Un revolucionario descubrimiento de OvaScience rejuvenece los óvulos y facilita la fertilidad en mujeres cuyos tratamientos 'in vitro' fracasaron
Durante años, los investigadores han creído que las mujeres nacían con todos los óvulos del los que dispondrían durante toda su vida. Esto – y el hecho de que la calidad de los óvulos disminuye cuando la mujer llega a la cuarentena – nos hacía suponer que la infertilidad era inevitable superada cierta edad. Pero en 2004, Jonathan Tilly y otros investigadores del Hospital General de Massachusetts (EEUU) demostraron que los ovarios contienen células precursoras que podrían, en teoría, madurar hasta convertirse en óvulos nuevos o emplearse para mejorar la salud de óvulos existentes.
Ahora la empresa que cofundió Tilly, OvaScience - que figura en el puesto número 11 de la lista de las 50 empresas más disruptivas del 2015 – está desarrollando tratamientos para las parejas con problemas de fertilidad. En su primer enfoque ya comercializado, mitocondrias productoras de energía son transferidas desde células precursoras hasta óvulos maduros para rejuvenecerlos. Estos óvulos se emplean después en la fecundación in vitro (IV). En mayo, nació el primer bebé concebido por padres que probaron este enfoque. La CEO de OvaScience, Michelle Dipp, habló con la colaboradora de MIT Technology Review Amanda Schaffer.
¿Qué necesidad aborda la tecnología de OvaScience que no trate la fecundación in vitro convencional?
Una de cada seis parejas a nivel mundial lucha con problemas de infertilidad, y por desgracia el estándar de los cuidados, que con frecuencia consiste in la fecundación in vitro, falla a menudo. Nuestro objetivo es hacer frente a la causa subyacente de la infertilidad y la causa del fracaso del tratamiento convencional, que a menudo consiste en óvulos no sanos. Ahora sabemos que las mujeres disponen de células precursoras de óvulo en el forro exterior de los ovarios. Estamos desarrollando varios tratamientos que emplean estas células precursoras de óvulos. En uno de estos tratamientos, que ya se ha lanzado al mercado, añadimos mitocondrias a los óvulos. En otro enfoque, que aún es considerado experimental, trasladamos células precursoras de óvulos al centro del ovario para que maduren hasta formar óvulos durante la fecundación in vitro. En un tercer tratamiento, también experimental, cogemos las células precursoras y las convertimos en óvulos fuera del cuerpo de la paciente.
¿Deberían estos tratamientos cambiar nuestro concepto del reloj biológico?
Mientras madure una mujer, aún dispone de estas células precursoras frescas, jóvenes y sanas. Parece que estas células no envejecen por encontrarse en una zona que carece de un buen riego sanguíneo, por lo que permanecen inactivas. Sí creo que este descubrimiento debería cambiar nuestras suposiciones acerca de la fertilidad y el envejecimiento.
Entonces, ¿hasta qué momento de su vida podría quedarse embarazada una mujer?
Acaba siendo una conversación entre médico y paciente acerca de la edad a la que se pueda someter a una fecundación in vitro, y la mayoría de las clínicas tienen ciertas maneras de contemplar el tope de edad permitida. Normalmente sobre la etapa de la menopausia empieza a complicarse el asunto. Las mujeres deben recibir hormonas además de la fecundación in vitro para concebir.
¿Ves alguna limitación en cuanto al número de personas que se puedan beneficiar de esta tecnología?
Más mujeres esperan formar familias. Cuando observas los mercados emergentes, como América Latina y Oriente Medio, son cada vez más mujeres las que reciben una educación universitaria, las que buscan un postgrado especializado, las que viajan fuera de su país para recibir estas acreditaciones. [Por ser más mayores cuando comienzan a intentar concebir] aumenta la infertilidad además de la tasa de fecundaciones in vitro, y se espera que la demanda aumente aún más en el futuro. Se proyecta que el mercado global supere los 20.000 millones de dólares (unos 18.000 millones de euros) para el 2020.
Este tratamiento es caro – 15.000 dólares (unos 13.400 euros) que se suman al coste de la fecundación IV. ¿No supondrá el coste una limitación importante para el acceso al tratamiento?
Esto ya sucede con los tratamientos de fecundación IV de por sí. Son muchas más las parejas que sufren de infertilidad que las que buscan tratamiento, porque se lo pagan de su propio bolsillo. [Pero] bastantes médicos ofrecen el tratamiento pro bono en países donde los pacientes lo tienen difícil para acceder a la fecundación IV.
Vuestro primer tratamiento no se comercializa en Estados Unidos. ¿Reside el futuro de la empresa sobre todo en el extranjero?
Desde luego eso es lo que siempre ha dictado el mercado. El ritmo de crecimiento de la fecundación IV en Europa ronda el 10%. No existe crecimiento en Estados Unidos. Dicho esto, nuestra misión es llevar nuestros tratamientos a mujeres en todas partes, y eso incluye Estados Unidos. Pero me temo que no puedo comentar acerca de lo que necesitaríamos hacer para conseguir la aprobación allí.
¿Cuánta fuerza tienen las pruebas que demuestran la eficacia de vuestro tratamiento, teniendo en cuenta la ausencia de ensayos aleatorios controlados?
Nuevos datos demuestran que las mujeres que se habían sometido sin éxito a tratamientos anteriores de fecundación IV y luego recibieron nuestro tratamiento aumentaron las probabilidades de concebir. Esto nos ha animado mucho. Puesto que estas mujeres ya habían probado la fecundación IV, sirven como su propio grupo de control.
Los tratamientos de fertilidad no son medicamentos. Por supuesto los medicamentos son analizados mediante ensayos aleatorios controlados, pero estos son procedimientos quirúrgicos.