Los altos precios de los alquileres en Silicon Valley no dejan margen a los pequeños comedores, que empiezan a optar por entregar la comida únicamente a domicilio y prescindir al máximo de personal
¿Tiene hambre? Si usted no trabaja en una empresa tecnológica con una moderna cantina para empleados, podría parecerle que Silicon Valley (EEUU) le está poniendo dificil lo de comer fuera de casa.
Un reciente informe de The New York Times señala que los restaurantes están cerrando muy rápidamente allí. El problema, parece ser, ha sido provocado por la industria tecnológica: los alquileres al alza de la zona limitan los márgenes, y empresas como Facebook y Google han estado reclutando cocineros y lavaplatos en masa para trabajar en las cocinas que proporcionan las comidas de sus empleados. Los restaurantes familiares no pueden competir con los sueldos ni los beneficios de un gigante tecnológico, así que la industria se está quedando hueca, dejando tras sí sólo comida rápida y restaurantes caros.
La influencia de Silicon Valley también se está haciendo notar en otras zonas también. Eater informa de una nueva tendencia promovida por la tecnología, en forma de restaurantes sin sala de comedor. En un intento por superar los altos alquileres, algunos chefs están montando cocinas que sólo entregarán su comida a domicilio. Los clientes piden mediante una app personalizada, y la comida les llega hasta su propia puerta.
Foto: La nueva versión de una cafetería de máquinas expendedoras de Eatsa. Crédito: Justin Sullivan (Getty Images).
Mientras que la entrega de comida a domicilio no es algo nuevo, el concepto de proveedores exclusivos de reparto a domicilio de alta calidad sí lo es. Y la idea parece estar ganando impulso. El visionario culinario David Chang, que estableció la cadena de restaurantes Momofuk, ha abierto su propio restaurante virtual, llamado Ando, en la ciudad de Nueva York (EEUU). Bloomberg hasta llegó a sugerir que su modelo de negocio "podría salvar la comida de restaurante". Aunque Eater sí advierte de que el futuro de tales establecimientos dista mucho de estar garantizado. En parte porque temas como la calidad y el marketing son más complicados de ejecutar cuando el cliente está en remoto.
Incluso si los restaurantes siguen abiertos y mantienen sus comedores, la automatización está cada vez más preparada para afectar a las plantillas. Restaurantes como Inamo de Londres (Reino Unido) emplean mesas interactivsa que permiten a los clientes pedir su comida (además de ajustar la iluminación de la mesa o encargar un taxi para la vuelta a casa). Y el restaurante de quinoa Eatsa de San Francisco (EEUU) lo lleva un paso más allá: la experiencia está totalmente automatizada, por lo que no hay ningún camarero a la vista. Muchos más empleos en restaurantes serán engullidos por los robots en el futuro.
Está claro que la industria de la restauración no está a punto de abandonarnos: todos tenemos que comer y parece improbable que prescindamos de nuestras hamburguesas y sushi a favor de Soylent en un futuro próximo. Pero la tecnología sí parece estar transformando las normas a las que nos hemos acostumbrado.
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