Una investigación de 'Nature' revela que los ratones a los que se les despojó de sus células senescentes, las que ya no se dividen, parecen estar más protegidos frente a la degeneración cerebral. La idea podría convertirse en una estrategia contra enfermedades como el párkinson y el alzhéimer
Un nuevo grupo de empresas antienvejecimiento, entre las que destacan Unity Biotech, Cleara Biotech y Oisín Biotechnologies, creen que existe una conexión entre las llamadas células senescentes, las que ya no se dividen, y los efectos del envejecimiento. Su hipótesis es que eliminar las células que han entrado en este estado de sueño podría devolver al organismo su vigor juvenil. Pero no se sabe demasiado sobre el impacto que estas células tienen sobre el cerebro.
Así que un equipo de científicos ha examinado cuidadosamente el cerebro de los ratones y cree que las células senescentes podrían estar involucradas en la neurodegeneración y la pérdida de memoria.
En un nuevo estudio, el autor principal, el biólogo molecular de la Clínica Mayo en Minnesota (EE.UU.) Darren Baker, descubrió que si eliminaban las células senescentes o evitaban que se acumularan, podían prevenir la degeneración cerebral en ratones propensos.
Los resultados, publicados recientemente en la revista Nature, se encuentran entre los primeros en examinar cuidadosamente la senescencia y su posible conexión con enfermedades como el alzhéimer y párkinson. El director del Instituto Picower para el Aprendizaje y la Memoria del MIT (EE.UU.), Li-Huei Tsai, quien ha redactado un texto que acompaña al estudio, afirma: "Creo que es una nueva vía muy interesante, una nueva forma de ver el envejecimiento. Soy bastante optimista y creo que esta nueva idea estimulará a mucha gente a pensar sobre esto".
Baker explica que la idea de eliminar del cerebro las células dañinas todavía no está preparada para pasar a ensayos con personas. Las primeras pruebas de este enfoque antienvejecimiento, como la que está llevando a cabo Unity (cuyas patentes que nombran a Baker como coinventor), iban dirigidas a enfermedades específicas, como la artritis en las rodillas, y no al envejecimiento en general.
Baker se interesó en envejecimiento hace unos 15 años, después de alterar genéticamente a un ratón para hacerlo más propenso al cáncer. Pero en lugar de eso, la edición genética aceleró accidentalmente su proceso de envejecimiento y el científico encontró evidencias de que las células senescentes habían estado involucradas en el proceso.
Estas células de la tercera edad se han convertido en una de las principales dianas de investigación de algunas compañías antienvejecimiento. Baker sostiene que no está seguro de si el estudio con las células senescentes en el cerebro será útil o tendrá efectos secundarios, como por ejemplo desencadenar el cáncer. El investigador concluye: "Realmente no tenemos ni idea en este momento”.
Teniendo en cuenta que las neuronas maduras, por su naturaleza, dejan igualmente de dividirse, no está claro cómo se ven afectadas por el envejecimiento. Este nuevo estudio sugiere que son las células "colaboradoras" (microglia y astrocitos que rodean a las neuronas) las que están involucradas en el efecto.