En 2017, 22 expertos consideraron que la edición genética podría llegar a usarse en embriones para evitar graves enfermedades. He Jiankui aprovechó esa conclusión para llevar a cabo su polémico experimento para, supuestamente, traer al mundo a los dos primeros bebés editados genéticamente
¿Quién tiene la autoridad para aprobar o no la modificación genética de bebés? Para el científico y profesor de la Universidad de Ciencia y Tecnología del Sur en Shenzhen (China) He Jiankui, la respuesta es bien fácil: la responsabilidad recae la Academia Nacional de Ciencia (NAS, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.
Así lo afirma en un documento de marzo de 2017 que escribió como argumento ético para lo que él afirmaba que sería el primer intento exitoso de crear bebés con ADN modificado mediante la herramienta de la edición genética llamada CRISPR, en embriones en un laboratorio. Actualmente, He está siendo investigado por varios organismos del país por posible incumplimiento de las normas de ética (ver Todo lo que se sabe sobre los bebés chinos editados con CRISPR).
El truco está en que en su escrito (en la imagen superior), aseguraba a los revisores de ética del Hospital de HarMoniCare (donde se llevó a cabo el experimento) que todo saldría bien. Les dijo que solo un mes antes, en febrero de 2017, la NAS había aprobado "por primera vez" la idea de editar embriones humanos para tratar enfermedades graves. Pero en realidad, lo que pasó fue que un panel de 22 expertos de la NAS publicó una recomendación en la que aceptaba que en el futuro se modificara la línea germinal humana para impedir el nacimiento de niños con graves enfermedades (ver Un panel de científicos defiende los 'bebés a la carta' en casos extremos).
No importó que la NAS no fuera un organismo regulador ni gubernamental sin autoridad para aprobar o prohibir experimentos específicos, ni que el gran informe sobre edición genética que el organismo publicó ese año advirtiera de que la modificación hereditaria del genoma "no estaba lista para aplicarse en humanos".
Parece que lo único que le importaba a He era la conclusión fundamental del informe. A pesar de todas las advertencias, el mensaje de ese informe estaba claro para él. El informe no apoyaba ninguna moratoria relacionada con el uso de CRISPR en bebés, como algunos esperaban en ese momento. De hecho, el informe más bien decía lo contrario: editar genes en bebés debería permitirse siempre que el objetivo sea el de tratar enfermedades graves.
La sorprendente iniciativa de He ahora está siendo criticada de manera contundente en la Cumbre Internacional sobre Edición Genética que se está celebrando en Hong Kong (China) y en la que están participando muchas de las personas que participaron en el informe de la NAS de 2017. Así que no deberíamos cuestionar solo a He, sino también a los expertos que publicaron un informe que, en esencia, señalaba que la tecnología de la ingeniería de línea germinal era inevitable.
Para el especialista en bioética en la Universidad Estatal de Arizona (EE.UU.) Benjamin Hurlbut el problema consiste en la carrera por lograr nuevos descubrimientos, "incluso cuando existe una gran incertidumbre sobre si las técnicas que se desarrollan deberían ser utilizadas". El experto detalla: "Los investigadores pueden seguir afirmando que su investigación 'básica' no tiene nada que ver con las aplicaciones clínicas, y simplemente se aplazaría para el futuro. Durante décadas, la investigación se ha orientado hacia el avance de la ciencia, que primero dispara y después pregunta. Es una circunstancia de nuestra propia creación. Pero es difícil dar marcha atrás".
Se trata de un gran problema, especialmente ahora que los biólogos están avanzando a pasos agigantados hacia el control de embriones y células madre de un modo que podría conducir a métodos reproductivos novedosos, es decir, a nuevas maneras de crear personas.
Hurlbut continúa: "Las fichas de dominó están alineadas hacia una amplia gama de usos que muchísimas personas considerarán irresponsables y cuestionables. Como demuestra el historial de las tecnologías de reproducción asistida, se trata de un pequeño paso desde el desarrollo de una técnica en un laboratorio hasta su uso para crear niños, incluso cuando quedan serias preguntas sin respuesta".
El problema es que los científicos guardan celosamente su autonomía y quieren evitar la regulación de los gobiernos que podría impedir cierta verdad o tecnología futura, aún por descubrir. Es por eso que a las áreas de investigación, en sus conclaves, rara vez se les escucha decir: "No, nunca".
Ayer, la propia NAS emitió un comunicado como respuesta a las afirmaciones de He sobre su bebé CRISPR. ¿Y adivine qué han dicho? Básicamente se han limitado a repetir las mismas conclusiones de 2017 que este He ha usado para justificarse.
En un tuit, biólogo de células madre Paul Knoepfler afirma: "Muy decepcionante y suave comunicado de los organizadores de #GeneEditSummit sobre la noticia del rebelde proyecto de bebé #CRISPR de uno de sus ponentes en la reunión pendiente. Básicamente no dice nada".