Tecnología y Sociedad
Saldos de móvil, envíos por correo y otras formas de medir el bienestar del mundo
¿Cómo se calcula el desarrollo en un país en guerra o en uno sin recursos? Una investigación ofrece nuevas herramientas gracias a determinados flujos de bienes físicos y digitales
En 2012, Naciones Unidas acordó una serie de hitos para transformar el mundo para el año 2030. Estos incluyen erradicar la pobreza, acabar con el hambre y proporcionar cuidados médicos y educación a todas las personas del planeta. Estas metas, conocidas como Objetivos de Desarrollo Sostenible, son ambiciosas y difíciles; cumplirlas será complicado.
Uno de los principales retos es medir los progresos. Requiere algún método objetivo para evaluar la pobreza, la salud y el bienestar. En el mundo desarrollado, esto se realiza de forma regular con herramientas como las encuestas económicas y los censos de población.
Sin embargo, estos procesos requieren mucho tiempo y experiencia. Muchos países en desarrollo sencillamente no disponen de los recursos necesarios para ejecutarlos. Además, las encuestas y los censos son casi imposibles de realizar mientras exista un conflicto civil, alguna epidemia o una hambruna generalizada. Así que un hito importante será encontrar otra manera de medir las condiciones en estos lugares de una manera eficaz y fiable.
En años recientes, los investigadores han empezado a estudiar cómo determinados tipos de información fluyen por las redes en países de todo el mundo y cómo podría ser un sustituto para unas condiciones del mundo real. Por ejemplo, la forma que tenga la gente de comprar minutos para sus móviles es un potente reflejo de su estatus socioeconómico.
Así que una pregunta interesante es si este tipo de estudio podría reemplazar en gran medida los métodos tradicionales de determinar el estatus socioeconómico de una nación y, por consiguiente, de medir los progresos hacia la consecución de los objetivos de Naciones Unidas.
Hoy, recibimos una especie de respuesta gracias al trabajo de Desislava Hristova y unos compañeros de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), que han investigado cómo las redes de flujos digitales y físicos pueden proporcionar datos sobre el estado de las naciones. La respuesta, afirman, es que estas redes proporcionan unos indicios sorprendentemente detallados que resultan relativamente baratos de recabar.
Empiezan con varias redes conocidas que muestran el flujo de bienes e informaciones por todo el mundo. Estos incluyen la red de comercio mundial, la red internacional de vuelos, la red internacional de migraciones y la red traceroute de direcciones IP que muestra la topología de internet.
Además, han construido, por primera vez, una red internacional que demuestra cómo el correo convencional fluye por todo el mundo. Lo hacen con el uso de historiales digitales de correo procedentes de 201 países cedidos por la Unión Postal Universal desde 2010. Durante este tiempo, un total de más de 14 millones de artículos se han enviado por correo.
Hristova y su equipo construyeron esta nueva red utilizando a los países como nodos. Si un artículo se había enviado de un país a otro, trazaron una línea entre esos nodos. En total, esta red incluye más de 23.000 conexiones, que representan el 64% de todas las conexiones posibles. Es una red extremadamente densa, más de la mitad de los países tienen conexiones con otros más de 100 países.
Es interesante ver que el volumen de los flujos postales ha aumentado a un ritmo constante desde 2010 por el aumento del comercio electrónico y el consiguiente envío de los artículos comprados por este método. Por ese motivo, el equipo de Hristova sostiene que el flujo postal refleja este tipo de comportamiento económico. "Esto posiciona a los flujos postales como un indicador sostenible de actividad socioeconómica", afirma.
Otras redes también juegan este mismo papel como sustitutos de importantes indicadores socioeconómicos. La red de comercio global muestra el número y el valor de los productos vendidos entre países y por tanto representa una elección obvia como sustituto de la salud económica. La red internacional de vuelos está compuesta por todos los vuelos de pasajeros y de carga entre países y por tanto refleja las conexiones económicas y sociales entre ellos. La red traceroute de direcciones IP muestra la topología de internet y revela las conexiones entre países desde la perspectiva de la infraestructura digital.
En total, el equipo de Hristova utiliza seis redes de flujos digitales y físicos por todo el mundo. Una parte clave de su trabajo consiste en analizar la interrelación de los efectos de estas redes. Hristova explcia: "Nuestra hipótesis es que los países emparejados dentro de las mismas comunidades en distintas redes tienen mayores probabilidades de parecerse socioeconómicamente".
El resultado implica que si una red sólo cubre una región parcialmente, entonces otra puede ayudar a llenar los vacíos en el entendimiento socioeconómico correspondiente. Este proceso de solapar una red sobre otra se llama multiplexación. Y, para captar su efecto, el equipo de Hristova ha creado una métrica llamada "el grado global" que considera la influencia de todas las redes.
Para probar su funcionamiento, compararon cómo cada red incluye una serie de indicadores estándar del estatus socioeconómico como el PIB per cápita, la esperanza de vida, el Índice de Percepción de la Corrupción, la felicidad, el número de usuarios móviles, y así sucesivamente.
Varias redes se corresponden bien con indicadores concretos. Por ejemplo, el PIB per cápita y la esperanza de vida se relacionan de forma más estrecha con la red postal, la red de comercio mundial y las redes basadas en el protocolo IP. (De forma curiosa, la nueva red postal mantiene una fuerte correlación con la felicidad).
Sin embargo, la medida que resulta más predictiva es el nuevo indicador del equipo: el grado global. "Examinar las conexiones de un país al multiplexor global puede ser más indicativo de su perfil socioeconómico que el análisis de redes individuales", aseguran.
Es un trabajo interesante que podría ejercer una profunda influencia sobre la manera en la que los economistas, científicos sociales y políticos ven el mundo y cómo está cambiando. "Hemos demostrado cómo los flujos globales tanto de redes digitales como de redes físicas pueden contribuir a una mejor monitorización de los indicadores del desarrollo sostenible", escribe el equipo de Hristova.
Y señalan que es probable que este tipo de enfoque se vuelva aún más preciso en el futuro, mientras se posibilite el rastreo de elementos individuales con mayor facilidad con tecnologías como internet de las cosas.
Si Naciones Unidas va a efectuar cambios de la manera ambiciosa que tiene prevista, deberá disponer de métodos para medir los estándares de salud, riqueza y la vida en general. El trabajo del equipo de Hristova claramente representa un importante paso en esta dirección.
Ref: arxiv.org/abs/1601.06028: The International Postal Network and Other Global Flows ss Proxies for National Well-Being