La 'start-up' Voxel8 está usando sus conocimientos en materiales para ampliar las capacidades de la impresión en 3D
Foto: El cuadcóptero impreso por Voxel8.
Tres de los cofundadores de Voxel8, una spin-off de la Universidad de Harvard (EEUU) me están enseñando un juguete que han hecho. En el espacio de laboratorio de la empresa, que consiste en un par de mesas de trabajo abigarradas en una gran nave que comparte con otras start-ups, un cuadcóptero despega y sobrevuela montones de cables, equipos informáticos, tazas de café y partes de repuesto.
Voxel8 no tiene intenciones de entrar en el mercado de los juguetes. Este dron, que cabe en una mano, sirve para demostrar las capacidades de la nueva tecnología de impresión en 3D de la empresa. Lo que Voxel8 ha desarrollado es una máquina capaz de imprimir tintas muy conductoras para poder crear circuitos junto con el plástico impreso. Así se puede pasar de las placas de circuitos convencionales, cuyo tamaño y forma restringen lo que se puede hacer con los diseños, y añade más volumen a los dispositivos.
La tinta conductora no es más que uno entre los numerosos materiales que Voxel8 planea usar para transformar la impresión en 3D.
La nueva tinta no sólo es muy conductora y se puede imprimir a temperatura ambiente, sino que se queda donde se coloca. Voxel8 usa tinta para conectar los componentes convencionales, como chips de ordenador y motores, y para fabricar algunos componentes electrónicos, como las antenas.
La empresa ha fabricado el cuadcóptero imprimiendo su cuerpo plástico capa a capa, cambiando en algunos momentos a imprimir líneas conductoras que quedaban incrustadas en las sucesivas capas de plástico. En determinados momentos del proceso, el equipo de Voxel8 para la impresora, añade un componente de forma manual, por ejemplo un LED, y vuelve a arrancar la impresora.
Foto: La impresora en 3D de Voxel8.
El juguete que me enseñan parece algo que se podría hacer usando métodos convencionales. El verdadero objetivo es trabajar con los clientes para descubrir nuevas aplicaciones que sólo se puedan hacer mediante impresión 3D. Un vídeo creado por la compañía empieza preguntando: "¿Qué harías si pudieras imprimir electrónica en 3D?". Aunque los fundadores de la empresa tienen algunas ideas, no saben para qué será especialmente útil esta tecnología.
El plan de negocios de Voxel8 es empezar vendiendo tinta conductora y una impresora 3D de sobremesa. La máquina está diseñada principalmente para producir prototipos, no para fabricar grandes cantidades de producto terminado. Sin embargo, el objetivo a largo plazo de la empresa es crear equipo de fabricación industrial capaz de imprimir grandes cantidades de materiales especializados de forma simultánea, lo que dará lugar a nuevas clases de dispositivos.
Los fundadores tirarán de una gran colección de materiales novedosos -junto con estrategias para diseñar materiales nuevos- desarrollados a lo largo de la última década por una de las cofundadoras, Jennifer Lewis, profesora de ingeniería inspirada en la biología en la Universidad de Harvard (ver TR10: Microimpresión en 3D).
Una clave de la experiencia de Lewis es cómo diseñar materiales que fluyan estando sometidos a una presión, por ejemplo dentro del inyector de tinta de una impresora, pero que se solidifican inmediatamente cuando se retira la presión. Esto se hace diseñando partículas microscópicas que forman redes espontáneamente que mantienen el material fijo. Estas partículas se pueden hacer de distintos materiales: materiales estructurales fuertes capaces de sobrevivir a altas temperaturas, pero también resinas epoxi, cerámica y materiales para resistencias, capacitadores, baterías, motores y electroimanes entre muchos otros (ver Baterías impresas).
"Las posibilidades a largo plazo son producir cantidades casi infinitas de materiales que se impriman con una resolución extremadamente detallada", afirma el cofundador y encargado del hardware, Michael Bell. "Es mucho más interesante que imprimir un único material".