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Cambio Climático

EEUU transforma sus viejas plantas de carbón en paraísos residenciales

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Google ha reconvertido otra en un centro de datos, pero la mayoría de ellas se abandonarán a su suerte

  • por Richard Martin | traducido por Teresa Woods
  • 01 Julio, 2015

Foto: La reurbanización de Google, con un presupuesto de 600 millones de dólares (unos 536 millones de euros), de la planta Widows Creek en Alabama (EEUU), podría establecer un modelo para la reutilización de plantas de carbón en desuso.

A pesar de la decisión de la Corte Suprema estadounidense, de 5 votos a 4, para invalidar el Plan de Energía Limpia de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) para restringir el uso de mercurio y otros contaminantes de las plantas existentes de carbón (ver El Tribunal Supremo invalida los límites de la EPA sobre el mercurio), el cierre de plantas de carbón anticuadas sigue en aumento. Según un informe reciente de Bloomberg New Energy Finance, estamos entrando en "la oleada más grande de cierres de [plantas] de carbón de la historia de Estados Unidos", con el cierre planificado de 23 gigavatios de capacidad a carbón este año, y un total de 50 gigavatios para el año 2020.

Dejando de lado las regulaciones gubernamentales, el declive de la energía a carbón está siendo impulsado por fuerzas de mercado: más del 90% de estas plantas tienen más de 20 años; muchas son aún más antiguas. La revolución del gas de esquisto ha convertido la quema de gas natural, que supone una fuente mucho más limpia de calor para la generación de energía que el carbón, en un método al menos tan económico como el carbón en muchos casos. Aunque el Gobierno federal no obligue a las empresas energéticas a dejar el carbón de lado, el mercado y presiones públicas por parte de los consumidores las están empujando hacia fuentes más limpias de energía.

Esto plantea una pregunta desconcertante: ¿qué vamos a hacer con todas las antiguas plantas de carbón?

Las plantas de carbón tienden a ser muy sucias, ubicadas en medio de la nada (nadie quiere vivir cerca de una planta de carbón), y llenas de maquinaria abandonada que debe retirarse. Los edificios en desuso deben ser arrasados. Por otro lado, por definición están bien alimentadas desde la red eléctrica, a menudo se encuentran a orillas de un río, y suelen estar en zonas que están ansiosas por establecer un nuevo desarrollo económico.

Todo esto es aplicable a Widows Creek, una planta de carbón al norte del estado de Alabama (EEUU), propiedad de la Autoridad del Valle de Tennessee (AVT) que se cerró como parte del acuerdo extenso de aire limpio de 2011 entre el AVT, la EPA y otras organizaciones medioambientales. Esta semana Google anunció que convertirá esta planta de carbón en un centro de datos alimentado 100% con energías renovables. Si todo sale según el plan, esto podría convertirse en una rara y pura victoria en la transición que pretende dejar atrás el uso de combustibles fósiles: Google consigue un emplazamiento abandonado con amplias infraestructuras; las comunidades colindantes reciben un nuevo impulso económico; el clima consigue una reducción de millones de toneladas de emisiones de efecto invernadero cada año.

Sin embargo, como señala James Surowiecki en la última edición de MIT Technology Review, la estrategia de "Espera-que-ya-lo-hará-Google" no funcionará en todas partes. Estados, ciudades y comunidades rurales a lo largo del país se enfrentarán al desmantelamiento, la rehabilitación y reutilización o la demolición de cientos de viejas plantas de carbón durante el próximo par de décadas. Las empresas energéticas no disponen de capital suficiente para realizar estos trabajos por su cuenta. No todas se convertirán en centros de datos limpios y punteros.  

Afortunadamente, ya existen algunos ejemplos alentadores de plantas de carbón creativamente reutilizadas.

Quizás el más conocido sea el proyecto Seaholm de Tejas (EEUU). Ubicada a orillas del lago Lady Bird en el centro de Austin, la Planta Energética Seaholm de 100 megavatios se cerró en 1996. Hacia mediados de la década de 2000, el Ayuntamiento reurbanizó el solar, convirtiéndolo en un complejo comercial, empresarial y residencial de 100 millones de dólares (lo que equivale a unos 90 millones de euros) en torno al edificio Art Deco de la planta. La promotora Southwest Strategies Group dio la bienvenida al primer inquilino importante, el proveedor de software médico Athenahealth, en febrero de este año.

El año pasado, el Ayuntamiento de Sacramento (EEUU) aprobó la financiación para el Powerhouse Science Center, un museo y complejo de educación científica y tecnológica en el emplazamiento de la antigua estación B, una planta de Pacific Gas & Electric que se construyó en 1912. El proyecto de 89 millones de dólares (unos 80 millones de euros), que incluirá un recinto ferial, un planetario, un laboratorio medioambiental y una cafetería al aire libre a orillas del río Sacramento, tiene planificado el comienzo de las obras para este año.

Uno de los proyectos más ambiciosos de rehabilitación de plantas de carbón será el Potomac River Green, en el emplazamiento de la Estación de Generación de Energía del Río Potomac al sur de Alexandria (EEUU) que se cerró en 2012 tras años de protestas y batallas legales con ecologistas. Liderado por la Fundación para Cielos Estadounidenses Limpios, el resultado de la rehabilitación de 450 millones de dólares (unos 403 millones de euros) será un barrio mixto dotado de pisos, comercios, instalaciones recreacionales, un hotel y la generación in situ de energías renovables.

"Transformará uno de los emplazamientos industriales más sucios de Alexandria en un barrio próspero y sostenible del siglo XXI", dicen los promotores, y "creará cientos de empleos y 500 nuevas viviendas a orillas del río, generará millones de dólares en nuevos ingresos fiscales, y abrirá el acceso a una larga franja de propiedades frente al río que llevaban cerradas al público desde la década de 1930".

Eso es básicamente el resultado ideal en cuanto a la reutilización de antiguas plantas de carbón. No todos los proyectos tendrán tanto éxito; algunos, sin duda, se convertirán en elefantes blancos, con un alto coste para los contribuyentes. Y algunas plantas de carbón simplemente se abandonarán para que se oxiden allá donde estén, monumentos en descomposición de la era de los combustibles fósiles. 

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