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Biotecnología

El lento ascenso del cirujano robot

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Los procedimientos asistidos por robots son populares, aunque los cirujanos afirman que la tecnología no está evolucionando con la suficiente rapidez.

  • por Emily Singer | traducido por Francisco Reyes (Opinno)
  • 24 Marzo, 2010

Una niña de ocho años se encuentra en una sala de operaciones del Hospital Infantil de Boston, apoyada sobre un costado, lista para la cirugía. Se ha estado quejando de un dolor en el costado, y un escáner ha revelado un bloqueo en su riñón izquierdo.

En la mayoría de los hospitales, se le practicaría un incisión de seis pulgadas en la pared abdominal, para que los cirujanos puedan acceder al riñón durante la cirugía, y después pasaría entre cuatro y cinco días recuperándose en el hospital. Sin embargo este lunes por la mañana se va a someter a un procedimiento quirúrgico robótico. En alrededor de tres horas, abandonará la sala de operaciones con una incisión de una pulgada cubierta por una tirita normal. Probablemente vuelva a casa al día siguiente.

El cirujano Hiep Nguyen, especialista en urología pediátrica y cirugía robótica, afirma que el robot da Vinci ha logrado expandir enormemente la complejidad de las cirugías mínimamente invasivas que él suele llevar a cabo. Ofrece una visión tridimensional y puntas articuladas en las herramientas quirúrgicas que penetran en el paciente, lo que permite unos movimientos más pequeños y delicados en comparación con la laparoscopia tradicional. Durante una reciente charla en Boston, Nguyen describió una serie de procedimientos quirúrgicos reconstructivos más complejos—la creación de una uretra a partir de un apéndice, por ejemplo—que sólo hace unos años habrían requerido un tipo de cirugía abierta.

Sin embargo, después de la charla, en vez de expresar asombro o esperanza en relación a estas nuevas posibilidades quirúrgicas, muchos de los cirujanos, científicos e ingenieros entre el público se enfocaron en la frustración provocada por la tecnología. Al grupo le preocuparon varios temas—si el robot superará a la laparoscopia tradicional y cuándo se producirá ese momento; así como si permitirá a cirujanos menos experimentados llevar a cabo cirugías más complejas. Sin embargo todo el mundo coincidió en dos puntos. La tecnología no está avanzando lo suficientemente rápido ni los precios están bajando con la suficiente rapidez. “El sistema es muy caro puesto que sólo hay una compañía que lo fabrica hoy día,” afirma Nguyen. “Necesitamos más competencia para que los precios bajen.”

El robot da Vinci está fabricado por Intuitive Surgical, con sede en California, la única entidad de gran tamaño dentro del campo de la cirugía robótica (hay otras compañías que fabrican sistemas robóticos para las cirugías oculares y de cerebro). La compañía, fundada en 1995, ha adaptado una tecnología originalmente desarrollada para la cirugía a larga distancia—una aplicación rápidamente abandonada—y ha creado una amplia cartera de patentes alrededor de la cirugía robótica. Compró a sus primeros competidores, consiguiendo la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos para su sistema quirúrgico en el año 2000. Y así han estado las cosas durante la última década.

“La gente está decepcionada por la lentitud con la que el robot está evolucionando,” afirma Jon Eirnarsson, cirujano quirúrgico en el hospital Brigham and Women’s en Boston. “No se ha dado una gran evolución o mejora en la articulación de la punta del instrumento.” Algunas de las innovaciones que a Einersson le gustaría observar son la incorporación de la háptica—un sentido del tacto que pueda traducirse desde los instrumentos robóticos hasta el cirujano—y una forma de incorporar datos procedentes de imágenes de resonancia magnética.

