Un informe de los servicios de inteligencia de Reino Unido, EE. UU. y Canadá afirma que el grupo de ciberdelincuentes Cozy Bear, o APT29, ha dirigido sus ataques hacia los investigadores de los tres países que intentan crear una vacuna contra el coronavirus para robar información y propiedad intelectual
La noticia: equipos de hackers rusos han atacado a los investigadores de Reino Unido, EE. UU. y Canadá que trabajan en el desarrollo de vacunas contra el coronavirus (COVID-19), según un informe de los servicios de inteligencia de los tres países.
Los hackers: el grupo ruso de hackers de inteligencia acusado es el conocido como Cozy Bear o APT29, ya famoso por sus muchas operaciones de ciberespionaje de alto perfil, especialmente cuando hackeó al Comité Nacional Demócrata de EE. UU. en 2016.
La recompensa: "A lo largo de 2020, APT29 ha atacado a varias organizaciones involucradas en el desarrollo de la vacuna contra COVID-19 en Canadá, Estados Unidos y Reino Unido, muy probablemente con la intención de robar información y propiedad intelectual relacionada con el desarrollo y las pruebas de las vacunas contra la COVID- 19", según el comunicado publicado recientemente por el Centro Nacional de Ciberseguridad de Reino Unido.
La incertidumbre: en tiempos de incertidumbre el espionaje siempre aumenta, y esta pandemia ha generado una incertidumbre generalizada en todo el mundo. A principios de este año, los hackers vietnamitas parecían haber atacado a los ministerios del Gobierno chino para conseguir datos sobre la crisis emergente. En mayo, tanto hackers de origen iraní como los patrocinados por el Gobierno chino también fueron acusados de intentar robar investigaciones sobre las vacunas, una clara señal de que la carrera mundial por encontrar vacuna no es inmune a la geopolítica de 2020.
¿Qué buscaban los hackers? La carrera por encontrar una vacuna se asocia a grandes intereses políticos. Los países compiten para asegurarse de tener acceso a las vacunas para proteger a sus trabajadores sanitarios, médicos y personal militar, entre otros. El programa estadounidense US Warp Speed está invirtiendo miles de millones de dólares para tratar de garantizar los suministros en EE. UU. Se espera que los países utilicen todas sus armas de negociación para asegurarse de que sus poblaciones tengan acceso a la vacuna. En el caso de Rusia, eso puede incluir los frutos del espionaje.
En general, las vacunas no son secretas. Se describen en informes científicos y se conoce su composición, aunque los detalles de su fabricación y los acuerdos de suministro podrían ser valiosos secretos para robar. La respuesta a la pregunta más importante sobre las vacunas que siguen sin saber tanto los científicos como los hackers que los atacan: ¿funcionarán? Varios grandes estudios en voluntarios ya están en marcha.