esperando ese deslizamiento de tierra, donde de repente todos se mueven y ocurre un gran cambio. Pero aún no ha sucedido. Alemania ha comenzado a decir que una buena ventilación es el mejor método y el más barato para reducir la propagación del virus, y eso solo tiene sentido si cree que se propaga principalmente por aerosoles, no por gotitas o superficies. Los CDC publicaron algunas recomendaciones bastante confusas, según las cuales la inhalación es la forma principal de propagación, y eso significa a través de aerosoles, ya que solo ellos pueden inhalarse, por lo que admitían que aerosoles eran el principal modo de transmisión. Luego lo eliminaron. No sabemos si se debe a la política o a los científicos dogmáticos que se niegan a dejar de hablar de las gotitas.
La transmisión por aerosoles es la principal forma de propagación de este virus: la única pregunta es si se trata del 70 %, del 80 % o del 90 %. Las gotitas balísticas son un modo insignificante de propagar el virus. Solo se propagan si alguien tose o estornuda sobre nosotros. Caen al suelo, mientras que los aerosoles permanecen en el aire. Si nos fijamos en los casos de la gran propagación, por ejemplo, el del coro de Washington (EE. UU.), resulta imposible la propagación por gotitas. Para el contagio de 52 personas, tuvo que ser por aerosoles. Si las gotitas tuvieran tanto peso, importaría menos estar en sitios cerrados que fuera, y se esperaría que hubiera mucha más transmisión al aire libre. Pero cuando estamos fuera, el nivel de transmisión cae enormemente. La evidencia es clara. Es escandaloso y absurdo que estas agencias se nieguen a dar una recomendación adecuada.
¿Cuáles son las partes más importantes del documento para la seguridad personal?
Lo que la gente debe entender es que la transmisión por aerosoles es como si todo el mundo exhalara el humo de un cigarrillo y quisiera inhalar la menor cantidad posible del humo de los demás. Todos los que nos rodean, por ejemplo, están respirando humo y deberíamos intentar evitarlo. No basta con dar a las personas unas pautas, también hay que explicar la ciencia real que hay tras ellas.
El segundo aspecto más importante es la parte de las recomendaciones: cómo interpretar la ciencia para cualquier situación dada. Evite todo lo que implique respirar mucho el aliento de otras personas. Hay que realizar actividades al aire libre. Pero las cosas más importantes son gratis. Use la mascarilla que ya tiene cuando esté dentro de los espacios públicos y abra una ventana. Si hiciéramos eso, la transmisión se reduciría drásticamente. La ventilación y el filtrado del aire son importantes, pero las cosas principales que podríamos hacer no cuestan nada.
Y finalmente, quizás no para el público en general, sino para las personas que quieran entender cómo hemos llegado hasta aquí, hay que ver la historia, en la sección 1.3 y 1.4 del documento. Resulta fundamental y explica por qué la OMS y los CDC no se están moviendo. Me pregunto a qué porcentaje de la población mundial podríamos llegar con nuestros consejos. Hemos llegado a millones, pero eso todavía representa una pequeña fracción. Y si los CDC, la OMS y las agencias sanitarias locales no cambian su postura, eso realmente frustra el objetivo. Y me causa muchísima rabia.