En su carta a la organización, señalan una creciente cantidad de pruebas que respaldan la idea de que el coronavirus puede permanecer suspendido en el aire durante horas. Si tienen razón, aumentaría la importancia de las mascarillas y la ventilación, y habría que aumentar la distancia de seguridad
La noticia: un grupo de 239 científicos de 32 países ha escrito una carta abierta a la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la que asegura que el coronavirus (COVID-19) se puede transmitir por el aire. Puede que le parezca que esto es algo que ya se sabía, pero las últimas recomendaciones de salud pública se basan en la idea de que la COVID-19 se transmite a través de las gotitas expulsadas por la nariz o la boca de una persona contagiada, y que estas gotitas caen rápidamente al suelo. Esta es la postura que la OMS ha tomado desde el principio de la pandemia, y la razón para que la distancia de seguridad sea una de las medidas estrella contra los contagios.
Sin embargo, los firmantes de la carta aseguran que la organización está subestimando el papel de la transmisión por el aire, y que hay gotitas mucho más pequeñas (llamadas aerosoles) que permanecen suspendidas en el aire. Estos aerosoles pueden viajar más lejos que las gotitas grandes y permanecer en el ambiente incluso después de que la persona contagiada lo haya abandonado.
¿Qué pruebas hay? La carta afirma que varios estudios "han demostrado sin lugar a dudas razonables que el virus se libera durante la exhalación, la conversación y la tos en forma de microgotas lo suficientemente pequeñas como para permanecer en el aire". Consideran que estas microgotitas "presentan un riesgo de exposición a distancias superiores a los dos metros de una persona infectada". Un estudio preliminar de laboratorio realizado por los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU. revela que el coronavirus puede permanecer en el aire hasta cuatro horas en forma de aerosol. El Sars-COV 2 también fue detectado en aerosoles recogidos en dos hospitales en Wuhan (China), según un estudio publicado en la revista Nature en abril. Y los casos de contagios masivos aumentan el peso de la evidencia: por ejemplo, después del ensayo de un coro en EE. UU. cerca de 50 personas se contagiaron aunque habían mantenido la distancia de seguridad.
Consecuencias: si la transmisión aérea es una vía de propagación del virus, podría conducir a cambios en las recomendaciones actuales. Sugeriría que el distanciamiento social podría ser insuficiente, especialmente en espacios cerrados. Esto puede dar aún más importancia al uso de mascarillas cuando se está en contacto con personas que no forman parte de un mismo hogar al encontrarse con ellas en lugares cerrados, incluso manteniendo las distancias y aumentando la ventilación en los ambientes cerrados. También podría aumentar la importancia de los sistemas de filtrado de aire para tratar de reducir la recirculación. Y podría significar que los trabajadores sanitarios que atienden a los pacientes con coronavirus necesitan mascarillas con el nivel más alto de protección, las N95, para filtrar y dejar fuera esas gotitas más pequeñas.