Para los más mayores, el riesgo de fallecer ante un contagio de coronavirus es del 17 %, es decir, de uno de cada seis, según un nuevo informe para la ciudad de Nueva York, que estima la letalidad media en 1,45% y cuya cifra varía en función de la edad, la ubicación, los hábitos y el sexo
¿Sigue escondiéndose del coronavirus (COVID-19)? Yo sí, por una simple razón: la alta probabilidad de morir a causa del virus.
La semana pasada, este informe del Departamento de Sanidad de la ciudad de Nueva York y la Universidad de Columbia (ambas en EE. UU.) me hizo pensar sobre este riesgo. El texto estima que, entre marzo y mayo, la probabilidad media de muerte de una persona que se contagiaba por SARS-CoV-2 fue del 1,45 %.
Esa probabilidad es más alta que la de morir en un accidente de coche. Es juntar en una sola cifra cada vez que un conductor nos corta el paso, cada curva que tomamos demasiado rápido, cada ocasión en la que casi nos quedamos dormidos en la carretera. No es una enfermedad que quiera contraer. Para alguien de la edad de mi madre, la probabilidad de muerte aumenta hasta el 13,83 % y puede llegar hasta el 17 %. Eso es aproximadamente 1 de cada 6, o la misma posibilidad de perder en la ruleta rusa. No es un juego que quiero que mi madre juegue.
Fuente: Yang et al. MedRxiv.
La tasa de mortalidad por coronavirus se ha estimado muchas veces y se calcula de diferentes maneras. Por ejemplo, si alguien se convierte en un "caso" oficial de COVID-19 en los registros del Gobierno, su probabilidad de muerte es más del 5 %, porque está lo suficientemente enfermo para buscar ayuda y someterse a un test de diagnóstico.
Pero este estudio calculó "la tasa de muertes por infectados" o el IFR (por sus siglas en inglés), que refleja la probabilidad de muerte de los contagiados en general. Es el riesgo real que habría que tener en cuenta. Incluye a las personas asintomáticas, a las que solo acaban con un resfriado, junto a las que se recuperan en casa y nunca se someten a la prueba de diagnóstico.
Como no sabemos quiénes son las personas que no hicieron la prueba, las cifras del IFR son siempre una estimación, y el porcentaje del 1,45 % calculado en Nueva York es más alto que casi todos los demás, que suelen fluctuar alrededor del 1 %. Eso podría ser por las mayores tasas de diabetes y enfermedades cardíacas en la ciudad, o por otras estimaciones utilizadas en el estudio.
También es cierto que la probabilidad de cada uno de morir por COVID-19 diferirá de la media. La ubicación es importante (ya estés en un crucero o en la ciudad), al igual que el sexo, la edad y si existen patologías previas. Para los universitarios, sus probabilidades de muerte suelen ser 100 veces más bajas, aunque para los que padecen obesidad mórbida, volverían a subir. La mala salud (cáncer, arterias obstruidas) también aumenta considerablemente lo que los científicos denominan el "cociente de probabilidad" de morir.
No obstante, el factor más importante es la edad. Analicé las tablas actuariales, y la probabilidad de fallecimiento para un hombre de mi grupo de edad (tengo 51 años) es de alrededor del 0,4 % anual por cualquier causa. Así que, si contraigo la COVID-19, mi probabilidad de muerte será posiblemente tres veces mayor que mi riesgo anual de fallecer por cualquier causa (dado que soy un hombre, mi riesgo de COVID-19 es más alto que la media). ¿Es algo con lo que puedo vivir? Quizás sí, pero el problema consiste en que debo correr ese riesgo adicional justo ahora, por adelantado, no fraccionado en el tiempo en el que no podría ni notarlo ni preocuparme por eso.
En Twitter, algunos lectores se quejaron de que el riesgo medio no les dice mucho sobre cómo pensar o actuar. Tienen razón. ¿Cuál es el riesgo de la vida real similar a una probabilidad de muerte del 1,45 %? No fue fácil buscarlo, ya que matemáticamente, no se suele encontrar un riesgo tan alto con mucha frecuencia. Paracaidismo, ¿tal vez? Según la Asociación de Paracaidistas de Estados Unidos, un accidente mortal solo ocurre por cada 220.301 saltos. Se necesitarían 3.200 saltos en paracaídas para igualar el riesgo medio de muerte por COVID-19.
Las percepciones del riesgo difieren, pero la enorme diferencia del riesgo del IFR entre los jóvenes (menores de 25 años) y los ancianos (mayores de 75 años) es lo que realmente debería reabrir el debate. A juzgar por los datos de Nueva York, las posibilidades de muerte de un abuelo por contagio son 1.000 veces mayores que las de un niño. Por eso, necesitamos las escuelas para mantener a los niños ocupados, aprendiendo y sanos. Y para ellos, por suerte, las posibilidades de morir son muy bajas. Pero la reapertura de colegios y universidades tiene ese mal efecto secundario de que las personas con el riesgo más bajo podrían, en efecto, poner un arma en la cabeza de las personas con la tasa de riesgo más alta (aunque todavía hay muchas cosas que no sabemos sobre cómo se transmite el virus entre los niños).
Grandes probabilidades
El virus se está propagando rápidamente otra vez en EE. UU., ya que el país no ha conseguido fijar un sólido plan de mitigación. Al ritmo actual de propagación, 40.000 casos confirmados al día (cuya cifra real sea de tal vez cinco y 10 veces más), harán falta dos años para que la mayoría de las personas del país se hayan contagiado. Eso significa que nos estamos acercando hacia lo que, desde el principio, se había visto como el peor de los casos: varios centenares de millones de personas contagiadas y un cuarto de millón de muertes.
Es posible que se esté preguntando cuál es su riesgo de muerte. Se pueden encontrar aplicaciones online que lo calculan, como COVID19survivalcalculator.com, que utiliza ratios de las probabilidades de la Organización Mundial de la Salud. Hay que introducir la edad, el sexo, el índice de masa corporal y las enfermedades existentes. Al hacerlo descubrí que mi riesgo general de muerte era un poco más alto que el de la media. Pero esta página web también muestra la posibilidad de contagiarme en primer lugar. Después de indicar que respetaba la distancia social y que casi siempre usaba la mascarilla, y poniendo mi código postal, el calculador señaló que solo tenía un 5 % de posibilidad de contagiarme.
Hice otro clic, la página se paró y apareció la respuesta final: "Probabilidad de supervivencia: 99,975 %". Esta es una probabilidad con la que puedo vivir. Y es por eso que no saldré de casa.