Un fabricante de medicamentos está probando una alternativa a las inyecciones contra la diabetes, aunque aún quedan muchos obstáculos considerables por superar.
A finales del año pasado, Novo Nordisk, con sede en Dinamarca, comenzó discretamente la fase 1 de las pruebas clínicas de una píldora que espera poder lanzar al mercado como alternativa a las inyecciones de insulina. Ofrecer a los pacientes con diabetes la posibilidad de evitar el dolor de las agujas ha sido desde hace mucho tiempo el santo grial de algunas empresas farmacéuticas, especialmente Novo, líder en los tratamientos contra la diabetes durante gran parte de sus 87 años de historia. La entrada de Novo en la fase de pruebas clínicas pone a la compañía por delante del resto de fabricantes de medicamentos que también intentan encapsular la insulina en una dosis fácil de tragar.
No obstante, el hecho de que Novo entrase en la fase 1 de pruebas dándole poca publicidad no es sorprendente, teniendo en cuenta la accidentada historia del desarrollo de fármacos de insulina. La insulina es una proteína que se degrada rápidamente en el estómago y la porción superior del intestino delgado, lo que hace casi imposible su administración por vía oral. Varios fabricantes de medicamentos han intentado administrar insulina a través de los pulmones, sobre todo Pfizer, que introdujo Exubera, un fármaco de insulina inhalable, en 2006. Sin embargo el producto fracasó—los pacientes se quejaron de la torpeza del inhalador y los médicos se preguntaron si podría poner en peligro los pulmones. Otros fabricantes de medicamentos, entre ellos Novo, abandonaron sus intentos de producir insulina inhalable a raíz del fracaso de Exubera.
En teoría, la administración de insulina a través del estómago debería ser lo ideal: la insulina viajaría directamente al hígado, su principal lugar de acción, imitando la acción de la insulina endógena. Puesto que las inyecciones de insulina entran en los músculos y la grasa, los pacientes que las utilizan son susceptibles de padecer hipoglucemia. Mads Krogsgaard Thomsen, director científico de Novo, afirma que por eso cree que la insulina oral podría ser más segura y más cómoda que cualquiera de las formas inyectables o inhalables. Sin embargo, pide prudencia por ahora.
El reto de crear una píldora de insulina que pueda sobrevivir en el sistema digestivo se ha visto aumentado por las características de la propia molécula. La insulina humana es una proteína grande y compleja. Por ese motivo, incluso si sobrevive al ácido estomacal, es poco probable que sea fácilmente absorbida por las células epiteliales del intestino. Por tanto, la porción de la insulina oral que en realidad alcanza el torrente sanguíneo es menor del 1 por ciento. "No se puede utilizar la insulina humana" en una píldora, señala Thomsen. "No funciona".
Por eso los científicos de Novo se han propuesto incrementar la viabilidad oral de la insulina diez veces a través de la ingeniería de proteínas. Se embarcaron en un laborioso proceso de varios años de duración diseñado para responder algunas preguntas clave: ¿Cuáles son las enzimas que atacan a la molécula, y desde dónde la atacan? Los científicos utilizaron los conocimientos adquiridos para diseñar una píldora capaz de pasar por el estómago sin descomponerse, lo que facilita la transferencia de la insulina a las células y al torrente sanguíneo.
El fármaco, llamado NN1952, se pondrá a prueba en 150 voluntarios a lo largo de más de un año. La empresa examinará el modo en que el fármaco se metaboliza en pacientes con diabetes de tipo 1 o diabetes de tipo 2, así como en personas saludables.
Algunos médicos afirman que tendrán que ver los datos antes de poder interesarse por la insulina oral. Un problema acaecido durante los intentos anteriores fue que las píldoras se vieron afectadas por los alimentos de forma inesperada, afirma Howard Wolpert, médico jefe en el Centro de Diabetes Joslin en Boston. "Los datos de las pruebas estaban bien, y después la administrabas con las comidas y descubrías que la absorción resultaba afectada", señala Wolpert, que no participa en los ensayos de Novo. "Hacer que la absorción de la insulina coincida con la absorción de hidratos de carbono crea una variable de confusión."
La fase 1 del programa de Novo incluirá estudios de interacción con alimentos, afirma Thomsen. Sin embargo, se desconoce en qué medida la insulina oral podría ser capaz de reemplazar a las inyecciones: La empresa pondrá a prueba el fármaco en dosis diferentes, con o sin comidas, y hará comparaciones con las inyecciones y los placebos. Thomsen cree que la insulina oral podría resultar más atractiva para los diabéticos de tipo 2, que no dependen de las inyecciones de insulina puesto que su páncreas aún es capaz de fabricar la proteína. Sin embargo, si esos pacientes necesitasen una ayuda adicional, es posible que prefieran obtenerla a partir de algo distinto a una aguja. "Hay una diferencia entre tomar un comprimido al día y una inyección al día", afirma.
Otras compañías están experimentando con métodos de administración de insulina distintos. Generex Biotechnology en Worcester, Massachusetts, está en la última etapa de pruebas de un aerosol de insulina capaz de ser absorbido en la parte posterior de la garganta. Y MannKind de Valencia, California, está esperando el veredicto de la Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE.UU. en relación a su inhalador de insulina.
Sanjoy Dutta, director de la iniciativa sobre la insulina en la Juvenile Diabetes Research Foundation, afirma que la responsabilidad de todas estas compañías consistirá en probar que los medicamentos de administración de insulina suponen una mejora con respecto a lo que los diabéticos se inyectan en la actualidad. "Estamos muy interesados en que administraciones de insulina sean más seguras, más eficaces, más rápidas, y compatibles con otros medicamentos", afirma Dutta. "Si vienen por vía oral, eso sería la guinda del pastel".