Algunos cirujanos e ingenieros argumentan que un tipo de dispositivo mucho más pequeño y barato podría proporcionar las mismas ventajas visuales y flexibilidad, aunque nadie ha sido capaz de avanzar en esa dirección. “El robot da Vinci tiene el aspecto de haber sido diseñado para fabricar automóviles—es un tipo de maquinaria grande y anticuada,” afirma Kirby Vosburgh, ingeniero en el Centro para la Integración de la Medicina y la Tecnología Innovadora (CIMIT) en Boston, y que previamente se dedicó a diseñar tecnología médica para General Electric.

Aunque la tecnología de cirugía robótica de Intuitive ha crecido en popularidad, especialmente entre cirujanos ginecológicos y urológicos, también se ha visto sometida a un escrutinio cada vez mayor. Aunque parece beneficiosa para los tipos de cirugía pediátrica compleja en las que Nguyen se especializa, no está claro aún si el robot mejora el resultado de cirugías más simples que pueden ser realizadas con procedimientos laparoscópicos más tradicionales, tales como las histerectomías. Los otros beneficios potenciales de la cirugía robótica son más sutiles y difíciles de evaluar—si ayudan a los cirujanos puesto que hacen que el procedimiento sea menos exigente a nivel físico, o si permiten a los cirujanos con menos experiencia realizar cirugías más complejas. Por ejemplo, Nguyen afirma que sólo un pequeño número de cirujanos ampliamente experimentados podrían llevar a cabo la cirugía de hoy de forma laparoscópica.

Nguyen convenció al Hospital Infantil para que compraran la última versión hace seis meses—por 2,5 millones de dólares—después de que su análisis mostrase que las estancias más cortas en el hospital después de los procedimientos robóticos cubrirían el coste a lo largo del tiempo. (No recibe ningún tipo de financiación por parte de Intuitive.) Sin embargo está de acuerdo con que el monopolio de Intuitive ha hecho que el campo se estanque. “Hay miedo a la hora de retar a Intuitive porque se trata de una compañía muy grande,” afirma Nguyen. “Sin embargo estamos empezando a observar una rebelión por parte de los cirujanos en cuanto al precio, especialmente en el contexto de la discusión sobre cómo reducir costes. Esto motivará que más gente acabe considerando entrar en el mercado.”

Dennis Fowler, uno de los cirujanos entre el público durante la charla de Nguyen, ha experimentado todo esto en primera persona. Su equipo desarrolló una herramienta laparoscópica con forma de serpiente y con dos cámaras, que proporciona una visión estereoscópica como la que ofrece el da Vinci. Sin embargo señala que su herramienta no necesita la enorme consola de visualización que requiere el equipamiento de Intuitive. “Descubrimos, una vez desarrollamos la cámara, que Intuitive tenía 286 reclamaciones de patentes relacionadas con este tipo de dispositivo,” afirma Fowler, pionero dentro de las cirugías laparoscópicas y que recientemente se trasladó desde la Universidad de Columbia hasta CIMIT. “Ese es el mayor impedimento. Ahora mismo, se trata de una aventura académica.”

Gracias a una serie de fondos proporcionados por los Institutos Nacionales para la Salud, Fowler y sus colaboradores están trabajando en la inclusión de agarradores y elementos de incisión en el dispositivo. Las herramientas han sido inteligentemente integradas en el mismo cordón laparoscópico donde se encuentra la cámara, haciendo que todo el ensamblaje recuerde a la estructura de una navaja multiusos. Este diseño reduciría el número de incisiones necesarias durante la cirugía. Una vez dentro del cuerpo, el dispositivo se desplega como una flor. No obstante el dispositivo aún está en una fase de desarrollo inicial, y Fowler ha solicitado una subvención para probarlo en animales.

Aún es pronto para afirmar cómo será el rendimiento del robot de Fowler en comparación con el da Vinci o con otras tecnologías robóticas, aunque “incluso el prototipo inicial posee muchas ventajas,” señala Fowler. “Será menos invasivo, con sólo una incisión en vez de tres o cuatro; es enormemente más pequeño; costará una pequeña fracción de lo que cuesta el da Vinci; y será mucho más fácil de mantener.”

Biotecnología

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