China no es el único país donde Google tiene que tomar duras decisiones.
Todas las miradas se han centrado en la batalla de Google frente al gobierno chino desde que la compañía anunciase el lunes que no mantendría activo su censurado sitio de búsquedas en idioma chino. En vez de eso, la compañía ha empezado a redirigir a los usuarios de Google.cn a su servicio de búsquedas con sede en Hong Kong, Google.com.hk, que mantiene resultados de búsqueda sin alterar en idioma chino.
Sin embargo, China no es el único frente en la batalla de Google por proteger su visión de una red de internet abierta. Cuando Google anunció que podría dejar de operar Google.cn en enero, David Drummond, vicepresidente senior de desarrollo corporativo y director legal de la compañía, escribió que “esta información está relacionada con un debate global mucho mayor sobre la libertad de expresión.”
“Estos problemas pasan en todo el mundo,” afirma Cynthia Wong, Plesser Fellow y abogada en el Centro para la Democracia y la Tecnología, una organización sin ánimo de lucro con sede en Washintong, D.C., que promueve un tipo de internet abierto.
Wong señala que los gobiernos alrededor del mundo están tomando decisiones políticas relacionadas con los materiales de internet—particularmente cuando se trata de cuestiones como la protección de menores, el copyright, y ciberataques. Afirma que para estos gobiernos resulta tentador alistar a los “intermediarios tecnológicos”—compañías como Google que almacenan contenidos o ayudan a los usuarios a encontrar información—para que controlen lo que los usuarios pueden acceder. Puesto que Google tiene tal dominio en las búsquedas y está involucrada con tantos servicios de internet, a menudo acaba estando en el centro de las controversias, señala.
La tecnología ha hecho que la censura pase de ser algo que llevan a cabo los gobiernos a ser algo que a menudo requiere la participación de las compañías, afirma Ross Anderson, presidente de la Fundación para la Investigación de Políticas sobre la Información, con sede en el Reino Unido, y profesor de ingeniería de la seguridad en la Universidad de Cambridge.
Google se ve instada a censurar contenidos en muchos países distintos. Dentro de Tailandia, censura videos de YouTube que se burlen del monarca del país. En Turquía elimina videos que muestren al fundador del país, Mustafa Kemal Atatürk, como homosexual. En Francia y Alemania, Google se rige por estrictas leyes anti-odio y censura contenidos producidos por grupos extremistas. Además en India, censura la pornografía y cualquier cosa que el gobierno considere políticamente peligroso.
Google está involucrada en una serie de disputas sobre la censura. La compañía recientemente criticó al gobierno australiano en relación a un plan para introducir unos filtros obligatorios en los proveedores de servicios de internet. Google afirma que la propuesta va demasiado lejos. Además de bloquear los materiales de abuso infantil (que Google ya filtra de por sí en sus resultados de búsqueda de todo el mundo), la compañía cree que el plan propuesto por Australia bloquearía “materiales controvertidos a nivel social y político,” tales como información acerca de usos de drogas más seguros o la eutanasia.
“Este tipo de contenido puede que sea poco agradable y difícil de digerir, pero creemos que el gobierno no debería tener el derecho de bloquear la información que pueda ayudar en los debates acerca de temas controvertidos,” escribió Iarla Flynn, director de política de Google Australia.
En otros lugares, distintos gobiernos están presionando a Google para que vigile los contenidos que los usuarios suben a sus sitios. A finales de febrero, tres ejecutivos de Google—Drummond, Peter Fleische, consejero global de privacidad, y George Reyes, antiguo director general—fueron condenados con cargos criminales en Italia por no seguir el código de privacidad italiano. Los cargos se iniciaron en respuesta aun video subido a YouTube. Google señala que estos ejecutivos “no aparecían en el video, ni tampoco lo filmaron, lo subieron o lo clasificaron,” y que el video fue eliminado del sitio “horas” después de que la policía italiana notificase a la compañía.
“En esencia, estas acciones significan que los empleados de plataformas de almacenamiento como Google Video son criminalmente responsables del contenido que los usuarios suban,” escribió Matt Sucherman, vicepresidente y consejero general segundo de Google para Europa, Oriente Medio y África.
Wong señala que las batallas de Google en China, Italia y Australia finalmente amenazan a la capacidad de la compañía para publicar contenidos generados por usuarios, puesto que la responsabilidad por lo que suben y acceden los usuarios significaría que habría que vigilar esas acciones, lo que sería difícil a nivel financiero y legal.
No obstante Wong señala una diferencia principal en China. Bajo las leyes europeas y de los EE.UU., se dan fuertes protecciones para las compañías que almacenan o indexan el contenido, afirma. Debido a esto, en Italia, por ejemplo, Google puede retar las acciones a través del sistema legal. En China, la situación es muy diferente—cada intermediario en el camino puede ser responsable por el contenido, sin importar de dónde venga. Esa situación legal promueve la auto censura, afirma.
Google es bien conocida por explicar sus acciones mediante un dicho con matices altruistas: “Lo que es bueno para internet, es bueno para Google.” Sin embargo Evgeny Morozov, miembro Yahoo! en la Escuela de Servicio Extranjero E.A. Walsh de la Universidad de Georgetown, señala que la posición anti-censura que la compañía ha promocionado también está directamente relacionada con el objetivo final de la empresa.
Si Google se ve forzada, por cualquier país, a tener que vigilar y restringir el contenido que los usuarios pueden acceder, afirma Morozov, esto sumerge a la compañía en una serie de gastos y responsabilidades. Cree que Google posee un “gran interés comercial” en mantener su rol como simple intermediaria, lo que le permite enfocarse en el desarrollo de sus búsquedas y de otras tecnologías que le den dinero.
Morozov señala que esto también explica por qué Google está encuadrando muchos de estos problemas relacionados con la libertad de expresión dentro del comercio internacional. Especialmente puesto que la compañía se enfrenta a cuestiones de censura en todo el mundo. “Los gobiernos están finalmente poniéndose al día con internet y quieren regularlo,” añade Morozov. La cuestión para Google consiste en determinar cómo de bien puede proteger su postura frente a libertad de internet, donde sea que esa batalla se esté fraguando.