Unos investigadores manipulan neuronas de ratones para crear un recuerdo falso; el trabajo podría servir para comprender mejor cómo se forman las memorias.
Foto: las neuronas rojas son las células cerebrales en el hipocampo de un ratón que llevan un nuevo recuerdo de un lugar concreto.
Unos investigadores han creado recuerdos falsos en ratones mediante la manipulación de las neuronas que contienen el recuerdo de un lugar. El estudio demuestra una vez más lo poco fiable que puede ser la memoria. También establece las bases para comprender el comportamiento de las células y los circuitos que controlan la memoria, y algún día podría ayudar a los investigadores a descubrir nuevas formas de tratar las enfermedades mentales influidas por la memoria.
En el estudio, publicado por la revista Science el jueves pasado, los científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés, EE.UU.) demuestran que pueden modificar un recuerdo y hacer que un ratón crea que ha vivido algo que no ha vivido. Susumu Tonegawa, neurocientífico del MIT, y miembros de su laboratorio usaron ratones manipulados genéticamente de tal forma que determinadas neuronas se activan mediante la aplicación de un destello de luz; esta técnica permitió a los investigadores activar un recuerdo que hacía que el ratón creyera que había sufrido shocks eléctricos en determinada caja, aunque dicho suceso no hubiera tenido lugar. "El proceso de la memoria no se parece en nada a una grabación", explica el primer coautor del estudio, Steve Ramirez. "Es muy maleable y susceptible a incorporar nueva información".
Los resultados son realmente "impresionantes", afirma Sheena Josselyn, neurocientífica del Hospital Infantil de Toronto (Canadá). "Demuestran que en realidad tus recuerdos solo son la actividad de distintas células y basta con activar algunas células para sustituir algo que realmente sucedió por otro recuerdo distinto", afirma. "Hace tiempo que se le da vueltas a esta idea, pero establecer una teoría y demostrarla son dos cosas distintas".
Los avances en los métodos y la tecnología en la neurociencia permiten a los investigadores una comprensión sin precedentes de la base biológica de los recuerdos. En los últimos años, los investigadores han desvelado detalles sobre los componentes moleculares y celulares de la creación de la memoria, y el idioma eléctrico usado por las células para recordar (ver "Un primer paso hacia una prótesis para la memoria").
En términos más generales, gracias a estos avances, los neurocientíficos pueden exploran el proceso cognitivo humano en su origen molecular y celular. Algún día estos conocimientos en profundidad podrían dar lugar a tratamientos nuevos y mejores, como implantes de memoria que sustituyan los recuerdos perdidos (ver "Implantes de memoria") o nuevos fármacos que potencien la reconsolidación de memoria.
Anteriormente, este equipo del MIT ya había demostrado que era capaz de señalar con precisión la localización y el montaje de las células que llevan un recuerdo y que activando esas células se estimula la recuperación de recuerdos en ratones. Para crear el recuerdo nuevo, falso, el equipo de Tonegawa activó el recuerdo de un ratón de un lugar seguro al mismo tiempo que el animal recibía descargas en los pies, transformando así el recuerdo original.
Para empezar, el equipo usó trucos genéticos para etiquetar las células cerebrales involucradas en el recuerdo de una cámara segura y neutral para el ratón. Al día siguiente colocaron al animal en una segunda cámara, un entorno completamente distinto. Allí, el animal recibió descargas en los pies al mismo tiempo que los investigadores mandaban flashes de luz que reactivaban el recuerdo de la primera cámara, inofensiva. Cuando se volvió a colocar al animal en la primera cámara, se quedó paralizado por el miedo, una indicación clara de que recordaba haber recibido descargas en esa cámara, aunque eso nunca hubiera sucedido. "Se formó un recuerdo falso", afirma Ramirez.
Uno de los objetivos a largo plazo para el estudio es poder identificar nuevos métodos para ayudar a pacientes con desórdenes cognitivos. "No es porque queramos implantar o 'instaurar' una experiencia falsa en la mente humana, sino porque con el tiempo podría servir para desarrollar métodos que reduzcan las anomalías cognitivas asociadas con enfermedades psiquiátricas, como los delirios que experimentan los pacientes con esquizofrenia", afirma Tonegawa.
El trabajo también explora los mecanismos a nivel celular y de circuitos de la memoria. para el recuerdo de cada cámara se activó una colección distinta de neuronas del hipocampo. El equipo también descubrió que no todas las regiones del hipocampo son iguales, la técnica funcionó en una subregión, pero no en otra, lo que indica que cada subregión tiene un papel diferente en los pasos de crear y procesar recuerdos.
En el ratón, el recuerdo falso se crea básicamente mediante el mismo mecanismo celular que sirve a los recuerdos reales, explica Tonegawa, lo que explica por qué la gente con recuerdos falsos puede estar tan convencida de que son reales. "La memoria humana puede ser muy poco fiable", sostiene Tonegawa. "En un marco legal, los testimonios basados en recuerdos deberían tener mucho menos peso".
Josselyn está de acuerdo en que los resultados implican que los recuerdos falsos no son tan infrecuentes como podría parecer. "En determinado punto no deberíamos fiarnos de nuestros recuerdos, porque algunas cosas que recordamos no sucedieron en realidad", afirma. Este nuevo estudio demuestra que ni siquiera hace falta pensar en un recuerdo para cambiarlo. "Simplemente activas las células", afirma Josselyn.
El próximo paso será usar la tecnología de implantación de recuerdos para intentar arreglar aspectos no deseados de la función cerebral, como la depresión y la ansiedad, ambas caracterizadas por la intrusión de recuerdos no deseados o una incapacidad para asociar sentimientos positivos con los recuerdos. La manipulación directa de los recuerdos en humanos exigiría tecnologías nuevas menos invasivas, puesto que las técnicas optogenéticas usadas en este estudio requieren la manipulación genética mediante virus de las neuronas y una fuente de luz implantada en el cerebro mediante cirugía.
Pero los investigadores esperan que algunos hallazgos del estudio puedan acabar usándose para ayudar a la gente. "Si de verdad podemos editar una memoria, quizá podamos editarla en beneficio del paciente", afirma Ramirez.