El exasesor económico de Obama Jay Shambaugh considera que la formación es clave para evitar el riesgo de desempleo ante la mano de obra robótica. Aunque admite que, al menos en EE. UU., no parece que la automatización vaya a conseguir que las personas trabajen menos horas
No podemos predecir el futuro, pero sí podemos intentar estar preparados para cuando llegue. Este enfoque es especialmente importante para abordar el efecto que la tecnología va a tener sobre el empleo. Para hacernos una idea de qué nos depara el futuro del trabajo y de cómo prepararnos, nos hemos sentado a charlar con el director del Proyecto Hamilton, Jay Shambaugh, quien también fue miembro del Consejo de Asesores Económicos del expresidente de Estados Unidos Barack Obama.
¿Qué pueden hacer cada trabajador para estar más preparados para el entorno laboral del futuro?
Lo más sencillo, pero también lo más honesto, es estudiar. Creo que para la economía, vista como un ente global, la educación no es suficiente para resolver los problemas de aumento salarial, pero para un individuo sí que lo es. Cuanta más educación tenga una persona, menor será su tasa de desempleo y mayores los salarios que recibirá en su carrera. La otra cosa que pueden hacer es respaldar a los políticos y las políticas que defienden lo que esa persona cree que necesita en su vida laboral.
En su opinión, ¿quién tiene la responsabilidad de formar a los trabajadores y quién lo hace de manera efectiva?
No puede pedirle al sector público que lleve a cabo toda la formación, porque no se puede formar a nadie de cara a toda su vida laboral. Algunas capacitaciones se tendrán que hacer dentro de la empresa. Creo que la gente pone de ejemplo a otros países en los que hay un modelo de aprendizaje mucho más amplio, y hacen cosas muy interesantes. Pero creo que los sistemas educativos de cada país evolucionan de manera diferente. Por ejemplo, en otros países, lo que un becario aprende en sus primeros años, en Estados Unidos se aprende en la universidad.
¿Cómo visualiza el futuro del trabajo?
En casi todos los países del mundo, incluido Estados Unidos hasta 1980, la gente trabajaba menos horas a medida que la economía crecía. En Alemania, Francia y muchas otras economías importantes, el número de horas que una persona trabaja cada año está disminuyendo; ya sea porque tienen más días de vacaciones o porque se han reducido su semana laboral a 35 horas de trabajo. En Estados Unidos esto se acabó a partir de 1980. Es una cosa extraña. En lugar de la distopía de "los robots se quedarán con todos nuestros trabajos", parecía más probable que las personas tendrían más tiempo libre y trabajarían menos horas. Pero no parece que la economía de los EE. UU. se mueva en esa dirección.