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La FCC quiere saber sus hábitos de utilización de banda ancha

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¿Conseguimos la velocidad que pagamos? Eso es lo que la FCC espera descubrir.

  • por Tom Simonite | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 08 Junio, 2010

En un momento en que los problemas de privacidad por internet han obligado a Facebook y a Google a dar marcha atrás, podría parecer algo audaz pedir 10.000 voluntarios para que el gobierno controle todos los bits y bytes relacionados con su uso en el hogar. Sin embargo, eso es exactamente lo que la Comisión Federal de Comunicaciones de los EE.UU. hizo la semana pasada.

Cualquier persona puede ser voluntaria en el programa a través de su página web. Los participantes seleccionados recibirán un dispositivo en forma de caja fabricado por la firma británica SamKnows, encargado de vigilar el consumo de datos de internet y el tiempo de actividad de conexión. Esta caja también realiza pruebas de rendimiento de la conexión cada hora, utilizando servidores dedicados para llevar a cabo pruebas de velocidad, así como la carga de páginas de destinos comunes dentro de internet para realizar un seguimiento de la latencia, los retrasos, las tasas de fracaso, y el rendimiento de los servidores DNS del PSI, que convierten cada dirección de internet en las direcciones IP que más tarde localizan un servidor. Los usuarios podrán acceder a los resultados detallados procedentes de una caja con el perfil de su conexión.

"Esperamos que al proporcionar a los consumidores más información sobre la naturaleza de servicios como el de este nuevo proyecto podamos impulsar el mercado hacia un mejor rendimiento", afirma el analista de la FCC John Horrigan.

Los resultados aparecerán en un informe titulado "El estado de la banda ancha" más adelante este año, e informarán acerca de los esfuerzos de la FCC para cumplir el ambicioso Plan Nacional de Banda Ancha que la Ley de Recuperación y Reinversión Americana requirió que la FCC elaborase. Desvelado en marzo de 2010, el plan incluye la instalación en 100 millones de hogares de acceso a banda ancha de 100 megabits por segundo, alrededor de 20 veces más rápido que los que suelen estar disponibles en la actualidad.

Los datos más valiosos que se extraerán del nuevo estudio de la FCC tendrán que ver con el grado en que los suscriptores de banda ancha obtienen la velocidad por la que pagan. Las compañías de telecomunicaciones normalmente prometen una velocidad "hasta cierto punto" en su publicidad, aunque la evidencia anecdótica sugiere que pocos clientes reciben efectivamente esa cantidad publicitada. "Cuando obtengamos la información real sobre lo que los estadounidenses pagan y lo que obtienen, es ahí donde creo que observaremos un profundo cambio", señala Sascha Meinrath desde el 'think tank' New America Foundation. Meinrath es cofundador de Measurement Lab, un consorcio de laboratorios académicos y empresas, entre las que se incluye Google, que proporcionan herramientas por internet de código abierto para efectuar pruebas de conexión, algunas de las cuales serán utilizadas por las cajas negras de la FCC.

Apenas unos días antes del anuncio de la FCC, dos empresas—Measurement Lab y Ookla, cuyas webs speedtest y pingtest, líderes en el mercado, también permiten a los usuarios poner a prueba su velocidad de conexión—hicieron públicos los resultados de millones de pruebas de conexión, ofreciendo más de mil millones de registros de pruebas de velocidad de banda ancha con los que arrojar más luz sobre las grandes compañías de telecomunicaciones de los EE.UU..

A fin de mantener a los PSI aún más a raya, Ookla muy pronto pedirá a sus usuarios voluntarios detalles sobre su paquete de banda ancha, su coste y su código postal cuando se lleven a cabo las pruebas. Vamos a crear un índice para mostrar el grado de promesas cumplidas que los proveedores de servicios están alcanzando en comparación con lo que ofrecen a los consumidores", afirma Mike Apgar, fundador de Ookla.

Aunque Meinrath acoge de buen grado el nuevo estudio de la FCC, también señala que excluye a cualquiera que descargue más de 30 gigabytes por mes, lo que significa que sus resultados no representarán a los grandes consumidores, que influyen desproporcionadamente en el modo en que operan los PSIs. Los usuarios de alto tráfico a veces son identificados individualmente por los PSIs para realizar ajustes sutiles que rebajen la calidad del servicio en un intento de disuadirlos de sus costumbres, asegura Meinrath. "Sabemos a partir de conversaciones privadas con los ingenieros de las redes que los proveedores están haciendo cosas como aumentar la probabilidad de que los paquetes de los grandes usuarios se caigan", afirma Meinrath.

Ookla, que en el último año y sólo en los EE.UU. procesó 65 millones de pruebas de calidad de velocidad o conexión, lanzó la semana pasada una web llamada NetIndex, que proporciona una forma de explorar los datos globales tomados a partir de los aproximadamente 1,5 millones de pruebas realizadas a diario durante el último mes. Los rankings comparan las velocidades de carga y descarga de varios países y ciudades, mientras que una serie de mapas permiten la comparación de velocidades en un país específico o un estado de los EE.UU.. Sólo se incluyen las pruebas realizadas a menos de 300 millas de un servidor de pruebas, para reducir así el efecto de retardo de la red, y todos los resultados se basan en datos pertenecientes a los últimos 30 días. En el momento de escribir este artículo, y en base a los más de 5 millones de pruebas hechas por Ookla durante el mes pasado, los EE.UU. poseen el puesto 28 en el listado mundial, entre Noruega y Rusia. "Para ser el lugar donde empezó internet, no es un dato demasiado bueno", afirma Apgar.

Todos los datos recogidos en la web NetIndex están disponibles para su descarga, y el conjunto de datos completo, con los 1,5 mil millones de pruebas que Ookla ha realizado en total, también está disponible para cualquier que lo solicite. Además, la semana pasada Measurement Labs puso a disposición general los más de 60 terabytes de datos recogidos a través de pruebas que utilizan su plataforma. Todo esto se aloja en BigQuery, parte del nuevo servicio de almacenamiento en la nube de Google, permitiendo que cualquiera pueda consultar la base de datos sin tener que poseer un potente hardware de almacenamiento de datos.

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