Las aplicaciones para teléfono inteligente que envían mensajes que se autodestruyen son cada vez más populares.
Lo has escuchado incontables veces: cualquier cosa que subas a Internet, o cualquier mensaje que envíes -ya sea un texto aparentemente inofensivo o una foto sacada cuando estabas borracho- pueden volver para atormentarte.
Pero, ¿tiene que ser así necesariamente? Hay un número cada vez mayor de start-ups, encabezadas por la aplicación para compartir fotos Snapchat, que retan esta idea con aplicaciones que te permiten enviar texto y mensajes multimedia que -igual que en Misión Imposible o Inspector Gadget- se autodestruyen rápidamente (sin la explosión, evidentemente). Hasta Facebook se ha apuntado al carro, lanzando una aplicación que copia a Snapchat llamada Poke para mandar notas, fotos y vídeos a los amigos.
Que la tecnología permita enviar y recibir mensajes con fecha de caducidad no es algo nuevo, pero estas aplicaciones ofrecen una forma muy sencilla de ejercer el control sobre tus datos en un mundo en el que todo lo que haces en línea queda documentado en la Web. Si sigue aumentando su popularidad, estos medios efímeros podrían llegar más lejos y ampliarse incluso a algunas de las redes sociales que ahora mismo minan todos nuestros movimientos para conseguir colocar anuncios en línea dirigidos.
"Uno de los motivos por el cual estos servicios son tan populares es que nos recuerdan una época en la que el contexto era lo único que importaba", afirma Lee Rainie, director del Proyecto Internet y La Vida Americana del Centro de Investigaciones Pew (EE.UU.). "Simplemente estás compartiendo una cosa pequeña que desaparece una vez compartida".
Esa era la idea que había detrás de Snapchat, una aplicación para teléfono inteligente creada en 2011 por Evan Spiegel y Bobby Murphy siendo estudiantes de la Universidad de Stanford (EE.UU.). La aplicación gratuita, caprichosamente decorada con una mascota fantasma sonriente que saca la lengua, permite al usuario sacar una foto o un vídeo y mandárselo a amigos que pueden verlo durante 10 segundos.
El receptor de un mensaje de Snapchat debe mantener el dedo puesto sobre la pantalla del teléfono, lo que dificulta, aunque no imposibilita del todo, poder sacar un pantallazo (y si esto sucede, se avisa a la persona que envió la imagen). Pero esta característica no le ha hecho perder popularidad. En diciembre del año pasado, sus usuarios compartían 50 millones de imágenes diarias, y desde entonces esa cifra ha subido a los 100 millones. Snapchat, que no ha querido hacer declaraciones para este artículo, no presenta cifras de usuarios, pero el miércoles pasado era la séptima aplicación gratuita para iPhone más popular y la vigésima más popular en el caso de Android.
Jeremy Liew, socio en la firma inversora en Snapchat, Lightspeed Venture Partners, explica su rápido auge como consecuencia del malestar creciente de la gente respecto a compartir sus vidas en Facebook, Instagram y Twitter. Algunos críticos denuncian que Snapchat es una herramienta para el sexting, pero Liew señala que la mayoría de las imágenes se mandan durante el día, lo que hace que sea improbable que se esté compartiendo demasiado contenido picante. "A la gente ya le apetecía la posibilidad de usar un canal que se pareciera menos a un medio de comunicación masivo, un lugar donde pudieran ser más íntimos, crudos y auténticos", afirma.
Snapchat no es la única start-up que se beneficia de este aparente cambio de actitud. Wickr, una start-up cofundada y dirigida por una experta en seguridad y organizadora de Defcon, Nico Sell, también gana usuarios para su propia aplicación de mensajes autodestruidos.
A Sell, quien afirma que no se acerca a Facebook por la forma en que recolectan información personal sobre los usuarios, se le ocurrió la idea para Wickr hace dos años como una forma de permitir a familia y amigos compartir fotos y mantener conversaciones sin entregar además datos personales.
Wickr permite a sus usuarios enviar mensajes de texto encriptado, audio, vídeo o foto que el receptor puede leer durante seis días antes de que se evaporen. Puedes adjuntar documentos de servicios de almacenaje en línea como Google Drive o Dropbox y a esto pronto se añadirá la posibilidad de hacer llamadas VoIP seguras. Aunque en la actualidad solo está disponible para el iPhone, este verano llegará la versión para Android. Se pueden sacar pantallazos, pero es bastante difícil para cualquier cosa que vaya más allá de un mensaje de texto, puesto que para ver una imagen tienes que tocar un icono en forma de cámara en la parte de abajo de la pantalla y mantener el dedo completamente quieto para mantener la imagen en la pantalla. Intenté varias veces -y fracasé- sacar un pantallazo de una foto que me envió Sell.
"Puedo mandar una foto que saque yendo por la calle de alguna tontería que no es una foto bonita y tiene más que ver con el momento, sabiendo que desaparecerá", explica Sell. "Es muy liberador".
Los mensajes autodestruidos podrían ser muy populares más allá del contexto social y podrían ser rentables si se convence a las empresas de que paguen por el servicio. Otra empresa, Gryphn, que lanzó una aplicación gratuita para Android en febrero de este año (pronto saldrá la versión para iPhone), está viendo mucho interés por parte de usuarios de pago empresariales, incluyendo hospitales, un departamento de policía y una institución financiera.
Bobby Saini, cofundador y director de marketing de Gryphn, cree que el interés está relacionado con la tendencia a que "cada cual lleve su propio aparato al trabajo", por la que muchas empresas están dejando de obligar a sus empleados a llevar Blackberrys (aparatos reconocidos por su seguridad a la hora enviar mensajes) de empresa.
En Android, la aplicación de Gryphn sustituye la aplicación de mensajes SMS que viene instalada y encripta los mensajes salientes y descodifica los entrantes. La aplicación no permite a los usuarios sacar pantallazos y la encriptación impide que el receptor del mensaje lo guarde o reenvíe, y fijar la destrucción de un mensaje con foto poco después de que haya sido visto.
Aplicaciones de empresa como Gryphn también podrían ayudar a las compañías a cumplir con distintas leyes que dictan cuánto tiempo deben conservar determinada información, por ejemplo los mensajes relativos a la venta hecha por un bróker de las acciones de un cliente. Wickr también cumple con una serie de reglas sobre las comunicaciones que afectan a los usuarios empresariales.
Además, Gryphn puede distinguir si estás hablando con un compañero de trabajo en un mensaje o con tu marido, afirma Saini, y saber cómo archivar y colocar solo la conversación con tu compañero en los archivos de movimientos de la empresa.
Si las empresas de mensajes efímeros crecen en popularidad tanto entre consumidores como entre empresas, es más probable que estas capacidades se pasen a otras aplicaciones y servicios. "Creo que los datos efímeros son el futuro. En el futuro, todas las aplicaciones de mensajes, sociales y de comunicación tendrán capacidades de autodestrucción", afirma Sell. "Ahora que lo hemos hecho, es muy evidente".