Los ciudadanos aptos para la ayuda que no tengan una cuenta bancaria la recibirán por cheque, algo que podría demorarse hasta cuatro meses e incluye comisiones, lo que supone una seria desventaja para este colectivo. Para solucionarlo, los expertos han vuelto a rescatar el concepto de banco digital público
En medio del caos y la incertidumbre por la pandemia de coronavirus (COVID-19) hay una cosa que sí ha quedado clara: algunos poderosos formuladores de políticas estadounidenses están considerando seriamente la idea de que la Reserva Federal de EE. UU. emita "dólares digitales".
¿Cuál es la relación entre estos dos temas? Muchas personas necesitan dinero lo antes posible para compensar los ingresos perdidos por la pandemia. Ante esta situación, a finales de marzo, los líderes del Congreso de EE. UU. llegaron a un acuerdo para que los estadounidenses aptos para trabajar reciban pagos en efectivo de hasta 1.200 dólares (poco más de 1.000 euros) del gobierno, cuyos ingresos ya han empezado a llegar a las cuentas de la gente.
Los encargados de formular políticas decidieron distribuir el dinero mediante los métodos existentes, como ingresos directos en cuentas bancarias y cheques enviados por correo. Pero en un momento al final del debate, los poderosos demócratas en la Cámara estadounidense parecían respaldar la creación de una nueva plataforma de pago gestionada por el Gobierno de EE. UU. que funcionaría con una versión digital del dólar.
A pesar de que el sistema propuesto no fue finalmente aceptado, parece que el dólar digital se ha acercado más que nunca a la posibilidad de convertirse en realidad. Y la crisis por la pandemia podría convertirse en un importante punto de inflexión en este asunto.
De alguna manera, el dólar ya es digital. Los dígitos en las cuentas bancarias representan los dólares, y se puede pagar con dólares mediante la tarjeta de crédito. Pero los dígitos en nuestras cuentas bancarias son deudas, dinero que nos debe nuestro banco. Un verdadero dólar digital sería una deuda del Gobierno de Estados Unidos. Eso es también lo que representa el dinero físico. En la mayoría de los países, la deuda del Gobierno es más segura que la deuda de un banco comercial, especialmente durante momentos de pánico. De ahí la idea popular de guardar dinero en efectivo debajo del colchón.
Pero aparte de China, que parece estar a punto de emitir su yuan digital, hasta ahora la discusión sobre las llamadas monedas digitales de bancos centrales (CBDC, por sus siglas en inglés) se han limitado al ámbito teórico. Sin embargo, la crisis del coronavirus podría lograr que el debate pase por fin al plano práctico.
La mejor prueba de eso es un párrafo que apareció en el borrador inicial del plan de ayuda económica propuesto por los demócratas de la Cámara de Representantes de EE. UU. Al igual que el anteproyecto de ley que el Congreso de EE. UU. parece estar a punto de aprobar, el borrador anterior también solicitó al Departamento del Tesoro realizar pagos en efectivo a los residentes de EE. UU. Pero además, pidió a la Reserva Federal crear un sistema de moneda digital para realizar dichos pagos. Encargaba al banco central de proporcionar "billeteras digitales en dólares" a todos los ciudadanos y residentes permanentes legales de Estados Unidos, así como de "entidades comerciales cuya principal sede comercial está en Estados Unidos".
El anteproyecto de ley describía un concepto llamado "FedAccounts", o cuentas federales. Actualmente, la Reserva Federal de EE. UU. solo ofrece este tipo de cuentas a los bancos. Dado que Estados Unidos no obliga a los bancos privados a ofrecer cuenta bancaria a cualquiera que quiera una, "el sistema bancario encontró una manera de excluir a las personas que no resultan rentables", explica el profesor de la Facultad de Derecho de Vanderbilt Morgan Ricks, que es coautor del estudio académico que acuñó el término "FedAccounts" e introdujo esa idea en 2018. El Gobierno podría resolver ese problema convirtiendo la banca minorista en un servicio público, argumenta.
Finalmente, el párrafo sobre las cuentas federales fue eliminado. Pero el hecho de que apareciera en el borrador de un anteproyecto de ley tan importante sugiere que la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, empieza a tomarse en serio la idea. Además, una propuesta similar ya apareció en un nuevo borrador del anteproyecto de ley bancaria del Senado que no está relacionado con la pandemia.
No sorprende que el dólar digital haya sido eliminado del paquete de ayudas. Crear el sistema de cuentas federales sería "realmente complicado", según la socia del bufete de abogados Davis Polk & Wardwell de Washington (EE. UU.) Jai Massari, cuyos clientes varían desde grandes bancos hasta compañías de tecnología financiera. La experta detalla: "Se trata de un gran proyecto tecnológico que plantea muchas cuestiones legales de todo tipo y no sería práctico como forma de realizar ingresos inmediatos de estímulo a los ciudadanos".
No obstante, ahora que la idea ha llegado tan lejos, no debería sorprendernos si la vemos resurgir en el futuro con un estudio más serio, opina.
Ricks está de acuerdo en que el lanzamiento de las FedAccounts no está en la lista de prioridades del Congreso de EE. UU. en estos momentos. Pero en teoría, podría funcionar mejor que las herramientas que la administración tiene ahora para distribuir los pagos en efectivo durante crisis económicas como esta, sostiene.
Los asesores demócratas en el Senado de EE. UU. explicaron al The New York Times que, según el acuerdo de los líderes del Congreso de EE. UU., los estadounidenses aptos para trabajar podrán obtener sus pagos en efectivo mediante ingresos directos bancarios, siempre que Hacienda tenga registrada la información de su cuenta bancaria. En caso contrario, el dinero se distribuirá en forma de cheque y habría que esperar hasta cuatro meses para recibirlo.
Eso no es lo ideal, según Ricks, porque supone una gran desventaja a los que no tienen cuentas bancarias. Federal Deposit Insurance Corporation estimó en 2017 que el 6,5 % de los hogares estadounidenses están "sin banco", lo que significa que nadie en la familia tiene una cuenta corriente o cuenta de ahorros. Las personas sin cuentas bancarias pueden usar los servicios de cheques, pero deben pagar las comisiones. Otra opción sería usar la tarjeta de débito Mastercard Direct Express del Departamento del Tesoro, que el Gobierno de EE. UU. ya utiliza para distribuir las prestaciones. Pero estas tarjetas tampoco son la mejor solución, porque no son recargables, explica Ricks.
Al final, aunque el sistema pudiera mejorarse con cuentas federales, dicho cambio causaría una importante alteración del sistema bancario en Estados Unidos. Y algunas de las posibles implicaciones son difíciles de predecir, asegura Massari. La Reserva Federal de EE.UU. no tiene experiencia en la prestación de servicios al por menor a millones de personas. ¿La gente estaría dispuesta a usar estos servicios? Si fuera así, ¿cómo cambiaría eso el funcionamiento de la Reserva Federal de EE. UU.? ¿Cómo afectaría a los bancos comerciales? "Eso realmente supondría un enorme cambio", concluye Massari.